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Mensaje por Helene K. Fickzó Vie Sep 06, 2013 6:19 pm

El corazón le late con frenesí en su pecho, se da media vuelta nuevamente en su cama. Quería dormirse, estar desvelada pensando en él no era de dios. Se levantó de la cama, harta de luchar contra el impulso de encarar lo que sucedía. Entrelazó sus dedos a su espalda, paseando por su habitación cual león enjaulado que se exhibe al público. Incluso se muerde el dedo, no comiéndose la uña como alguien falto de higiene sino más bien con nerviosismo expresado en su máxima potencia. ¿Por qué estaba así? ¿Qué clase de hechizo o maleficio vudú le hizo ese hombre a la pequeña Fickzó? Día y noche imaginando cosas, junto a él. No se lo sacaba de la mente por mucho tiempo y de un modo u otro todo lo que hacía terminaba relacionado con él. Lavaba los platos y la tonta se imaginaba al chico sentado en su mesa con una sonrisa arrogante. Hace dos días casi arrolla a una mujer mayor con su camioneta por estar inhalando la colonia del chico en moto a su lado, la misma colonia que Drake usaba. Enfermizo, eso era todo aquello.

Tamborileó los dedos contra la superficie de la cómoda, observando el vacío. Un punto final era lo que le iba a poner a esa racha de pensamientos que tenía. Estúpido hombre que solo vino a causar problemas y nada más. Salió de la habitación, y se tuvo que regresar al darse cuenta que salía en pijamas de verano, esas que solo constan de la camiseta y la ropa interior de abajo. Tomó sus cosas y se metió a la ducha, seguro eso le iba a hacer mejor. Si, era eso. Quizás la ducha más larga que se ha dado en su vida, se mimó de todos los modos. Llenó la tina con sales de baño aromatizadas y se sirvió vino y uvas. Escuchando de fondo a Vivaldi fue capaz de dejar a un lado aquella idea psicótica de estar atada emocionalmente a un hombre que odiaba. O solo se estaba confundiendo “Es difícil definir entre el odio y el amor” pensó, sacudiendo la cabeza “¿Amor? Pfff, patrañas. El amor es algo psicológico, no existe. Son solo ideas de la sociedad de imbéciles. Puede que si, químicamente algo me atrae a él. Pero, no lo otro. No seas tonta Neens.

Y así fue como su paraíso personal pasó a ser un infierno. Suspiró saliendo del baño envuelta en una toalla, y se vistió. Nunca usaba vestidos, eran raras las veces que lo hacía pero ese día se antojó de usar uno. Era color esmeralda. Encajaba tan perfecto en su esbelta silueta como un anillo hecho a la medida del dedo. Acentuaba las curvas necesarias y le daban el toque de mujer coqueta y a su vez, de niña buena. Un arma mortal a la hora de verse. La seda acaricia su piel cual amante, ella solo sonríe. Salir de fiesta sería algo bueno. Más que bueno, sería algo fenomenal.  Dejó su cabello desordenado que acentuaba su look de fiera indomable. Lo cierto es que ver a aquella chica en esos momentos era una mar de cosas de las que te percatabas y enamorabas. Capaz es muy común creer que es imposible lucir dos cosas opuestas al mismo tiempo, pero aquel cuerpo angelical era la encarnación misma del diablo con una gracia que ni dios podría igualar. Ojos delineados con creyón negro emanan esa arrogancia y poder de la aristocracia, el desdén al resto de los humanos que son menos que ella. Pero esa sonrisa tan dulce y compasiva te atraía a ella cual imán al metal. El hipnótico mover de sus caderas despiertan la lujuria en quien le mire con fijeza y su porte recto la envidia de las mujeres que sepan del tema de la clase.

Dos personas en un mismo cuerpo, nunca sabías cuando estabas lidiando con la buena o mala versión de ella. Solo que ese enigma estaba latente invitándote a precipitarte, a saltar al mar abierto sin saber si el dios poseidon se pondría a tu favor y sobrevivirías a los caprichos de este. Caminó hasta su hermosa camioneta negra, fijando el rumbo a la discoteca. Seguramente encontraba a una de sus sabrosas ahí, esas mujeres eran tan arroceras como nadie. Bueno, con modestia aparte ellas eran el alma de la fiesta y de eso no había duda. Todo iba viento en popa, su mente despejaba estaba puesta en un objetivo y solo uno: Llegar a la discoteca y divertirse. Y eso hizo, el parquero le dedicó una mirada admiradora a la joven al bajar del auto, tragando saliva con nerviosismo, pero ella ni le ve. No, está demasiado ocupada intentando estar ocupada. Pasa directo a la zona V.I.P del local, recostando su cuerpo en uno de los sillones. Como lo había previsto, una de sus conocidas estaba allí, no recordaba su nombre pero la voz de la pelirroja se elevó sobre el sonido de la música diciéndole que estaba guapa.

Los minutos pasan, tik tok hace el reloj y mientras más comparte con la chica más se da cuenta de cuanto quiere irse a su casa. Suspira con pereza, aburrida observando a la chica. Finalmente le dice que se quiere ir que está aburrida, pero la chica enseguida salta con que hay una fiesta por la casa de su novio y que si le daba un aventón y se les unía. Helene siendo Helene, le habría mandado bien ida a la mierda; sin embargo cuando el tercer trago comenzó hacerle volver a pensar en Drake, accedió a llevar a la pequeña a aquella fiesta del demonio y unirse. Condujo siguiendo las indicaciones; apretando las manos al volante con tal fuerza que sus nudillos se decoloraron.  De todos los lugares que puede tener la casa del novio de la chica, el de esta pendeja vivía en el mismo lugar que Drake. Le dolió la cabeza, mandando a bajar a la chica porque ella se arrepintió de ir. Le tuvo que gritar que se largara para que la dejara en paz. Como se amargaba ella con los tragos y su terquedad.
Si bien algo la trajo hasta allí, fue por algo. Debía de ser por algo ¿No? Se bajó del auto, armada de valor. Ni se atrevió a tocar, sabía muy bien como entrar y en donde estaba la llave de emergencia. Penetró en el penthouse, sintiendo por primera vez la cobardía arder en sus venas, dio media vuelta para irse de allí antes de ser vista o por él o por una de sus chicas. Además ¿Qué tenía que hacer ella ahí? ¡Nada! “¡Huye!” se grita, pero no se puede ni mover. Cede, cierra la puerta a su espalda y camina a la enorme ventana con esa vista tan perfecta. Quizás si tenía suerte, él había sido invitado a la fiesta de su vecino y no estaba en casa. Contuvo el aire, cuando escuchó que no es estaba sola, girándose para ver de quien se trataba. Se puso nerviosa,.

Mierda.  


Última edición por Helene K. Fickzó el Vie Sep 13, 2013 8:14 pm, editado 1 vez
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Mensaje por Drake J. Novogratz Vie Sep 06, 2013 7:22 pm

Un día largo, oh no eso era poco para poder describir lo que había sido aquel día, pesado cual yunque cayendo en el aire, tan trumatico como ver a tus papas teniendo relaciones en una noche de lluvia estruendosa, el moreno había tenido que estar de un lugar al otro durante todo el día, al parecer las personas no podían hacer nada sin que el estuviera presente, al parecer tdo se iba a aplicar como decía el dicho “si quieres que algo se haga bien debes hacerlo tu mismo” eso se repetia el moreno mientras llenaba por cuarta vez en el día su tanque de gasolina, solo deseaba que la luna saliera diciéndole al sol que ya era hora de descansar, y que ella tomaría su lugar, solo en ese momento el moreno seria libre de ir a donde el quisiera, y sinceramente en ese momento solo tenia cabeza para una sola cosa, llegar a casa, tirarse en su comoda cama y entonces poder descansar.

Como luz al final del tunen lo ultimo en su día había terminado dejando que el moreno fuera libre, de hacer o deshacer lo que quisiera sin tener al reloj corriendo detrás de el porque debía de apresurarse o no llegaría a su próxima reunión, como deseaba volver a la universidad, a sus días traquilos en el campus, aquellos años de su vida en los que estaba mas tranquilo y relajado que nunca. Cuando empezó a hacer su yoga, entre otras actividades físicas que lo mantenían despejado y con un gran humor, a pesar de haber estudiado una gran parte de su vida, el trabajar no era miel sobre hojuelas aun cuando el era el jefe…con los nuevos proyectos no tenia tiempo ni de respirar aunque por alguna razón en sus pocos descansos y tiempo libre muy a su pesar había una cosa, o bueno una persona que se colaba cual polizonte de avión en sus pensamientos, lo hacia volar y sinceramente aquel sentimiento por momentos le hacia sentir bastante bien, alejado de sus problemas y pensando en la sonrisa de aquella chica, ¿deberia de estar pensando en ella? No a decir verdad el no pensaba que eso fuera asi, estaba claro que helene era su talon de Aquiles y a la vez su migraña mas persistente, como era que en un cuerpo tan pequeño pudiera haber tanta variedad de digamos que personalidades, no la entendia y estaba claro que nunca lo iba a hacer, lo que no le quedaba claro era…porque se colaba en sus pesamientos de aquella forma tan abrupta? ¿debia de preocuparse por estar enloqueciendo? Si seguramente aquello era lo que tenia que considerar…hacer una cita con un psicólogo lo mas rápido posible.

Hogar dulce hogar…fue la frace cliché que se había colado por su mente al pasar el umbral de la puerta, cerro esta detrás de el y entonces recordó que ese día un vecino suyo haría una fiesta, y que le había invitado pero no en ese momento no tenia ganas ni animos para ir, necesitaba dormir, relajarse porque si no no podría divertirse, si definitivamente no iría a la dichosa fiesta, por si bien físico no lo haría, luego de acariciar un poco a su perro tailon quien fue a darle la bienvenida oficial a la casa se fue a dar un baño, lo necesitaba, mientras estaba en la ducha de nuevo su polizona personal se cruzo por su cabeza, porque justamente en ese momento? Porque no lo podía dejar tranquilo? Mientras se lavaba el pelo se regañaba una y otra vez, “por dios drake pareces un carajito enamorado” se decía a si mismo mientras restregaba su cuerpo con el jabon, no tardo mucho estaba cansado, al salir tomo un pantalón de seda blanca que tuvo mas a la mano y se lo puso, asi nomas, sin bóxer sin nada le gustaba dormir libre aunque tuviera ropa, se metio en la cama y se arropo con las sabanas, al parecer tailon entendio la idea y se echo a su lado cerrando los ojos, drake le acaricio la cabeza y entonces se acomodo quedándose dormido.

Mientras dormia en sus sueños estaba de nuevo ella, y estaba vez el no podía hacer nada para evitarlo, todo parecía bien, un sueño normal sin nada del otro mundo por lo menos no al principio, el no solia tener sueños calientes por asi decirlo y aquel no era la excepción, simplemente se había subido un poco de tono pero no mas que unos besos algo pasados si no tendría problemas al despertar, por alguna razón sintió como tailon se movia en su cama, cosa que lo despertó ¿pero que le pasaba a ese perro loco? Lo escucho ladrar y como se bajaba de la cama con rapidez, como si alguien hubiera llegado, negó con la cabeza, que locura, los ladridos cesaron y entonces el se extraño…acaso si había llegado alguien? Se levanto de la cama y paso las manos por su cara, se había acostado con el pelo mojado por lo que en esos momentos seguía húmedo y algo despeinado, salio de la habitación sin siquiera ponerse sus pantuflas y entonces se sorprendio por lo que tenia frente a sus ojos…¿en serio? ¿helene en su casa? ¿Pero es que aun estaba soñando o que?.

Termino de bajar las escaleras que llevaban a la segunda planta donde estaban varios de los dormitorios y se le paro detrás, en aquel momento ella estaba consintiendo al perro y seguramente pensaba que el no estaba en casa, por su tranquilidad, cuando noto su presencia sonrio de forma ladina al ver su cara de sorpresa, ¿en serio no pensó que estaría en casa? Rio levemente antes de pronunciar palabra – helene flickzo…valla que bonita sorpresa…dime a que se debe el honor de tener en mi humilde morada? – pregunto mientras terminaba de acercarse a ella y dejarle dos besos en las mejillas bastante natural a decir verdad, ya que estaba recién bañado el olor de su cuerpo era una combinación del jabon de baño de la misma marca de su perfume y su propio olor corporal…el no era de los que demostraban nada, le intrigaba saber porque estaba ella hay, pero a decir verdad no le molestaba su presencia – ahora me encantaría saber como has entrado y porque no me avisaste que venias? Acaso me querias dar una sorpresa? Déjame decirte que lo lograste – se encogió de hombros y camino hacia un bar que tenia en la sala – pero en donde están mis modales, quieres algo de tomar? De comer? – dijo en una vos ronca y un poco seductora mientras iba detrás de la barra y sacaba dos vasos para servir lo que sea que ella quisiera tomar.
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Mensaje por Helene K. Fickzó Vie Sep 06, 2013 10:29 pm

Estaba muerta, o podía sentir su alma tirada en el sub suelo. Su corazón volvía a latir con fuerza resonando en sus sienes. Frente a sus ojos un individuo de cuatro patas hace acto de presencia. Era solo un perro, un hermoso y tierno perro aquel que se atrevió a darle un susto. Helene soltó el aire de sus pulmones con el alivio notándose. Se colocó de cuclillas cerca del pequeño y le acarició detrás de la oreja. Hola precioso, me asustaste, si si, casi me matas de un susto y provocas un infarto a mi miocardio. Que lindo eres. Le dio un beso al perro entre las orejas incorporándose, pero cuando lo hizo el hombre estaba frente a ella ¡Y hablaba! Retrocedió un par de pasos sobresaltada, llevándose consigo la alfombra enrollada en sus elegantes sandalias y por sostenerse de algo, derribó un jarrón que estaba cerca de ella Drake, por la cholita izquierda de Jesucristo me vas a matar. balbucea la chica, respirando agitada. Sus mejillas se tornan de un rojo carmín al verle en aquellas condiciones. La idea salvaje que atravesó por su mente en ese instante era digna de una película pornográfica. Que vergüenza debería de darle, andar teniendo esos pensamientos al ver el hombre solo sin camisa frente a ella, tan desarreglado que…Le corría una gota de agua por su pecho. Helene desvío la mirada, y su rostro a la ventana tensando sus dientes. ¿Qué hacía ella allí? Entornó los ojos De que es un honor, lo es. Pero no creas que he venido a tu casa, creí que era la del vecino- alega yéndose por el lado engreído, ese que tan bien se le daba. Inconscientemente se relame los labios, y acomoda la falda de su vestido de seda esmeralda. El hombre se le acerca, y le besa ambas mejillas.

Por Zeus, y todos los dioses en el olimpo. ¡La había besado en las mejillas y con tan insignificante acto a ella se le acelera el corazón! Cerrando al tiempo sus ojos e inhalando discretamente el aroma tan viril y suculento que el emana. Abre sus orbes, clavando sus ojos caramelos en los suyos, sumergiéndose en aquel mar azul intenso hipnotizante. Sigues creyendo que vine a verte… se río, como si aquello fuese absurdo y a ella le causara gracia. La orgullosa Fickzó que niega todo aunque sea obvio, y con el descaro que lo hacía se podía creer que de verdad buscaba la casa del vecino. Pero Drake le conocía, más de lo que a ella le gustaba admitir. Tienes una pésima seguridad Le observa alejarse al bar, deleitando sus ojos con su figura doblando las comisuras de sus labios hacia abajo, mueca en plan “nada mal” dejando aquel escrutinio antes que él lo notase. Se encoge de hombros restándole importancia, posicionándose frente al piano de cola, tocando la primeras notas de “para eliza” distraída, girando sobre sus talones revisando con sus ojos todo su alrededor Diría que sí pero mejor me voy, mis amigas me esperan en la fiesta de tú vecino y no quiero dejarlas solas con mi cita, luego saben dios que hacen. Pero ofrécele de beber o comer a otra. le suelta, girándose sobre sus talones caminando a la puerta. Más sin embargo una vez allí, se detuvo, observándole. Aunque si tienes algo con nutella… musita, mordiéndose los labios. ¿Qué estaba mal con ella? ¿Por qué no podía, sencillamente irse? Caminó hasta él, con las manos entrelazadas a su espalda, con inocencia.

Apoyó sus codos en la barra, mirándole fijamente ¿Qué haces acá? Digo, ¿No sales de fiesta, a bailar, a una cita? inquiere, intentando aquella maniobra de indagar si había una mujer en su vida. Se grita internamente, por tonta. Vuelve a contener el aire y niega con suavidad No respondas a eso, los tragos del club ya me pegan. era lo más lógico. Mejor dame o un whiskey o un ron puro. Un vaso muy grande. volvió a darle la espalda, hundiéndose en el sofá con aire cansado. Estúpido hombre que la enloquecía, actuaba fuera de si y eso la frustraba. Le gustaba tener el control y con él eso era imposible. La tensión que le generaba podía cortarse con un cuchillo de plástico. Respiraba lentamente, cerrando los ojos. Voy a enloquecer se comenta en voz baja, masajeando sus sien cansinamente. Estaba segura que si se quedaba allí tirada, se iba a levantar de la nada y le iba a dar un beso. Por dios que si.
Y ahora que pensaba en besarlo, se muerde el labio inferior. Se interroga, cómo serán sus besos. ¿Cálidos como el chocolate derretido? ¿Abrasadores como las llamas del mismo infierno? ¿Sublime como el amanecer en el horizonte tan brillante y esplendoroso? ¿Demoledores, de esos que te quitan el aliento y aún deseas seguir besando? Su respiración se agita lentamente, a medida que se lo imagina. Cerca de ella, cálido.

Quiso saltar por la ventana.
Que estupidez más grande era todo aquello, que se fuera era la única cosa decente que podía hacer. Se incorporó del sofá de nuevo, decidida a irse. Cruzó la sala con velocidad y salió del lugar. Sin cruzar palabra alguna. Estaba ya en su camioneta, cuando se dio cuenta que dejó el bolso con sus cosas en la barra de la casa de Drake ¡Mierda! Dios, te juro que estaba mejor varada en aquella isla que ahora. le grita a la nada, desesperada. Se resigna a que debe volver. Va casi arrastrándose por de vuelta al penthouse, abriendo de nuevo la puerta cual niña regañada. Estoy ebria, ¿vale? se intenta justificar ante él. Pero ella ni cerca de estar ebria estaba, era, un manojo de nerviosismo. Él la ponía nerviosa, ese hijo de su mamá y papá. Soltó el aire de golpe, haciendo una mueca. Se le acercó a Drako sentándose en la barra con libertad total. ¿Y tú hermano? pregunta por último, recostando su figura en la fría barra. Se cubrió los ojos con el brazo derecho, esperando que así la adrenalina corriendo en ella se enfriara y la dejase pensar como siempre lo hacía.

Como odió a Drake, por hacerle eso.
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Mensaje por Drake J. Novogratz Sáb Sep 07, 2013 5:14 pm

Mientras iba bajando las escaleras pudo escuchar una voz femenina que le hablaba a tailon, aquella voz la conocía perfectamente, le pertenecía a aquella polizonte que se colaba en sus pensamientos cada tanto durante el día que lo volvia loco con solo verla aunque fuera de lejos, ¿Qué hacia en su casa y como había entrado? Definitivamente el mundo estaba conspiran de una forma bastante extraña para que aquella noche el terminara con ella, en su cabeza repetia una y otra vez que debía de permanecer calmado y no mostrarle a ella los efectos que causaba cuando se le paraba enfrente…seria difícil mas no imposible. - Veo que has conocido a tailon, es muy amigable y pues al parecer le gustaste mucho... – La sigio con la mirada y entonces puso los ojos como platos al ver como ella se enredaba con la alfombra, pero que coño?! La torpe no era katherina pues? Como pudo corrió hasta donde estaba ella atrapándola entre sus brazos pero era demasiado tarde para el jarrón que yasia en el piso vuelto mil pedazos, hizo una mueca al escuchar el estruendoso sonido de aquel jarrón rompiéndose y luego negó con la cabeza viéndola entre sus brazos aun – Deberia de hacerlo por romperme el jarrón eh…pero no lo hare…ya encontrare la forma en que pagues por el nena. Mientras la miraba entre sus brazos analizaba sus rasgos, sus ojos, todo, dándose cuenta de que su tez antes blanquecina ahora se había tornado a un color rojizo que se apoderaba de sus mejillas y que a el sinceramente le agradaba, le daba un toque algo tierno y bastante inocente para ser ella, pero muy lindo – por cierto, que linda te vez cuando te sonrojas deberías de hacerlo mas seguido – comento mientras se ponía de pie y la ayudaba a ella a erguirse por completo mientras soltaba una pequeña risita, tenia un autocontrol muy bien definido, el sabia bien como hacer para que sus verdaderos sentimientos no salieran a flor de piel, por lo menos bueno y sano, borracho que dios lo ayudara – mmmm ya veo, entonces tu estas acostumbrada a entrar a la casa de las personas sin tocar y con una llave de repuesto? Valla tienes unos hábitos muy extraños Konsti – Luego de besar sus mejillas y que el olor de su piel invadiera sus fosas nasales tuvo que cerrar los ojos un momento para volver a tomar su cordura entre manos y no írsele encima y besarla hasta que sus labios se desgastaran junto a los de ella.

La cordura había regresado luego de estar a punto de perderla, la miro a los ojos y sonrio ladinamente mientras la miraba como si quisiera leer sus pensamientos, pero a la vez con una mirada intensa cual cazador que tiene enfrente a su próxima presa, como un lobo que no había comido en días y que en ese momento ya sabia cual iba a ser su cena, de que quería que fuera su cena lo haría, o bien si no su cena se la comería de postre sin ningún problema. – No no sigo creyendo, estoy seguro, pues si buscabas la fiesta queda 4 pisos mas abajo… - Al escuchar su risa negó con la cabeza cerrando sus ojos, si esa chica creía que lo iba a engañar siendo que el le conocía bien estaba loca, claro que no estaba hay por la fiesta si lo estuviera no hubiera subido cuatro pisos solo para entrar en su penthouse eso nunca hubiera pasado por lo que en ese momento le creía menos que a judas. – si supieras que no lo que tengo es un exceso de confianza al decirte donde estaba la llave de repuesto – Comento mientras le daba la espalda para llegar al bar, si ella en serio seguía sosteniendo esa idea de la fiesta y que estaba hay equivocada debería de castigarla por mentirosa, seguramente algunos azotes en sus hermosas y perfectas nalgas, oh si como le gustaría eso, WAIT! Drake deja de pensar en esas cosas sobre todo con ella hay, podrias perder el control y entonces no sabrias en donde meter la cabeza después, volvió a verla al escucharla, y negó con la cabeza mientras abria algunas botellas, rio suavemente y asintió con la cabeza. – Solas con tu cita? Pero que hombre mas liberador que deja que su cita suba al departamento de otro hombre y lo despierte en medio de la noche, por favor preséntamelo será mi nuevo ejemplo a seguir. – La siguió con la mirada hasta la puerta, esperando a que no se fuera, no sabia porque pero deseaba que se quedara mas tiempo, al ver como se dio la vuelta sonrio y asintió ante tu pregunta. – Si si tengo, pero esta en la cocina si desees acompañarme me encantaría hacerte muchas cosas con nutella… - Respondio con una sonrisa maliciosa en sus labios hablando con todo el doble sentido del mundo con algo que podría ser muy inocente, simplemente un poco de fruta o waffles con nutella pero el se había imaginado por un momento muchas otras formas de comerse aquella deliciosa crema de chocolate y avellanas pero acompañada no de un pedazo de fruta, si no de la chica que ahora se encontraba nuevamente frente a el.

La miraba mientras se servia un whiskey en las rocas a si mismo y esperaba a que ella le dijera que era lo que quería tomar, cuando le cuestiono porque lo encontró dormido y no de fiesta se encogio de hombros con naturalidad – Si si salgo, pero hoy ah sido un día muy duro no tenia ganas de estar en una fiesta, y mucho menos solo, ya que mujer no tengo si no creeme que estuviera aquí conmigo -  Rio suavemente al escuchar que no le respondiera y negó con la cabeza ¿Por qué no? - Y porque no? Digo es una pregunta valida siendo que hay una fiesta bajo nuestros pies y yo aquí durmiendo -. Asintió ante su petición, whiskey o ron? Se quedo viendo a la morena y entonces le sirvió una buena porción de ron y dejo el vaso frente a ella, - Muy bien aquí tienes disfrutalo y dejale una buena propina al barman no crees?. – Se le quedo viendo cuando ella se empezó a mover cual león enjaulado, estaba loco el o ella estaba nerviosa, inquieta, por un momento pensó que era por el pero nahh ella tendría mas en que pensar, aunque claro su egocentrismo solo le daba mas y mas palmadas en el hombros diciéndole “mira como la tienes, no eres el único que se pone como bobo con la presencia de ella por lo menos campeón” negó con la cabeza cerrando los ojos y tomando un poco de lo que había en su vaso, creyó escuchar algo como un susurro por lo que volvió la mirada a la morena con una ceja enarcada.- Me dijiste algo? -  Le cuestiono sin quitarle la vista de encima, salio de detrás de la barra y se sento a su lado, acomodado de medio lado viéndola de cerca, estaban a escasos treinta centímetros de distancia y desde hay pensamientos tales como arrancarle la ropa con los dientes, ocupar el lugar de sus dientes que ahora mordían su labio inferior luego de un beso que a ambos los dejaría sin aliento se pasaron por la cabeza del moreno, en definitiva estar cerca de ella lo volvia loco poco a poco y el ya no sabia si podría terminar la noche totalmente controlado.


Enarco una ceja bastante sorprendido por lo que ella acababa de hacer, en serio se había ido como si le hubieran prendido un motor en el trasero sin siquiera decir adiós? Pero que le pasaba a esa mujer? Y pensaba que el era el loco, negó con la cabeza terminando su bebida y entonces se levanto, agarro el vaso que ella había dejado y lo llevo detrás de la barra, lo dejo encima de la misma y entonces fue directo a la cocina, mientras estaba hay vio la nutella en su despensa, genial ahora se le había provocado comer un poco, giro los ojos, tomo algunas frutas las corto rápidamente y regreso a la barra, el pote de nutella en una mano el plato con frutas en la otra, dejo eso sobre la barra y entonces encendió la tv, ahora tendria que esperar a que el sueño regresara y todo gracias a helene – Esta mujer me va a terminar por volver loco y ahora me quito el sueño y me dejo plantado oh no no es que de verdad a ella lo que le hace falta son unas buenas nalgadas he dicho caso cerrado. – Tomo una de las fresas que había cortado la unto de nutella y la comio con tranquilidad, al escuchar que de nuevo la puerta se abria volvió la mirada hasta aquel lugar y entonces enarco ambas cejas dándole otro mordisco a su fresa al ver quien entraba, no pudo reir suavemente y negar con la cabeza al escucharla. – Y cuando estas ebria te da por salir corriendo? – Unto un poco mas de aquella crema de chocolates y avellanas en su fresa para teminar lo ultimo que quedaba en su mano, se la quedo viendo y por un momento por su cabeza paso una pregunta ¿Qué sabor tendrían sus labios? Si aquella pregunta tenia tiempo deambulando por sus pensamientos y ahora tenia la oportunidad de conocer su respuesta…y no no lo iba a desaprovechar, al escuchar la pregunta de su hermano se encogio de hombros. – Bueno si lo conozco como se que lo hago, seguramente borracho en algún cuarto de hotel…pero en serio quieres hablar de el, ¿ahora? – Por puro impulso se limpio la mano y entonces le acaricio el brazo que en ese momento tapaba sus hermosos ojos, negó con la cabeza intentando quitarlo con suavidad, si bien sus ojos lo volvían loco no quería dejar de verlos y aquel brazo no se lo iba a impedir

Una vez logro que ella quitara el brazo de sus ojos tomo una fresa entre sus dedos, la unto de nutella y se la acerco a la boca ofreciéndole un poco – ten come un poco se que es tu favorita – rio suavemente antes de tomar el control remoto y darle a un botón, seguidamente la tv se había apagado y entonces una suave música se había encendido, si tenia que elegir una u otra perferia la música asi podrían hablar tranquilamente – y déjame decirte helene, tu te vuelves a querer ir y entonces me vas a obligar a esposarte a la pata de la cama – comento con un cierto toque de jugueteo entre sus palabras, si de que la quería amarrar la quería amarrar – ya que me despertaste y ahora me vas a acompañar en toda la noche, y no no me importa si tienes a otro pendejo haya abajo esperándote, llámalo y dile que te fuiste – se encogió de hombros hablando con cierta autoridad pero a la vez jugando con ella terminando la frase con un guiño y mordiendo suavemente otro pedazo de fresa llenando un poco su barbilla con la crema de chocolate y avellana que cubria aquella fruta.
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Mensaje por Helene K. Fickzó Dom Sep 08, 2013 12:00 am

Se cruzó de brazos con gesto aburrido Ha de estar ya acostumbrado a la frecuente visita de chicas a este lugar, no ha de ser nuevo para el. Pero obviando eso, claramente le agrado ¿Y a quién no? Claro, maravilloso espectáculo le daba a aquel hombre, rompiendo su fina imagen de mujer elegante con la torpeza inigualable. No le sorprendería si le vio hasta el alma con el movimiento de su vestido antes de casi medio matarse como una pendeja. Sus brazos la abrazan para que ella no caiga y por un acto reflejo ella se sostiene de él abrazando su cuello con sus brazos. Sus ojos estaban cerrados con fuerza, esperando sentir el frío piso bajo ella. Los abrió poco a poco al cabo de los segundos transcurridos y no haber parado en este. Él estaba frente a ella, cerca de ella, jodidamente tan cerca y provocador. Tuvo que entre abrir sus labios ligeramente para que el aire circulara mejor y el cerebro tuviese oxígeno suficiente para que pudiese pensar. Por los ochos, se acercó a él con toda buena intención de comérselo a besos hasta que habló. Frunció el ceño y lo apartó lejos de ella a manotazos No me digas nena. entornó los ojos dándole la espalda al mismo tiempo. Pesado, gorila. Osó a decirle nena, a ella ¿Qué la creía, una de esas a las que solo le batía las pestañas y ya las tenía comiendo de su mano, las mismas que con solo decirles “nena” ya pensaban que le iba a pedir matrimonio? Y no solo eso sino que también la invita a ruborizarse más, la siempre amable Helene le miró sobre su hombro con mirada matadora Bite me le musita con desprecio. Honestamente se ofendió ante la idea de estar siendo tratada exactamente como cualquiera de sus conquistas. Fue como un vaso de agua fría sobre su anhelo de…¿Por qué, exactamente era que estaba frente a él? ¿De verdad esperaba ser recibida de brazos abiertos y una confesión amorosa? Que bajo caía, como toda mujer astuta, se apendejeaba con el rondando por allí. Tuve mi temporada de ladrona por mero placer de sentir adrenalina. recuerda, sin importancia alguna tomando objetos entre sus dedos y observándole cual niña curiosa. Se paseó por todo el piso, abriendo puertas a diestra y siniestra en busca de una salida de emergencia. Entró al baño mientras él hablaba, sonriendo. “Bingo” se dijo a sí misma, subiendo al lavamanos, intentando pasar su pequeño cuerpo por la ventanita que daba a la salida. Pero quedó atorada ¡ATORADA!
Que el diablo me lleve susurra bajo, forcejeando para salir. Que lindo todo lo que le sucedía, bello. Maravilloso, deberían darle un premio por la mejor escapista del mundo, se lo merecía junto a un cartel que diga “te jodes” en letras rojas carmín. Terminó por hacer una mueca, en cualquier momento él querría entrar al baño y la vería en esas condiciones. Pero ella no pasaba no era por gordura, sino que su fino vestido se enganchó a algo como si una fuerza superior la obligara a quedarse. Suspiró, entrando de nuevo al baño, sentada cruzada de piernas sobre el lavamanos, justo a tiempo cuando él echó una ojeada al baño emitiendo palabras. Y yo que voy a saber, con suerte sé que la fiesta es acá. En el club Jessica se veía muy convencida que era en el penthouse. se encoge de hombros, saliendo del cuarto de baños con relajo total. Su rostro era el de una mentirosa patológica: expresión de quien está segura de estar diciendo la verdad, comisuras levemente subidas en una sonrisa con inocencia y desconocimiento a lo que se define como mentira. ¿Acaso percibo en tu semblante…? abrió la boca, antes de sonreír y negar con suavidad. Conocía esa mirada, porque era la que le dedicaba a él. Pero se quedó en silencio total, evitando embochornase más. Cuando regresó de su viaje a la puerta, apoyó las palmas de sus manos sobre la barra, con mirada retadora Primero; debería verle en la fiesta que yo buscaba, entonces eso de “liberal” no cabe en la discusión. Segundo ¿Qué te hace pensar que, en el caso hipotético de haber venido con intención, lo hice para despertarte? le observa de arriba abajo, con la sonrisa ladina. Sacude la cabeza, algo confundida por lo siguiente que él le suelta. ¿Qué? la tomó fuera de base el doble sentido de aquello, y así fue como de nuevo se desploma y cae en los brazos del nerviosismo. Se oye un sonido raro, segundos después descubre que esa fuente de sonidos eran nada más y nada menos que sus balbuceos escapando de su boca. ¿Qué intentaba decir? Se rascó la frente, sintiéndose completamente estúpida. Mejor pásame un tarro y la cucharilla- pidió finalmente, desistiendo de la idea de pensarlo en doble sentido. Pobre chica, estaba siendo consumida por los procesos químicos del enamoramiento, pero se negaba a aceptar aquello como una realidad posible.

Asiente lentamente, escuchando como él luego de ella haberle pedido que no respondiese lo hiciera de todos modos. Tomó el vaso de ron y se lo bebió de un golpe, como amaba tanto aquella bebida. Era una conexión especial entre el ro y su paladar. Porque honestamente no me interesa, no es que lo que hagas o dejes de hacer me incumba. Por eso te pedí que no respondieras a eso. suelta ya nerviosa, casi chocando las palabras. ¿Qué más daba? Si las cosas seguían así iba a parar encerrada en un manicomio bajo sedantes. Fue entonces que reposaba en el sofá que tuvo el choque de ideas. ¿Por qué estaba allí? Honestamente, tuvo el valor de pararse de su cama y arreglarse, de llevar a Jessica por el lugar y de entrar sin más ni más a su casa, cual gato que retorna a su hogar, ya estaba en el sitio y lo tenía de frente ¿Por qué estaba muda, entonces? No conectaba palabra tras otra con coherencia, suerte que no le empezó a hablar de cadáveres en descomposición, de los datos curiosos o de los asesinos que despertaban curiosidad en ella, del libro de gatos, o a pedirle un millón de cosas imposibles de realizarse. Sentóse a su lado, y los músculos de la castaña se tensaron. “No mires” se grita en el fuero interno, y por primera vez en mucho tiempo ella solo ignora a la razón hablándole, y le ve por el rabillo del ojo, esbozando una sonrisa. Lo maldijo lentamente, teniendo que hacer lo siguiente o todo iba a terminar como su mente gritaba.

Fue entonces cuando se aventuró a irse. Tenía que hacerlo o luego sería muy tarde para dar un paso atrás. Dejó su cuerpo apoyado a la puerta al volver, respirando lentamente y cerrando los ojos. Perdía poco a poco las fuerzas para luchar contra su impulso, muestra clara de todo era como de un modo u otros sus intentos de escape quedaban frustrados. El destino la quería en ese sitio esa noche, con él. Estaba de nuevo frente a él, observándole comer aquella fresa de modo tan encantador y el sonido de su risa eriza el vello de su nuca, y la desarma cual adolescente viviendo su primer amor. Tonto, cursi y todo lo que se quiera, pero aquella mujer sonreía sin razón ni conocimiento de esto, cuando le miraba. Recostada sobre la barra cubriendo sus ojos con el brazo, sonríe lentamente por el roce de sus dedos sobre su brazo. Cede lentamente, lo quita y abre sus redondos orbes color café. Esos ojos azules le decían algo, algo que ella no quería leer del todo pero estaba tan explícito allí. Abrió su boca, mordiendo la fresa. Silencio total.
Tu no me mandas comenta, entre risas. Hechizada.
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Mensaje por Drake J. Novogratz Dom Sep 08, 2013 6:05 pm

Se relamio los labios mientras la escuchaba con los brazos cruzados y una ceja enarcada, acaso eso le sonaba a celos? – Si si me agradas morena, pero no en realidad es la primera vez que una chica se aparece en mi casa sin que yo la haya invitado, y en realidad no no me desagrada la idea, por lo menos no por ser tu…seguramente si fuera otra ya hubiera llamado a la policía, a pesar de que estoy consiente que no hay nadie mas peligrosa para mi salud mental que tu… – Si cualquiera que viera aquella escena pensaría que fue sacada de una serie de televisión o una película pero no, de vez en cuando aquello tambien se daba, Drake por unos momentos quedo mudo, sin poderle quitra la mirada de encima a la morena que yacía en sus brazos, por un momento y solo un momento deseo no haber abierto la boca al notar como ella se acercaba para besarlos, pero en cambio de un delicioso beso recibió un monton de golpes a diestra y siniestra, ¿pero que le pasaba? ‘Acaso ahora si había perdido la poca cordura que aun le quedaba? - Ah no? Y porque no? Si eres una nena muy sexy, que te molesta de esa palabra? Eh…nena? - . Se quedo detrás de ella mirándola pasiente, esperando a que ella hiciera algún movimiento antes de ir tras ella y entonces hacer el suyo, enarco una ceja cuando le volvió a ver y lo reto, mordio su labio inferior y luego asintió levemente con una cara algo diabólica si me permiten decir, el moreno camino un poco hasta quedar pegado al cuerpo de helene, la tomo de la cintura y la atrajo aun mas, haciendo que nisiquiera el viento pasara entre ellos, dejando que ella sintiera el movimiento de su pecho cuando respiraba…sin mediar palabra llevo sus labios contra el cuello de la morena, dándole besos suaves terminando en un mordisco digno de cualquier vampiro de la televisión, una vez le dejo una buena marca le mordio el lóbulo de la oreja y entonces susurro en ella, con una voz suave, ronca y muy baja – Sabes delicioso morena, podría hacerlo toda la noche si me dejaras… - Al terminar la frase le dio un beso en la mejilla y otro en la comisura de sus labios, no no era como las demás, si fuera otra mujer ya la tuviera de piernas abierta sobre el sofá de la sala, pero no, con ella quería ir lento, aunque estuviera loco por saltarle encima y comérsela a besos, una sonora risa salio de sus labios al escucharle.- Oh! No me digas valla tengo aquí frente a mi a una mujer con muchos matices muy interesantes no? -. La mirada profunda del moreno siguió a la chica hasta donde pudo, vio como ella se había adentrado en la casa y el se encogió de hombros, no podía hacer nada malo, bueno si podía pero realmente no le importaba mucho.

Espero un rato mas mientras estaba abajo se sento frente al piano de cola que adornaba una parte de la sala y toco algunas notas, le encantaban todos los tipos de arte, música, pintura, escultura, arquitectura, es mas entre todos los diplomas que tenia en su oficina uno de ellos era el de arquitecto, si seguramente le llamarían loco, tres carreras encima y aun asi seguía totalmente cuerdo, bueno no tanto pero algo había, escucho de nuevo los pasos de helene entrar en la sala y el moreno no pudo evitar reir suavemente, sin creerle una sola palabra de lo que le había dicho.- Porque será que no te creo konsti? Digo…si tu de verdad hubieras venido para esa fiesta estarías haya abajo, bailando y tomando ron no aquí discutiendo conmigo, casi podría asegurar que entraste buscando algo aquí…lo encontraste y te asustaste – Respondio a lo que ella decía mientras salía del baño antes de levantarse del taburete colocado frente al hermoso piano y se acerco a ella con su vaso de whiskey en la mano, camino con calma como si no estuviera apresurado antes de escuchar su pregunta inconclusa y entonces enarcar una ceja -. ¿Qué? Que percibes? Vamos termina de hablar, no tengas miedo que yo normalmente no muerdo…- Le cuestiono y reto a la vez mientras sonria ladinamente sin quitarle la mirada de encima.

Había vuelto detrás de la barra por unos momentos esperando a ver si esta vez la señorita escapista lo iba a lograr, ya era que? la tercera vez que lo intentaba…al verla entrar de nuevo una risa fuerte y masculina lleno aquella habitacion en la que se encontraban y negó con la cabeza al ver como ella lo miraba como si le quisiera sacar los ojos… - Muy bien, empezamos con los cuestionarios, veras konsti primero porque no hay hombre en su sano juicio que conosca a una mujer como tu y no quiera mostrarle que es el mismo príncipe azul sacado de cuento de Disney todo por domar a la fiera que tienen enfrente y – le respondio con seguridad antes de tomar un poco de su whiskey y luego volver a ver para seguir hablando - segundo, a pesar de que la mente femenina sea un mundo, ninguna mujer entra a la casa de donde sabe que vive un hombre soltero sin alguna intención, no digo que haya sido para despertarme pero fue lo que lograste al fin y al cabo, posiblemente entraste pensando algo pero te arrepentiste y quisiste irte, pero tailon jugo en tu contra…ahora estas aquí y eso es lo que importa simplemente dejemos ese tema no quieres?  - Una risa suave salio de sus labios al ver como le había tomado por sorpresa su comentario sobre la nutella, oh si que lo había captado tal cual y como el lo había querido transmitir -. Lo que escuchaste morena, la nutella es deliciosa y podría hacerte con ella todo lo que te imagines nada mas, no es algo complicado ¿quieres que te de ejemplos de que podría hacer acaso? – Contuvo por un momento su risa, le había causado gracia la forma en la que la había sacado de si haciéndola balbucear quien sabe que cosas, negó con la cabeza y le dio otro trago a su bebida mientras esperaba que ella recuperara el habla.- No no, hay pero que aburrida eres, acaso no sabes que con los dedos es mucho mejor? – Y no no hablaba de que ella metiera su dedo, si no de que el lo hiciera en su lugar y se lo ofreciera para que comiera la nutella de el, oh si aquello debía de ser delicioso.

Enarco ambas cejas en un momento de sorpresa al ver como la chica se había bajado aquel licor como si fuera agua, leche, jugo de naranja todo menos lo que era y negó con la cabeza, oh si eso lo lamentaría después de eso el estaba seguro, al escuchar su reclamo dejo el vaso encima de la mesada de la barra y entorno los ojos negando con la cabeza.- Ah, no te interesa, pues yo lo quiero decir, muy pocas veces encontraras a una mujer en mi departamento, solo me traigo a las especiales no a cualquier pendeja que me encuentro en la plaza, para eso cariño están los moteles, no ensucio mi cama con cualquier regalada que me guiñe el ojo y me abra las piernas. – Siguio hablando con simplicidad, naturalidad y sinceridad, el si bien era un pinche mujeriego no le agradaba meter en la cama donde el dormiría todas las noches mujeres que se pudiera encontrar en cualquier momento, por dios tampoco andaba metiendo el pene en cualquier hueco con faldas que se le pasaba por el frente meneando las caderas para provocarlo, notaba en el semblante de la morena que estaba nerviosa y quizas un poco incomoda que si estuviera en una lucha interna muy fuerte de hacer o no lo que sus deseos el imponían pero su cerebro simplemente diferia de estos y decía “NO” , entendia ese conflicto ya que al mismo tiempo el moreno lo estaba viviendo teniéndola hay, para el…pero no, si las cosas seguían asi su cerebro podía ir a freir mono muy tranquilamente porque el haría lo que su cuerpo le pedia, al sentarse a su lado noto como ella se tenso un poco mas diciéndole que si era lo que pensaba, se relamio los labios mientras valoraba como iba a ser su próximo movimiento pero antes de poder hacer nada ella volvió a escapar, pero es que acaso esta mujer era hija de Houdini o que?! .

Y vuelve el perro arrepentido, pensó Drake para sus adentros al ver que la morena había vuelto, se la quedo viendo negando con la cabeza, por amor a dios ya estaba bueno no dejaría que se volviera a ir, y si tenia que amarrarla para que se quedara tranquila lo haría, ya estaba bueno de tanto estira y encoge...una vez ella hizo lo que le ordeno en silencio sonrio suavemente y negó con la cabeza – No no lo hago, pero estoy seguro que disfrutarías mucho mas de eso si me dejaras – . Game on señores, a partir de ese momento ya no habría marcha atrás y el estaba consiente de ello, ¿Qué era lo mas sensato? Parar… ¿queria para? No no lo hacia…para esos momentos ya había perdido total control sobre su cuerpo, su lengua, sus palabras, sus pensamientos todo se había ido y el no tenia animos ni ganas de recobrar el control sobre los mismos, una vez la morena termino con la fresa el dejo el pequeño rabito que quedaba donde había estado antes el tallo y lo dejo en un plato aparte, en sus dedos había quedado un poco de jugo de la fresa y nutella que ya habían rozado los labios de la morena, el sonrio suavemente y chupo sus dedos limpiándolos antes de limpiarse la mano con un pequeño pañito… - ya esta bueno de que andes queriendo escapar…helene tu no vas a salir de aquí de nuevo…no muy pronto – fueron las palabras que salieron de su boca indicándole a la morena que ya no la iba a dejar ir como lo había venido haciendo hasta ahora, salio de detrás de la barra y entonces se paro frente de ella, la agarro de las caderas y subio a la barra, en definitiva hay estarían mas comodos, movio las cejas suavemente y con suavidad delineo los labios de la chica mientras la veía como si fuera un león hambriento y ella un pedazo de carne que iba a ser su alimento próximamente…la tomo de la mejilla y la atrajo hacia el para entonces obtener lo que había estado deseando desde que la vio entrar por el umbral de su puerta, unio sus labios en un beso suave por los momentos, empezando a embriagarse por el delicioso sabor de ellos.
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Mensaje por Helene K. Fickzó Dom Sep 08, 2013 9:37 pm

Ladeó el rostro observándole fijamente. Porque no me agrada que me digas nena, punto. fría como nunca antes lo había sido con él, como nunca pesó serlo. Borde y filosas fueron aquellas secas palabras cargadas de un repudio ante el término, no dudaría en propinarle una patada en la mandíbula para que perdiese la capacidad del habla y se callara de una buena vez. No quería escucharle decir eso nunca; era como si fuese solo un peón más. No obstante aquel asco se ve eclipsado por el acto que el morocho comete a continuación. Su corazón se precipita a latir veloz en su pecho, hechizada por el tacto del joven con su piel. "Hades, ¿Por qué no me raptas como a Perséfones? Estaría mejor sumida en el inframundo que ahora..." piensa, dejando caer sus párpados gozando de la mordida más de lo que ella le gustaría admitir; y aquellos besos. Su mano se desliza por sus cabellos y nuca; abriendo los ojos cuidadosamente. Señor Novogratz, que poco entiende de frases que le mandan al carajo. farfulla, retrocediendo un paso, escondiendo bajo el semblante de pequeña enviada del demonio, la tenue sonrisa que sus labios rozando la comisura de los suyos provocaron. Era como ese sueño del que no quieres despertar pero aún así te obligas para poder estar en mejores condiciones y avanzar en el día a día. Pero no lo negaría, estaba más que encantada con aquello.

Se lleva sus manos a la cadera, observando al moreno con aire de quien no puede ser vencida, una mirada endemoniada que lo invitaba, de manera inconsciente, a pecar. Porque ahora todo su cuerpo era el que destilaba los más oscuros secretos de la pequeña. Incluso cuando su mente solo murmuraba que no cediera. Entornó los ojos, ya cansada. Quien ha ofrecido un trago y pedido implícitamente que me quede, has sido tú. Bien sabes que iba a salir pitando de esta pocilga. se encogió de hombros, volviendo a su ya habitual giro para darle la espalda. ¿Cómo era posible que alguien fuese capaz de levantar dos emociones al mismo tiempo y con la misma intensidad la una y la otra? Percibo tu gran estupidez, James. suelta restandole importancia. Una Fickzó, la grande Fickzó siempre testaruda, egocéntrica y altanera, esa misma que era tan insolente como ella sola era la que le mostraba en aquel instante. Fue su mejor modo de cortar el tema desde la raíz, no iba a decir más nada acerca de aquello que se tornase incómodo. Giró su cabeza, viéndole con el ceño fruncido. ¿Te parezco alguien que busca ese tipo de chicos? Los prefiero bordes y arrogantes, fríos y distantes. Que no me calienten la oreja con frases tiernas, pero me calienten la cama en las noches. No busco amor en los chicos que llevo a fiestas, Drake. Así como tu no buscas amor en las chicas que pasas por la cama. Pero si, existen una variedad de personas en el mundo; y entre ellas aquellas que podrían dejar que su acompañante se pierda un rato sin preguntarle a dónde va. solo comenta, en tono relajado. La curiosidad mató al gato, pero este murió sabiendo. Honestamente, no sé porque entré, pero si sé que me quería ir. confiesa, atacando al punto dos con cautela. Y a ese punto, volvió a recuperar el control eligiendo entrar al juego.

Abrió sus brazos, inclinándose cual doncella de la corte para reverenciar al que se le ha presentado. Bien, Novogratz. Hazme lo que creas que me gustará. indica hablando de lo antes mencionado con la nutella, guiña su ojo con diversión, dibujando una sonrisa diabólica en su rostro. Caminó cual felina hasta él, sus caderas se mecieron tenuemente, introdujo su dedo índice en el frasco de la nutella, y estando a escasos centímetros de el, se lo llevó a su boca lentamente lamiendo todo rastro de nutella. Sacando la lengua para lamer lo que quedase afuera de su boca. ¿Así? interroga con falsa inocencia, observando el frasco invitándolo a él a darle.

Cruzó sus manos a la espalda, encogiéndose de hombros. ¿Acaso he metido el dedo en una yaga, y herido ha soltado todo aquello? ni se preocupa en disimular el cinismo vibrante en sus palabras, ¿A quién iba a engañar, si mentía sobre lo feliz que le hacía el ver que aunque fuese una pequeña parte de su orgullo, le hirió? Fue una inyección de satisfacción aquella, incluso lo que seguía luego de eso no la volvía a poner en alerta. Ya estaba en modo juguetón, ella lo deseaba y algo quería que ella se quedase. ¿Estás seguro de eso? Podría ser que te termine gustando que yo tenga el control... iban a divertirse, lo presentía, todo aquello era el preludio de lo que estaba prederteminado a pasar. Relame sus labios, acercándose a su oído Entonces dame un motivo para quedarme no fue un susurro, fue un ronroneo lujurioso. Sentada en la barra ya era muy tarde para arrepentirse de cualquier cosa que haya estado evitando, a lo mejor solo le tenía unas ganas tremendas y se saciarían esa noche. Acarició su rostro, y cabello con los ojos cerrados y su nariz rozando la de él, entonces pasó lo inevitable.

Le besó.
No como un chico besa a otra chica solo para rellenar el espacio entre eso y la hora caliente.
No como un obsesionado con su objetivo. Sino como alguien que encerraba demasiadas emociones y estás fluían en ese beso. Fue tierno cuando sus labios finalmente encontraron los suyos, eran suaves y carnosos. Sus manos envuelven su nuca atrayéndolo lo más que puede a ella. Un pequeño silbato resuena en su interior y la saca de sí. Se deja llevar, su corazón late a mil por ora en el delicado pecho de la armenia. Estaba feliz, por todo, por tenerlo allí frente a ella, por poseer sus labios. Míos. pensó inmediatamente, rodeando con sus piernas la cintura del morocho.
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Mensaje por Drake J. Novogratz Dom Sep 08, 2013 11:36 pm

Cruzo sus brazos viéndola serio, tanto como podía claro, sin entender cual era el problema con la dichosa palabrita, al escuchar el tono en el que le hablo abrio la boca sorprendido, ¿pero que le pasaba?. - A ver a ver! Cual es el problema? Es una simple palabra sin nada mas, no entiendo porque te molestas como si te estuviera insultando. – A pesar de que sus palabras habían estado cargadas de frialdad, y casi odio el moreno podía sentir que por mas que ella se negara su cuerpo hablaba con otras palabras que no eran precisamente la que salían de sus labios, lo noto cuando ella acaricio su nuca recibiendo con ganas aquellos besos y mordiscos que le estaban siendo propinados de manos del ojiazul, esa era su mayor prueba que le dejaba ver varias cosas, una no es tan tempano de hielo, dos que ella deseaba tanto como el aquel contacto piel con piel, saborear la piel del otro, explorar sus cuerpos como si se metieran en el papel de indiana jones en uno de sus mas gloriosos desafíos…una suave risa salio de sus labios dejando que el caliente aliento que aun seguía dentro de sus labios chocara contra su ahora sonrosada y mojada piel.- Yo interpreto las cosas de modo distinto...y mas divertido…mucho mas.. – En el momento que ella se alejo de los brazos del moreno por un momento sintió que algo le faltaba, que los sentía totalmente vacíos y que la quería de regreso entre ellos, fuera como fuera lo iba a hacer, ella regresaría a sus brazos tarde o temprano esa noche.

La miraba directo a los ojos, aquellos orbes marrones que lo estaban volviendo loco y que en ese momento le pedían a gritos que la llevara al cuarto y se sumergiera con ella en una noche llena de lujuria y pecado, su cuerpo pedia a gritos lo mismo y de eso el estaba consiente, al igual que el suyo…solo había un problema…su cerebro aun no estaba de acuerdo…rio suavemente y se encogocio de hombros frunciendo levemente las comisuras de sus labios como “y eso que?”.- No me digas, y por eso no te negaste y te fuiste? No me quieras tirar a mi tus culpas, no no, no…hele yo no te eh obligado a nada, si tu estas aquí es porque algo en ti quiere estar aqui , no porque yo te obligara a hacerlo…. Al ver de nuevo la espalda de la morena frente a el se mordio el labio inferior pensando en que haría con sus hermosas y perfectamente torneadas nalgas, oh si seguramente pasaría un buen tiempo disfrutando de ellas, pero que carajos estaba pensando?! ¿Porque su mente solo gritaba SEXO cuando estaba cerca de ella? – No no no konstantinova, tu sonrisa no es de eso…tu ves algo mas…algo que te gusta verdad? -. Respondio con una sonrisa coqueta en sus labios, sonrisa que no duro mucho cuando empezó a escuchar lo que ella le estaba replicando pero que luego apareció, mas maliciosa, lujuriosa y macabra que nunca al escuchar lo de la cama, se relamio los labios imaginándose como seria el llevar esas palabras a la vida -. Entonces por eso es que yo te gusto no? – se acerco a ella y pega sus cuerpos hasta que tenían solo unos escasos centímetros entre ambos –sabes bien que a mi esas cosas no me interesan me dan pereza…a mi me gusta calentar el cuerpo entero no solo la oreja…y sinceramente me encantaría calentarte a ti… - Respondio sonriendo de medio lado sin pensar en nada mas, ya su cerebro estaba apagado y ahora de su boca salían palabras que quizas luego se pudiera arrepentir de ellas -. Mmmm y tu viniste a entonces se te matara como a ese gato curioso? Yo conozco varias formas en las que podrias morir hele…. – El estaba totalmente en el juego, y por lo que pudo notar ahora ella había entrado junto con el, y si aquello sera muy divertido.

por un momento libero sus brazos haciendo que estos se relajaran a cada costado de su cuerpo ella le estaba dando carta blanca y el no iba a perder el tiempo en nimiedades con ella. – Lo que creo no, lo que estoy segura que lo hara…y aparte te haras una adicta…totalmente….- Por un momento se le fue el aliento al ver lo que había hecho, su boca estaba abierta debido a la sorpresa que le había causado que ella hiciera aquello, mordio su labio inferior no sabia porque pero aquella imagen le parecía de lo mas erotica y deliciosa que había visto en toda su vida, asintió suavemente al escuchar su pregunta, oh si asi mismo era.- Oh dios, creo que hoy nos vamos a quemar cariño – Su cara de inocencia, la forma en la que había hecho aquello, todo lo invitaba a pecar y si le ponía como nada en la tierra, al ver lo que le indico metio uno de sus dedos dentro de aquel pote de dulce que ahora estaba siendo utilizado acerco la mano a los labios de la morena y en cuanto dejo entrar su dedo el resto de su mano se posiciono sobre su barbilla mientas su dedo pulgar acariciaba su mejilla y sus ojos la miraba de forma pasional y lujuriosa a la vez.

Entorno los ojos negando con la cabeza, no no le iba a dar el gusto de dejar que viera que le había ganado aunque fuera una sola vez -. No, digamos que las mujeres que vienen aquí vienen a buscar una diversión diferente al sexo convencional…simple no tocaste ninguna yaga – El momento ahora no era discutir por lo que el no iba a caer en provocaciones de la morena, simplemente iba a seguir normal, mientras en sus palabras había un poco de defensa a si mismo tambien estaban cargadas de erotismo que en ese momento estaba corriendo por su cuerpo en cada ml de su sangre.- Mmmm no cariño, eso no va a pasar a mi me gusta tener el control no que me controlen ... – Respondio con simpleza era la realidad, el estaba acostumbrado a dominar casi nunca se lo habían hecho a el y a decir verdad no creía que en ese momento lo haría…ella o quizas si…aquella noche estaba siendo de muchas sorpresas…- Esto es todo helene, Game on! – Fueron las palabras que salieron de sus labios justo antes de subirla a la barra, en ese momento no tenia pensado en ir a ningún lado al sentir los dedos de la morena empezar a jugar con sus rizos negros mientras le acariciaba la nuca y sus narices rozaban causando que la respiración de ambos se cruzara su piel se erizo, ahora estaba mas seguro que nunca que la quería hacer suya en todas las formas posibles, quizas seria solo una simple obsecion que se quitaría al pasar la noche, o quizas fuera el preludio e lo que el destino le tenia planeado, quizas ella se convertiría en su nueva adiccion.

Al besarla sintió como su cuerpo se relajaba en un momento, sentía como si estuviera en el momento exacto donde debía de estar, justamente hay, probando por fin sus deliciosos, suaves, y delicados labios, la forma en la que ella le correspondio simplemente fue la cereza que adorno el helado, la sintió suya, sintió que en ese momento podía hacer con ella lo que el quisiera, en el momento que quisiera, jugaba con sus labios y lengua a la vez, el beso era suave pero a la vez pasional, un beso que poco a poco se iba tornando en diferentes escalas de rojo, sabia que cuando llegara a su tope simplemente iba a explotar, la estrecho mas a su cuerpo si es que eso era posible, no quería separarse de sus labios, no sabia si una vez se separara de ellos ella se bajaría de la mesada, tomaría sus cosas y saldría corriendo para no regresar, aunque el simplemente no iba a dejar que ella se fuera, solto sus labios dejando que estos hicieran un sonido de chasquido al separarse, la miro a los ojos y sonrio, sus orbes azules ahora estaban tornándose mas oscuros debido a la lujuria y al deseo que en ese momento se había apoderado de su cuerpo.

Por un momento vio a su alrededor y noto que aquella barra no le iba a ser suficiente en el momento, la cargo en brazos y se la llevo directo a aquel hermoso piano de cola que estaba en medio de la sala, hay podría si quería subirse sobre ella si le era necesario en la barra por los momentos no, consigo trajo la nutella y una vez posicionados como antes sobre esta nueva superficie tomo nutella con dos de sus dedos y marco una línea gruesa en su cuello, sin mediar palabra la ataco cual vampiro a su presa, besándole y lamiendo su cuello lleno de crema de avellanas con chocolate, embriagado por el sabor combinado de su piel con el chocolate simplemente delicioso.
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Mensaje por Helene K. Fickzó Lun Sep 09, 2013 8:08 pm

Cruzó los brazos sobre su pecho, nuevamente. Podemos abrir si quieres una mesa redonda sobre el porque desprecio el uso de aquella burda palabra sobre mi persona; o podemos dejarlo en que no quiero que la uses más en mí, por favor. terminó por suplicar no como suplica quien ruega y tira su orgullo. Sino como las damas en el siglo XVIII que pedían cosas con un temple anímico calmado ahora. No quería entrar en los detalles de la pequeña riña que tenía internamente con respecto a esa palabra. Incluso si era él que la decía con un cariño oculto, odió sentirse como solo una igual a cualquiera. Quizás y lo era, ¿Qué película en su cabeza se formaba, pensando en otra cosa? Podría ser solo que aquella chica levantase deseos lujuriosos en el hombre, ni más ni menos. La idea la reprime en su mente, pero está consciente que es una probabilidad y aunque ahora se adentraba en aguas misteriosas, se la pasaría bien y negaría todo luego. Ocupada con el placer que produce que justo haya atacado su zona sensible, se le eriza el vello de la nuca delicadamente. Solo cuando te conviene haces eso. murmura cuidadosamente, como si temiese que al hablar más alto perdiese las ganas de seguir en ese lado. Aunque, por más que pelease con el hombre con el océano danzante en su mirada, ella no se podría alejar así de fácil. Estaba atraída a él como un ion negativo a uno positivo, una carga que no se separa tan sencillo de la otra y se complementan. Helene estaba consciente que lo mejor era irse y cortar por las buenas aquello como siempre lo había hecho, pero también sabía aunque lo negase que ella necesitaba estar allí, así como las plantas necesitan del agua para alimentarse, o el cuerpo el oxígeno. ¿Por qué no podía sencillamente irse sin complacer el capricho? No era una niña malcriada, lo tenía todo en el mundo; una familia que adoraba, dinero, una carrera universitaria en una buena escuela, inteligencia, un trabajo en el hospital de su padre, los amigos maravillosos, el amor a sí misma. No le faltaba nada, no quería nada más. Le gustaba luchar por lo que quería y lo conseguía siempre satisfecha. Pero ahora, ahora las cosas cambiaron radicalmente; pues ella estaba siendo sometida a su cuerpo y no a su mente cuando generalmente para hombres ella pensaba.

Sus miradas se sostenían la una de la otra, se gritaban lo mismo en el lenguaje corporal, pero aún así ellos estaban aún de pie frente a frente. No rechazaría un trago; pero reitero que has sido tú el que me ha dicho que de acá no me voy por haberte despertado… los aires parecen haberse calmado por parte de ella, solo un poco porque pese a que su pecho subía y bajaba con las dificultosas inhaladas de aire. Se pasea de nuevo por el lugar, con aire ya abstraído. Guardó silencio, dispuesta a no soltar ningún detalle extra sobre lo que había percibido en aquel gesto del muchacho para poder seguir aferrada a la idea que la experiencia que él le brindaba era placentera pero vacía, sin emociones apartes. ¿Por qué de la nada la pequeña chica se detenía a pensar en emociones a la hora del sexo? Siempre fue sobre placer; solo eso. No era tonta, era científica y sabía que las emociones solo se producen cuando los estímulos del cerebro colapsan y no se le controla. Ella vivió su vida regida por dos creencias opuestas, disonancia cognitiva. Analizarlo todo, y sentir con la panza. Menudo lío que tenía ella en ese instante por culpa de aquello, mezclando lo analista del día a día con lo romanticista que era por las noches de soledad acompañada de la dama inspiración, bailando un vals de creaciones ocultas en el ático de su casa. Permanecía con esa actitud depredadora durante todo el monólogo interno sobre su vida, sin quitarle la vista de encima con miedo a parpadear y aparecer acostada en su cama. ¿Y quién ha mencionado que me gusta? musita juguetona, cerca de su oído Yo solo soy una chica que busca un compañero para hacer travesuras. se encoge de hombros con naturalidad, volviendo a torcer hacia abajo sus comisuras. No mentía, de hecho por primera vez en esa noche no le mentía acerca de sus motivos para con él o en el lugar, lo soltó con tal facilidad y naturalidad que hasta a ella se le puso la piel de gallina por el terciopelo que era su voz a esa octava de sonido. ¿Te has olvidado que los gatos tenemos más de una vida? su dedo índice estaba en la barbilla de él, y se alza al tiempo que ella sonríe y le dedica un guiño casi felino. Volviendo a girarse sobre sí, creando un estiro en la tensión creciente entre ambos cuerpos sedientos por un trago en las pozas infernales de las llamas pasionales. Mordió su labio inferior rojo carmín, acariciándose la nuca.

Era como bailar un tango, las alejadas solo servían para que él estirase su brazo y la volviese a ceñir a su cuerpo, a sabiendas que era un juego mortal el que ambos estaban jugando, no se arrepentía ni pizca de ser guíada por un pasaje directo al más remoto infierno. Quemaba, lo sabía y aun así lo tocaba. Entre abrió los labios lamiendo el dedo cubierto con nutella como se lame una piruleta, pero lenta y seductoramente. Entendía, de maravilla que aquello sabía mil veces mejor a como era si ella usaba sus dedos. No por la mezcla entre su piel y la nutella, sino por la sensación que sube por su columna sintiendo el dedo entrar en sus labios y rozarlos al tiempo que en su mirada el agua se convierte en fuego líquido, arrasador y hechizante. Pérdida en el naufragio estaba ella, nunca estuvo más cuerda que ahora que cedía a la locura. Sonreía, ni los argumentos del morocho podían borrar la sonrisa que sabía bien que había ganado. No le discutió más para no concentrarse en aquello hasta el fin, pero estaba más que claro quien había sido el triunfador. Es decir, solo bastó aquel sencillo gesto como el que solía ejercer ella, entornar los ojos, para saber que su justificación era patadas de ahogo. Rozaba con su nariz la de él, su mejilla y sus yemas trazaban la línea de sus labios Tú y yo vamos a tener mucha diversión juntos… contraataca a su respuesta emitiendo una risa de chica mala que se divierte al sentir en sus muslos la cerámica fría de la barra, acariciaba su cuello y su cabello, se alternaba para recorrer con la punta de su nariz desde su mejilla hasta su cuello. Regresando hasta sus labios para fundirse como uno solo, sin detenerse a pensar en el aire que tomarían luego. Lo esencial allí era devorar los labios del otro en el suculento sucumbir a los deseos más mundanos del cuerpo. Se separa de ella, por una fracción casi nula de segundos. Respira agitada, mirando con fijeza al moreno. El piano de cola es ahora quien yace bajo el menudo cuerpo de la chiquilla, y aunque goza de como él le besa, ella lo atrae consigo, pasando una de sus piernas sobre sus caderas, queda sentada perfectamente sobre él. Un movimiento suave, nada brusco, de caderas terminan por dejarle en una posición más cómoda sobre él. Se inclina lentamente, besando su pecho, bajando hasta su abdomen. Toma un poco de nutella desplegándola por su pecho desnudo, abriendo paso con la punta de su lengua en movimientos circulares. Cuando deja una zona limpia, le besa, y muerde juguetona. Sube hasta su cuello, acariciando al morocho cual ciego leyendo braille.
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Mensaje por Drake J. Novogratz Mar Sep 10, 2013 10:02 pm

Entorno los ojos negando con la cabeza sin entender que era lo que le pasaba con aquella palabra, era solo una palabra...- Ok ok , sabes que? muchas veces dicen que es mejor llevarle la corriente a los locos, y tu estas loca e’ bola, simplemente ese desprecio hacia una simple palabra no tiene sentido helene, pero como quieras no te dire asi si te tranquiliza. - A pesar de que no la entendia en lo mas minimo, a ella simplemente le molestaba, aunque el se lo hubiera dicho en cierto modo en un tono cariñoso, no por denigrarla ni nada parecido, los dedos del moreno acabaron en su cabello haciendo este hacia atrás mientras no le quitaba la vista de encima a la morocha que tenia frente a el, debía de admitir que asi como estaba en ese momento, enojada y quizas algo ¿ofendida? Se veía mejor que nunca, algo tenia en los ojos que le encantaba cuando la veía de aquella forma quizas por eso se dedicaba tanto tiempo solo a molestarla y a sacarla de sus casillas, simplemente le encantaba que ella se pusiera en ese lugar…quizas le llamarían masoquista, que bueno en cierto modo lo era, pero todo lo que le pasaba con aquella chica era diferente, ella era diferente nunca antes le había importado tanto que a una mujer no le agradara algo que el le dijera, momento no no, ella no es diferente solo quieres tener una buena noche con ella y se acabo, si claro drake engañate todo lo que quieras…una vez la tengas no la podras soltar y lo sabes , sus demonios internos peleaban entre ellos mientras el intentaba simplemente huir de esos pensamientos y concentrarse en lo que era importante, el amor nunca había sido para el. – Ni cuando disfrutas de algo dejas de pelear morena? Tststs, eso no debería de ser asi. – Dijo casi en un gruñido en su oído, los orbes azules del moreno estaban cerrados mientras que sus labios ahora reposaban en el borde de su oreja dejando uno que otro beso muy suave sobre esta, no sabia si lo hacia por molestarla, o porque el realmente lo deseaba, lo necesitaba, intentaba contener sus impulsos por momentos, y no hacer que ella se girara para poder comerse sus labios a besos fogosos y llenos de lujuria y pasión, no eso tendría que esperar...

Para aquel momento sus manos dolían ya que había pasado una gran parte del tiempo moviendo sus dedos intentando controlar las ganas de ceñirla a su cuerpo, el cual estaba tenso, el estaba como un león enjaulado que no podía hacer nada porque corria el riesgo de que su vida se viera en peligro, como el mafioso que mantiene una carga de su mercancía oculta para no ser despojado de ella, estaba inquieto pero a la vez tranquilo, no sabia como aun estaba cuerdo y como podía seguir con aquellas sensaciones clavadas en su cuerpo cuando simplemente si quería algo lo podía tomar y estaba casi seguro que ella no se le negaria.- Vale vale me has ganado, sinceramente no quería que te fueras, no me gustaba mucho la idea de que una vez despierto tuviera que pasar una noche tan hermosa solo, teniendo tantas horas por delante, y pudiendo hacer tantas cosas…tan…divertidas – Termino por decir sin ataduras algunas, considerando que en aquel momento seguramente hubiera sido una mejor idea abrirle la puerta, que saliera y abriera las alas, y quizas que nunca regresara, pero ¿de que me arrepentiría mas? De no haber disfrutado de la noche que teníamos frente a nosotros, o de hacerlo y descubrir la cruda realidad que estaba negado a ver, seguramente de la primera opción, se dijo a su mismo en la mente mientras sus orbes azules perseguían a la morena caminar cual león enjaulado que buscaba una salida segura para poder seguir dominando en la selva...si el se sentaba a solo verla y pensar en lo que ella hacia entendería perfectamente lo que su lenguaje corporal le estaba diciendo, ella estaba en su misma posición, ella tambien tenia una gran lucha interna, ella tampoco quería ceder ante aquellos deseos carnales…que muy a su pesar parecían estar ligados a varios sentimientos encontrados que ninguno de los dos había experimentado antes, o quisiera hacerlo muy pronto – Nadie no sabes que hay veces que no es necesario hablar, las palabras sobran, a veces todo lo que hace falta es una mirada, o el lenguaje corporal de la otra persona, y el tuyo me dice a gritos que eso es asi – Palabra tras palabra salieron de sus labios con calma, le hablaba susurrando a su oído, con un tono seductor totalmente marcado que el ni se tomo la molestia de cubrir, de esconder, ya no era momento de jugueteos, aquel no era un juego de niños…

Una pequeña risa suave y gruesa salio de sus labios negando con la cabeza, sinceramente se había sorprendido por aquellas palabras, a pesar de ello no le molestaba en lo mas minimo, contrario a eso su piel se había erizado de piel de la nuca y de toda la columna vertical, lo cual provoco que este se moviera como si una corriente eléctrica hubiera pasado por su cuerpo, para su pesar ya para este momento su mente había maquinado lo suficiente como para que la sangre que corria por sus venas apresurara su paso como si se tratara de una carrera de nascar, cuya meta era precisamente su “mejor amigo” quien ya estaba empezando a despertar solo con imaginarse como terminaría aquella noche. – Pues lo acabas de encontrar, no sabes las ganas que tengo de portarme mal…muy mal…. – Una sonrisa ladina y maliciosa en todos los sentidos se había dibujado en su rostro mientras la observaba, al bajar la mirada noto como la piel de los brazos de la morena se había erizado, el moreno subio una mano y la paso suavemente por toda la extensión de estos mientras su mirada acompañaba a su mano hasta volver la vista a los ojos de ella. – Entonces déjame asesinarte, total una vida menos, una vida mas… - Un gesto algo pervertido y lujurioso se había apoderado de sus facciones, en el momento que iba a atraerla mas a el y besarla negó con la cabeza con algo de frustración pero estaba bien, que siguiera jugando, mas tarde le tocaría a el jugar y valla que lo disfrutaría.

Sinceramente aquella mujer lo iba a volver totalmente loco, desde que había aparecido por primera vez frente a sus ojos lo había empezado a hacer estuviera consiente o no de aquello, lo había vuelto un total demente que se perdia en su día a día cuando ella se colaba por sus pensamientos, pensamientos los cuales por momentos eran tan inocentes como un niño en pañales, mientras en otros totalmente contrarios a estos eran tan calientes como el mismo infierno…un infierno en el cual drake estaba simplemente anhelando caer, sus labios se entreabrieron naturalmente permitiendo que el aire circulara por sus pulmones ya que al parecer sus fosas nasales se habían desconectado de sus pulmones y ahora le costaría un poco mas respirar, relamio sus labios sin poder dejar de verla ni por un momento, simplemente estaba anonadado por lo que estaba enfrente de el, y no solo por la atención que ella le estaba propinando a su dedo, toda ella era un espectáculo que lo dejaba sin aliento aunque el se negara a aceptarlo. La mirada del moreno se había oscurecido, mirada que no bajaba ni por equivocación, quería observar de primera mano cada uno de los gestos de ella, leer sus pensamientos a través de aquellos ojos que lo volvían loco si fuera posible, la miraba cual león a su presa con hambre, con deseo…sus ojos podían ser comparas con los de un demonio que estaba a punto de realizar la actividad maligna de su preferencia, pero a la vez había algo mas, un brillo especial que no tenia nada que ver con aquellos sentimientos carnales, que lejos de ser provocado por el rápido latido de su corazón, y por la sangre que ahora corría acelerada por sus venas lo daba eran otra clase de sentimientos, eran los sentimientos a los que el estaba negado y que tanto terror le daba pensar que aquello fuera posible.

Información de ultimo minuto “Your brain has turned off see you latter” si eso era lo que había pasado, su cerebro se había apagado y ahora solo quedaban en el los instintos de un animal que no ah comido en semanas y que esta frente a la que quizás sea su ultima comida en un largo tiempo, por los momentos los roces habían sido simples, suaves, como si se estuvieran conociendo antes de hacer cualquier cosa, los ojos del moreno permanecían cerrados mientras sentía como ella frotaba sus narices, por un momento disfrutando de aquel contacto por mas suave y sencillo que fuera, al escuchar sus palabras una pequeña risa salio de sus labios y entonces abrio los ojos para ver los de ella, una sonrisa se curvo en sus labios pero nada salio de estos, muchas veces hablar solo hacia que las cosas salieran de control y con ella nunca sabia cuando podía o no salirle con un comentario acido y empezara de nuevo una pelea, es mas no dudaba que aunque estuvieran a punto de llegar a un orgasmo ella podría pelear y caerle a golpes si eso es lo que deseaba, simplemente ella era tan impredecible como un desastre natural, nadie sabia cuando venia pero todos tenían el conocimiento de que una vez este llegara todo cambiaria en sus vidas, para bien…o para mal.

A pesar de que había que admitir, aquellas caricias tan simples, quien no estuviera en el lugar de alguno de ellos podía confundir con inocentes caricias entre dos personas que se querían…si aquella era la palabra, aquella que tanto le asustaba, la cual ponía su piel de gallina mientras el intentaba expulsarla de sus pensamientos, una nube gris había llegado a sus pensamientos, ahora estaban nublados totalmente mientras se fundia en aquel beso con ella, no quería soltar sus labios, cual naufrago que ve un salvavidas en el medio del mar estaba el, aferrado a ellos hasta que sus necesidades fisiológicas habían intervenido en ello. Cual plastilina en manos de un chiquillo que la molda a su gusto se dejo llevar por ella, sin mucho esfuerzo había logrado la posición que deseaba, el no la iba a detener…quería saber que tan buena tomando el control era, ya luego llegaría su turno y entonces jugaría con ella y con todo su cuerpo a su antojo y con lo que el quisiera... con sus ojos entreabiertos se la quedo viendo, sonriendo ante sus besos mientras sus manos se abrían paso entre la final tela del vestido que aun cubria el menudo cuerpo de Helene, se relamio los labios mientras sentía sus labios finos y delicados bajar por su cuerpo, haciendo que su piel se erizara, que su cuerpo se estremeciera. Contrario a sus deseos aquellos orbes ahora azul opaco del moreno se cerraron al sentir la lengua en punta de ella jugar sobre su cuerpo con la nutella que momentos antes había dejado sobre su piel, cuando puso tomar de nuevo el control de sus parpados los abrio y clavo la mirada en ella, a la ves que tomando su fino y femenino vestido y lo alzaba sacándolo por su cabeza, sin la mayor dificultad, la quería desnuda frente a el, expuesta totalmente.
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Mensaje por Helene K. Fickzó Miér Sep 11, 2013 11:19 pm

Gracias puntualiza suavemente, a sabiendas que si él le seguía haciendo punto de presión, era bastante probable que ella en medio de un arranque violento de negación terminase de exponer por qué no le gustaba la palabra, pero faltaría demasiado tiempo para ello. Podría irse la noche entera en una batalla de ataque y defensa, como dos niños pequeños porque ella era tan testaruda como él. No cedería tan sencillo, no estaba dentro de sus valores el dejarse vencer. Una Fickzó nunca, pero nunca pierde. Jamás. Así como su hermana primero estaba muerta que sencilla, ella primero limpiaba con su lengua todos los baños públicos del mundo con su lengua, antes que dejar vencerse en una pelea. Había ciertos modos de discutir, y ella solo había perdido con aquellos oponentes a quienes realmente se sacaba el sombrero y daba la mano por su alto nivel argumentativo y convincente. Y es justo por eso, que no se puede dar el lujo de terminar por hablar con él acerca de la terminología “nena” era igual que “mami” o “jeva” “bebé” o ese tipo de motes que aparentemente a las cualquieras les gustaba pero no a ella. Además que siempre los veía asociados con un vulgar hombre de color con bigote teñido de rubio y una jerga marginal rechazada hasta en los estragos más bajos de la sociedad. Destilaba la ponzoña de sus ojos y era algo que seguro no pasaba desapercibido, ella odia que le busquen pelea solo para divertirse, cosa rara pues aunque ama pelear, y buscar pelea en los demás, en ella eso es algo que sencillamente no se perdona, no es divino ni aceptable. Pecado, un sacrilegio. ¿Acaso le intimida al señor un poco de personalidad en la chica? se ríe, como alguien que sabe que nunca se ha topado con alguien como ella, si, es tan ególatra que se coloca en medio del universo, sabe que nadie es igual a ella ni siquiera por asomo le llegan a los talones, es perfección pura en su estado más original. Una fiera que observas en lo natural y el hombre desea poseer tras sus jaulas, la misma que con cada acción torna hipnotizados a quien le ve; podía tener rasgos en común con el mundo, pero ella estaba más que segura que no era más que la cima en la pirámide. Incluso cuando ella no lo notaba, era perfecta en el sentido más amplio de la palabra. Todo el que la conocía, estaba al tanto de este carácter narcisista, y aislacionista. Si no le afecta a ella, no le interesa. Lejos de molestarse, a ella le encantaba tenerlo así, sus labios cerca de su piel depositando besos a diestra y siniestra, sin esperar a que sucediese nada más. El placer que el mero tacto de él le provoca es incomparable, Helene ha tenido varios amantes, no posee la misma moral de todos; ella sabe que el cuerpo humano en especial la mente son de tendencia carnal y no se pone colorada a la hora de sucumbir a los actos de lujuria, era algo normal el experimentar cosas que los demás no se atrevían, navegar más allá de los limites conocidos solo para saciar la sed de curiosidad que embriaga a la pequeña castaña. No es su culpa pensar de manera tan abierta al lado de los otros. Y a pesar de haber tenido desde amantes de primera clase, a los más jocosos de todos; ella nunca deseó con ellos que se quedasen cerca de ella, rozando con sus labios su tersa piel. ¿Por qué Drake era distinto? ¿Por qué se empeñaba en disfrutar más de lo necesario, el placer que le brindaban sus labios?

Sonríe triunfante, pues solo hay un par de cosas que le producen más placer que Drake besándole el cuello o su piel, y es verlo admitir que ella ha ganado. Se siente el dulce sabor a victoria en su paladar y la contagia con aquella sonrisa tan arrogante que en cualquier otro ser, se vería totalmente insoportable. Por suerte, Helene no era como los demás seres existentes. Era una pastilla comprimida con todas las virtudes a añorar, y todos los defectos a odiar; como dios y el diablo juntos en armonía y perfecta belleza. El caos le sentaba de maravilla. ¿Qué clases de cosas? sabe la respuesta, puede palmearla en el aire o tomarla de la mano e ir a dar un paseo por la gran manzana con ella, pero osó a preguntarla con esa nota tan inocente remarcada en su voz que ni un niño de dos años sería capaz de imitar, pues tantos años de práctica se le daba con tal maravilla y naturalidad que el más hostil de los seres podía dudar un segundo acerca de aquel tono tan autónomo.  Era por eso, quizás que los ojos del azabache se teñían de aquel curioso matiz tan sensual y atrevido, tan lleno de curiosidad así como se reflejaba el en los ojos de la castaña. Aún con su corazón palpitando con fuerza en su pecho, ella permaneció un largo período de tiempo en el sitio. Contó hasta tres para irse, pero algo le impedía el dejar la habitación, cobardía quizás. Tenía miedo de irse y no ser capaz de perdonarse por el haberlo hecho, antes tenía más ganas de escapar pero con el paso de los segundos aquella probabilidad se perdía en la distancia. Como un amigo al que ver subir a un tren y despides con la mano mientras el tren se va alejando, pero el asoma la cabeza casi con súplica pidiendo que no le dejes ir. Así era como se sentía, incluso por más temeraria que ella fuese, el maldito de James la sacaba de su sano juicio. Lenguaje corporal, ahora eres un maestro en el. emite otra sonrisa, acercándose a otro jarrón cercano a ella y sujetándolo entre sus dedos, de espalda a Drake. Vaciló un momento con una sonrisa divertida y dejándolo caer gira su cabeza sobre su hombro Apuesto que mi lenguaje corporal no te dijo que haría eso. Helene firmaba con sangre su propia sentencia de muerte, pero le gustaba el romper cosas. En especial si aquel acto tan improvisado dejase en ridículo las palabras que Drake seguro no dijo con malas intenciones, pero ella era así y él sabía que no era nada personal. Solo que, bueno, una Fickzó no pierde nunca un argumento y justo cuando el comenzaba a sacar al aire lo que su cuerpo imposiblemente lograba disimular, ella se quedaría sin modo de negarlo todo como buena chica que era e irse. Vale, quizás el ir a la casa de él a quebrarle los jarrones tampoco era lindo, a ella no le gustaría que él fuese a su casa a romper sus cosas, al menos no de ese modo. Para nada se enojaría si el la agarrase y acorralara contra la pared y por el medio se llevasen un par de adornos mientras sus labios se la devoran entre besos. Él la consumía por completo, la devoraban sus más mundanos deseos ardiendo con desespero. Porque lo deseaba. Y sin embargo, ella si veía todo aquello como un vil juego del cual escaparía al cumplirlo, como el niño que quiere jugar con aquel muñeco que otro ha tomado pero se le olvidaría luego de poseerlo. Tenía que, porque ella no iba a ser la que estaría detrás del otro que solo la ve para una noche.

La risa le sirve como un refrescante a la chica, la saca de sus conjugaciones internas. El monólogo que se abre paso solo arrastra consigo el miedo al rechazo, ¿Qué iba a suceder luego de ceder? Nada, eso se respondía, era cruel consigo misma pero era necesario para evitar fantasías de adolescente. Un poco tarde para ello, cuando se descuidaba en las tardes de lectura, Neens se sorprendía a sí misma imaginando que ella era la protagonista del libro y su amor era Drake. Era apenas tangible el acto de respirar de la chica, sentía que ya no podía más contra aquello que reinaba en su interior, deseo, lujuria, pasión, odio…Amor. Existe la más remota posibilidad que enterrado entre los miles de millones de sentimientos que ella poseía, estuviese ese allí dormido, de a ratos. Explicaría demasiadas cosas, como las noches en velas pensando en él, como los suspiros escapando de sus labios añorando sus besos, como el odiar tanto que otra estuviese a su lado, tanto como odiarse a sí por no ser como la otra. Odiarlo a él por pasar a su lado y que le sonriera, o como el odiar que ella haya tomado de la mano a su cita una noche solo para que él viese que ella ni le había notado. Así como se dejaba caer muerta de sueño luego de comerse libros pesados de medicina, filosofía e incluso matemáticas. Lo que sea para alejarlo de su vida, porque era como una peste; poco a poco evitaba los sectores en común con él, en las fiestas se iba temprano o cuando le veía solo se escapa. Si, como una pequeña y frágil rosa. Tenerlo frente a ella, era mágico. Su sonrisa vuelve a aparecer, siempre ha sido sonriente, pero nunca tanto con el mismo chico. “Mío” se repite de nuevo aquello en su perturbada mente. Aunque fuese por unas horas, lo sería. Aunque se odiase por lo que sucediera luego, lo aceptaría gustosa. Era la drogadicta que se inyecta por primera vez, está consciente que quizás luego de un bocado su cuerpo exija más. Y aún lo hace. Pobre chica. Termina de desplomarse cuando aquellos ojos se topan con los suyos y ellos descubren algo aparte de lujuria. Pero ¿Qué es? Ha visto esa mirada en miles de personas, nunca dirigidas directamente a ellas. Qué era aquel brillo especial en el azul de sus ojos, que desarmó completamente a la castaña. Era suyo, más allá del pensamiento de ilusión, estaba allí frente a sus ojos, tangible y perfecto. Imposible de negar, no había argumento lógico que pudiese negar absolutamente aquello que sobre salía del azul, ni siquiera los comentarios más absurdos de la mujer iban a ser capaces de aquello, eso era una ciencia cierta.

Cuando habla con sus ojos solo dice que cosas que no se entienden. No quiere perderlo, siente que en cualquier momento abriría los ojos y estaría sola en la banca de la biblioteca. Quizás si era un sueño, sus besos se tornan cálidos, y sus manos trazan un camino por toda su piel. Deposita besos en su cuello y hombros, aferrándose con todo su ser a que en cualquier segundo él se podría ir. Sacó el cinturón de su pantalón, y de un tirón lo abrió, si, amante de romper cosas se llena de goce con el rasgar que sufren los pantalones. Su dedo índice baja desde el hueco en su cuello hasta rozar sobre la ropa interior su masculinidad. Muerde su cadera delicadamente, piensa que no quiere dejarlo ir, no quiere irse. Lo quiere a él, todo suyo y a su merced, siendo sometido a las exóticas caricias propinadas a su miembro por las delgadas manos de la chica. Besos por su cuello, lamidas sobre las mordidas en la cadera, suaves caricias de mujer a su miembro, todas esas cosas están atestadas de la necesidad de poseerlo. La seda acaricia su piel al ser despojada de su vestido. Jadea a una escala inaudible, casi como si todo el aliento que antes ella estaba reteniendo se hubiese escapado sin previo aviso. Pasó su mano por el castaño cabello y lo peino hacia atrás, sus rizos se mueven obedientes descubriendo su cara.

El juego está lejos de terminar, aunque sus planes luego de aquel segundo fuesen la huida del sitio, estaba más que segura que mientras más sus labios besaban el delicado pecho viril del hombre bajo sus piernas más lejos estaba la atractiva idea del escape. ¿Y ahora qué sería de ella? Estaba acostumbrada a vivir la vida loca, el estar sin explicar a nada ni nadie su naturaleza rebelde, sentía que con él aquello se complicaba. No quería solo irse sin dejarle algo dicho; y conociendo al morocho como lo conocía, le iba a perseguir hasta en sus más remotos sueños exigiendo que le de la cara. No le gustaba huir si se tornaba más una medida de supervivencia que un juego. "Todo mío" invoca su mente de nuevo, cediendo ante aquella fuerza que tiraba de esta. Sus dedos suben y bajan, inundan con caricias de amante al chico. Se yergue, llenando con nutella los labios rosáceos de su nuevo...No amante, pero tampoco juguete. Mordisquea sus labios, lame la nutella, y succiona solo levemente su labio inferior tironeando de él. Era prisionera de sus labios, esclava de su cuerpo.
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Why don't you show me a little bit of spine? [w/Drako] Empty Re: Why don't you show me a little bit of spine? [w/Drako]

Mensaje por Drake J. Novogratz Vie Sep 13, 2013 7:28 pm

Despues de ese “gracias” el moreno siemplemente cerro la boca, no toco mas ese tema, no entendia a helene pero tampoco se iba a carcomer la cabeza pensando en que le pasaba, era uno de los que pensaba, que tenían la teoría mas antigua del mundo masculino, las mujeres son el ser mas perfecto y a la vez mas complicado que dios pudo haber creado, simplemente ellas eran un mundo aparte, un mundo que bien podía ser de diversos matices y por eso le complicaban tanto la mente al sexo contrario, la mente de las féminas estaba llena de cosas tan distintas como el agua y el aceite, el día y la noche, podían pensar desde en unicornios y arcoíris hasta ocultar los mas oscuros y quizas excitantes secretos dentro de aquella masa gris llamada cerebro, pensaban y sentían diferente a un hombre, que simplemente era la criatura mas simple del planeta, una mujer era todo lo que se necesitaba, para ellas todo era mas complicado, pedían mas de la vida, por eso nunca pensó en entender totalmente la mente femenina, simplemente perdería su tiempo buscándole una razón de ser a todo lo que saliera de los labios de ellas, y no sinceramente el no estaba hecho para ejercer aquella tarea, las pobladas cejas del moreno se encarcaron haciendo un gesto bastante lujurioso a decir verdad, se podía leer la palabra “lujuria” en sus gestos con total claridad.- Si lo hiciera creeme que no te tendría aquí…y no estaría pensando en lo que haría por tu hermosa personalidad rebelde y traviesa – Por la mente del moreno pasaron tantas imágenes que estaban prendiendo poco a poco su cuerpo, calentándolo como una fogata a la cual solo buscaba avivar mas y mas la llama que en aquel momento calcinaba su interior, lo mataba poco a poco, mientras no la tenia como deseaba como la imaginaba, mientas se tenia que conformar con besar su cuello y deleitarse con aquel sabor tan dulce y a la vez salado de su piel, dejándole mordiscos, lamidas por toda aquella extensión de piel que en aquel momento ella le estaba ofreciendo en bandeja de plata, sus orbes azules cerrados solo daban señal de goce sus manos, estaba embriagado si aquella era la palabra, simplemente embriagado de aquel sabor que lo tomaba de un momento a otro pensando como un adolescente caliente que apenas acaba de descubrir las bondades de aquel acto carnal delicioso, en aquel momento solo ella se encontraba en sus pensamientos, hacerla suya, solo suya y no compartirla nunca mas con nadie, de un momento a otro el moreno dejo aquella actividad que hacia unos momentos estaba disfrutando tanto y la miro relamiéndose los labios, aquello se estaba tornando mas peligroso de lo que pensó, el moreno no era un hombre que le gustara estar en una relación monógama, a el le gustaba disfrutar de su vida, de las mujeres, del dinero mientras pudiera, recordaba que en aquellos años donde los estudios fueron su principal interés para superarse simplemente las había dejado de lado, no se había puesto a disfrutar como se debía, en la lista de mujeres que el pudiera recordar nunca hubo una “novia” aquella chica con la que tuviera que compartir mas de lo necesario, a quien decirle que hacia, con quien y donde nadie que le pidiera cuentas de sus actos, nadie en quien tuviera que pensar como la persona mas especial de su vida, y ahora esta chica llegaba a su vida solo para ponerla de cabeza, en aquel momento pensaba de aquella formar, de esa forma que el siempre rechazo, quería que ella fuera esa persona, pero no…esos pensamientos debían desaparecer

Una sonrisa ironica acompaño sus labios mientras su cabeza iba y venia de lado a lado mostrándole una desaprobación a aquella sonrisa tan maléfica que ella tenia pintada en aquellos labios que el veía y le incitaban al pecado, por dios drake no era un hombre moralista, de los que se dejaran llevar por lo que estaba o no correcto, el era el diablo en persona, le gustaba jugar y disfrutar de aquel pecado tan delicioso, que su piel hirviera, se calcinara al sentir las caricias de la mujer elegida para la noche, y en aquel momento se encontraba hay, parado frente a su némesis, su yo femenino, ella era la encarnacion del mal en un cuerpo de angel, con cara de inocente niña que no sabe lo que estaba bien y lo que esta mal, simplemente era perfecta, y sabia que una relación puramente carnal con ella seria lo mas delicioso que iba a probar nunca…rio suavamente con un deje de ironia al escuchar aquel tono tan inocente, un escalofrio recorrio su fibroso cuerpo a la vez que sus manos pasaban a lo largo de su nuca y cuello mientras que no quitaba los orbes azules de los ojos de la morena, cerro un poco la mano en la parte que comunicaba su barbilla con el cuello mientras su pulgar delineaba los labios de la chica.- La respuesta a esa pregunta podría acarrear muchas cosas que seguramente no has experimentado…no te quiero asustar cariño – El moreno estaba totalmente inmerso en aquel juego de estira y encoge que carcagaban ambos, con comentarios tan acidos como el jugo de un limón sin aditivos, tan picantes como un chile en conserva de vinagre, tan calientes como el mismo infierno en el que se había convertido ahora aquel departamento que el moreno llamaba su hogar, había un calor infernal en el, sentía como si pudiera estar a 40° aunque la realidad era que se encontraban en un lugar bastante fresco, su cuerpo estaba caliente, estaba siendo victimar de un incendio en todo el sentido de la palabra, podía sentir como si una gota de sudor caia por su rostro pero no, aquello no era asi, simplemente era su imaginación…los momentos en que ambos mantuvieron el silencio le parecieron horas, noto como la castaña miraba a la puerta de vez en vez pensando en irse quizas pero no se movia, su cuerpo permanecía intacto, inerte frente a el…como si no pudiera moverse, como si se hubiera vuelto parte de aquella alfombra color gris de estilo moderno sobre la que estaba parada en ese momento, su siguiente comentario le saco un poco de si, no entendió porque le hablaba en aquel tono pero poco tiempo después aquella duda se disiparía como una lluvia de verano, hizo una mueca al escuchar aquel estruendo de el jarrón explotando en mil pedazos contra el suelo, con que esas teníamos no? .- con que asi vamos a jugar no? Helene estás jugando con fuego…y ya no hay tiempo de llamar a los bomberos. – Camino a paso firme acercándose a ella, la tomo de la muñeca y la jalo para que quedara de frente a ella, clavo sus orbes azules en los suyos y lo siguiente que hizo fue pegarla contra el gran ventanal que servía de pared para la sala y que les dejaba una gran vista de toda new york y central park, el menudo cuerpo de la castaña estaba en ese momento contra aquel vidrio de frente a el mientras el estrechaba su cuerpo aun mas al de ella, viéndola con una mirada animal – Dime que te dice mi lenguaje corporal helene? Que te grita mi cuerpo? Mis ojos?...mis labios...- La voz del moreno era gruesa, ronca, casi era un gruñido de un león que estaba listo para atacar a su preciosa y deliciosa presa, su cena de la noche, momentos después un beso arrasador, profundo, salvaje, no había reparado en cursilerías ni en ser tierno en ese momento se la quería comer, si bien podia parecer que era un bipolar de mierda el quería y haría lo que su instinto le mandara sin importa razones, aquellos pensamientos racionalistas habían salido por la ventana en el momento que acorralo a la castaña contra el, sus labios habían absorbido la ultima gota de cordura que le quedaba al moreno, sus labios bailaban sobre los de ella, mientras su lengua buscaba desesperadamente la de ella, para entonces empezar un baile desesperado, ansioso, una lucha para saber quien seria el ganador…aunque en realidad no creía que pudiera haber un perdedor con un beso de aquel calibre.

La separación de sus labios era inminente, si, de sus labios mas no de sus cuerpos, el no la quería dejar ir, no quería que ella se apartara de su lado, de su cuerpo, quería seguir sintiendo aquel calor tan sensual que le transmitía la piel de helene, quería tocarla, quería morder su piel desnuda, marcarla para que el próxima que le quitara la ropa supiera que había otro, que estaba el, que tenia un dueño aunque ella le estuviera permitiendo hacerse el sueño de su cuerpo por algunas horas, que cada vez que ella los viera pensara en el, en lo que le había hecho aquella noche, en las mil y una formas que tuvo de amarla aunque ella no lo notara, como era que podía simplemente verla a los ojos y que sus piernas hicieran como si fueran fideos pasados de cocción, se convertía en agua, en chocolate derretido entre sus finos y suaves dedos, su corazón palpitaba cual motor del mas fino y veloz automóvil, sentía como si se le quisiera salir por los labios cuando pensaba en todo lo que aquella mujer frente a sus ojos despertaba en su cuerpo, sentimientos tan hostiles como la rabia, el odio en algunas ocasiones…los celos…oh si aquellos celos que se apoderaban de cada fibra de su cuerpo cuando era otro el que la tomaba de la mano y besaba sus labios, pensamientos que solo serian permitidos en la perturbada mente de un asesino serial quien tiene meses sin matar, simplemente ganas de sacarle los ojos por mirar lo que el consideraba de su propiedad, romperle la boca que momentos antes se poso sobre la de ella, bebiendo la dulce esencia de sus labios, mutilar sus manos que anteriormente se pudieron posar sobre aquellas curvas que le volvían loco, simplemente una muerte lenta, dolorosa, traumatica para un hombre que no tenia la culpa de lo que ella causara en el, que compartia sus gustos, y que quizas era un libro abierto para ella, cosa que el jamas podría llegar a ser, asi como tambien los sentimientos mas hermosos, rozando la línea de la atracción física, tocando una parte mas profunda de su cuerpo, su corazón, ella le volvia loco, quería besarla y jalarla del pelo al mismo tiempo, decirle cosas bonitas y gritarle mil idioteces a la vez, pego su frente a la de ella mientras la miraba a los ojos, quería saber en que estaba pensando, quería poder tener ese poder de ver todos sus pensamientos, saber que le pasaba, que sentía, sus narices rozaron un momento en un gesto casi inocente, cariñoso mas que lujurioso mientras los orbes azules del moreno se cerraban dando paso a la calma por un momento lo único que deseaba era sentir su aroma, al sube y baja de su pecho al respirar, que sus calidas respiraciones se encontraran la una con la otra, mientras sus manos acariciaban su cuerpo, sus caderas, sus brazos, sin hacer nada mas, quería sentirla hay, saber que aquello no era un sueño, se sentía tan real y a la vez tan irreal, como si fuera la fantasía de un chicuelo, o una escena de alguna de esas películas que el tanto detestaba .

Aquello que estaba ocurriendo no era normal para el, simplemente no estaba acostumbrado a que sus piernas temblaban, a que su corazón corriera cual semental salvaje por el prado, libre, orgulloso, siempre fue tranquilo, nunca pensó que aquellas sensaciones se apoderarían de el, sacándolo de si mismo, sacándolo de toda zona de confort, ella era un peligro inminente para el, para su forma de vida, salud física y mental, pero dios que bien se sentía, era como la droga que todo el mundo repudiaba, pero que en cuanto la probabas simplemente volabas y no querias volver a tocar tierra mientras estuvieras con vida. Con los ojos cerrados disfrutaba de aquellos besos que la castaña le propinaba a su piel, a su cuello, pecho, simplemente se había dedicado a disfrutar de sus labios, del contacto que tenían con la ahora sensible piel del moreno, una sonrisa ladina acompañada de la apertura nuevamente de sus ojos se posó en su rostro, la miro y negó con la cabeza claro no le sorprendía lo que había hecho, mas bien le sorprendería que lo hiciera, amaba romper cosas y sus vaqueros simplemente no serian la excepción . Siguio con la mirada en silencio aquel dedo juguetón que ahora marcaba un claro camino hacia su miembro, un mordisco en su labio fue la respuesta del moreno al sentir escalofríos con solo esa pequeña y simple caricia que se estaba llevando a cabo sobre su piel desnuda, un suspiro se escapo rebelde de entre sus labios al sentir aquella suave y femenina mano contra su miembro, acariciándolo casi con delicadeza, en ese momento ya estaba totalmente despierto y sensible por lo que cualquier roce contra el, sea con o sin una barrera de algodón cubriéndolo podía volverlo loco, cerro los ojos contra sus deseos para sentir inmerso en su placer las descargas que salían de aquel lugar y se esparcían por todo su cuerpo. El vestido había desaparecido, ya no le molestaría mas, por lo menos no por varias horas…se la quedo viendo hay, frente a el, solo con su ropa interior tapando aquellas zonas erógenas que el tanto añoraba explorar, saborear…en cuanto movio su pelo y pudo verle la cara sonrio de lado, aun recostado sobre la fina y fría madera pintada de un negro azabache elegante, masculino, a la merced de lo que ella quisiera hacer con el, se quedo inmóvil, inerte al sentir como la nutella ahora iba a dar a sus labios, una pequeña sonrisa salio de los mismos antes de cerrar los ojos y disfrutar de los besos y lamidas que ahora ella dejaba sobre sus labios, comiendo cada gota de aquel dulce de avellanas que ya nunca mas veria con los mismos ojos, un pequeño gruñido se escapo de sus labios al sentír como ella succionaba su labio inferior, una nalgada espontanea fue a dar sobre los glúteos de la castaña, que aun permanecían cubiertos por aquella fina tela de encaje, la mano que anteriormente la había azotado ahora le estaba acariciando el lugar que se había visto afectado, sintiendo aquella tela que de momento estaba odiando con todo su ser.

Se sento en aquel piano que ahora soportaba el peso de los dos, su mano abierta totalmente se aventuro desde el inicio de su vientre, su torso, la separación que había entre sus pechos, hasta cuello, mejilla, llevándolo directamente a su nuca, jalo de ella atrayéndola con fuerza hacia el depositando un beso salvaje, casi desesperado en aquellos labios ya hinchados y rojizos debido al constante contacto con los del moreno, los beso, saboreo, mordio disfruto de ellos mientras sus manos acariciaban la piel desnuda de la chica, sus piernas, sus glúteos, espalda, el estaba explorando cada parte de su cuerpo, con firmeza pero al mismo tiempo con delicadeza, cual músico tocando la mas hermosa melodía, con cuidado pero con devoción, con deseo…con… ¿amor?.

Su instinto animal ahora habia salido a flor de piel, el moreno necesitaba ahora jugar con su cuerpo, con ella, y no estaba seguro si seria en aquel mismo lugar donde ella lo había hecho con el, un movimiento de su cuerpo la había separado de el, dejándola ahora a ella recostada a su merced y a el sobre ella sonriéndole de una forma casi animal, una mirada llena de lujuria, pasión desenfrenada, de salvajismo se poso sobre aquel cuerpo de mujer tan menudo y hermoso que tenia frente a el, mordió su labio inferior y suspiro pesadamente antes de dejarle besos por el nacimiento de sus senos, sobre ellos mismos aun con aquella tela que los cubria, mientras sus besos iban bajando el cuerpo del moreno salía de aquella superficie en la que momentos antes estaba apoyado dejándolo de pie sobre el suelo, frente a ella, tiro de sus pantalones quitándolos de su lugar, terminando el trabajo que Helene había empezado momentos antes, unos pasos de nuevo lo acercaron a ella, pero esta vez no se abalanzaría sobre ella del modo que lo había realizado anteriormente la tomo de una mano y jalo de ella haciendo que quedara frente a el, parada en el piso, la mano del moreno bajo hasta quedar en su espalda baja y la ciño a su cuerpo casi con los ojos color negro oscuro la beso con fiereza, con propiedad, como si en aquel beso quisiera dejarle claro que a partir de ese momento sus labios eran suyos, y no los quería compartir con nadie mas, llevándola en sus brazos pero dejando que ella caminara la arrincono contra una pared, haciendo que su cuerpo se amoldara a esta sus labios se despegaron el uno del otro y entonces en un movimiento rápido la volteo dejándola de espaldas a el y con el pecho recostado en la pared, en una mano tomo en una especie de cola de caballo el pelo de la castaña para obtener el acceso necesario a su cuello, el cual ataco seguidamente con besos suaves y mordidas puntuales sobre aquella deliciosa piel que ya había conocido momentos atrás, razón por la cual no se mantuvo mucho tiempo atendiéndolo en esta ocasión, decidió explorar mas haya, sus labios se encontraron con la piel de su hombro, donde beso y mordio con ganas antes de bajar por su espalda, sus ojos ahora se habían cerrado, estaba volando, drogado por el dulce aroma y sabor de su piel, se estaba volviendo loco, era un demente que disfrutaba de serlo, disfrutaba de aquella adicción que se estaba creando en lo mas profundo de su interior y que había salido a flor de piel con una velocidad alarmante, con lentitud siguió bajando los besos por su cuerpo, hasta quedar arrodillado detrás de ella, un pequeño mordisco en sus glúteos se hizo presente antes de que una nueva vuelta le diera ahora el frente a el, dejándole ver su posición, arrodillado frente a ella acaricio sus piernas casi con devoción besándolas, acariciándolas amándolas, hasta llegar a su centro, la nariz del moreno rozo aquella sensible zona antes de sus labios quienes dejaron besos y mordiscos en su vientre, estaba cegado por el deseo, solo la quería poseer, dejarle claro que no era de nadie mas, que nadie la iba a hacer sentir de aquella forma, quería que ella se hiciera adicta a el, a aquel juego que estaban llevando a cabo, aquel tango que los volvería locos, un baile sensual que ambos estaban felices de jugar en aquel momento, Drake había sucumbido a sus deseos y ahora no había forma de que regresara atrás.
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Mensaje por Helene K. Fickzó Lun Sep 16, 2013 1:35 am

Nunca hubo una pelea más excitante que aquella, donde sus labios se entre abrían anunciando algo, y ella perdía la calma imaginándose el cómo se los comería con pasión y frenesí, sin reparo alguno. ¿Por qué no? Es algo que se sabe mejor que nada en el mundo, incluso Nins comenzaba a sospechar. Cualquiera que entablase una conversación con ella y sacase el tema del amor o los atractivos de alguien, ella se coloraba cual adolescente que recién tiene a su primer amor. Evitaba lo posible el tema y se empeñaba en que nada más debería suceder, enfrascada en sus libros o cualquier otra cosa, lo que fuera para estar bien idea de sus cavilaciones. Y era que aquel hombre poseía más atractivos de los necesarios. Poseía demasiadas cosas que a ella le resultaban fascinantes, como el modo en que sus labios se fruncían tenuemente cuando él pensaba, o como sus ojos podía deslumbrar cual farol en medio del mar nocturno. En como su nariz tendía a arrugarse al percatarse de algo muy divertido, o como su cabellera negra danzaba con libertad total en el aire, el modo en que sus ojos se iluminaban de un modo especial cuando miraban finalmente a Helene. La sola idea de ver como ella causaba tal efecto la hacía feliz. Ella estaba siendo feliz en ese momento; no había modo de protestar sobre eso. Tú y yo sabemos que estoy en lo cierto, le temes a las mujeres con personalidad porque son sencillas de enamorarte. Por eso aún eres soltero, Drake Novogratz, porque no te has atrevido a ir a por una chica más elevada que esas con las que acostumbras a estar, O quizás, solo las alejas porque ellas son más complicadas de llevar. tuvo una epifanía al momento de responder aquello, mientras James se ocupaba de pensar en otras cosas, la castaña se dejaba llevar por el flujo de sus pensamientos que eran como el agua del río. El agua no vence a la roca, solo fluye con gracia y la envuelve hasta someterla. Así fue ella, quizás ella no era tan profunda como pensaba y por eso el estaba accediendo a jugar con ella. Y solo sería eso, un vil juego. Nada más. Porque él era un hombre que amaba su vida tal cual estaba, su único amor era quizás ese perro y nadie más. Ella era una chica que no creía en compromisos, estaba demasiado ocupada pensando en su futuro académico y empeñada en iluminar su cerebro ignorante con mucha filosofía, historia, medicina, anatomía, matemáticas, física, lenguajes, literatura, astronomía. Un mundo enorme por conocer del cual no estaba lista a renunciar por emociones meramente superficiales que son más frágiles que el cristal. No, ella estaba con los pies bien puestos en la tierra y su mente alejada de este mundo material. Tenía amigos que adoraba, una familia por la cual daba todo su ser, una carrera en una ciencia que le gustaba, trabajo en la clínica de su padre, el dinero que siempre se desea alcanzar; de padres con ética calvinista. El inmenso amor a sí misma, no necesitaba a nadie más en su vida. Entonces ¿Por qué a veces pensaba en Drake como algo más? Él no era de esa vida, ella tampoco y por más que resultase difícil de digerir, estaban solo jugando. Más nada, al día siguiente ella olvidaría toda esa noche y se iría como una amiga que deja el lugar de su mejor amigo para ir a la cafetería a beber un café y luego ayudar a los más necesitados colaborando a servirles comida, o sacar a pasear los perros de todos los vecinos de la cuadra que estuviesen en otra onda. Él haría dios sabe que cosa, y quedaría en el olvido total de las rutinas; volviendo a llenar sus camas con el calor de extraños, quizás conocieran a alguien en un futuro y se casarían, Tendrían hijos, que dejarían en segundo plano a su pareja es probable que el otro se busque a un amante que descubriría luego, le perdonaría y volverían a lo de antes pero ella sabría que su esposo aún está babeando por alguien más. Entonces, solo entonces sería capaz de bufar aburrida y decirle que puede tener a su amante, y ella tendría al suyo pero que sus hijos tendrían un hogar estabilizado hasta que tuviesen la madurez necesaria para entender que ellos no fueron más que una estrella fugaz. Su vida estaba pasando en su cerebro cual película siendo proyectada en el cine, casi fue inconsciente al hablar casi en un susurro demasiado bajo.   Te gusta demasiado la sencillez de tu vida para añadirle una chica. pero se deja llevar ante el placer oculto de sus labios en su cuello. Dejaba que se quemase con el fuego, danzar entre cenizas y beber lava. Era como, comer un caramelo dulce con un centro amargo, como el verano en medio de un gélido invierno, como ir al cielo en motas de algodón y caer de espaldas al infierno. Porque él era la representación de todo lo que ella era, y odiaba. Como los primeros oz de luz solar penetrando en la habitación luego de una placentera noche durmiendo, el café amargo por las mañanas y la lluvia besando su cara. El ocaso visto desde la playa, o sencillamente la crema chocolatosa acariciando su paladar. Sus manos le acarician la espalda y juegan con su cabello, bajan por su pecho y el corazón se agita en su pecho a ritmos exorbitantes. Un delicioso manjar que degusta entre el tacto y relamer de sus labios. El zafiro de sus ojos le queman, derriten la fría hostilidad y desinterés en el avellana de sus ojos, la encogen y llevan a un extremo inalcanzable para aquellos que no encuentran la paz, y ella en esos momentos era lo que encontraba. Estaba claro el modo que él la hacía sentir, estaba segura que si le miraba más detenidamente leería entre líneas una declaración. Desvío la mirada al suelo, ella no sucumbiría ante la maravillosa idea de saltar al vacío a ciegas. Era preferible permanecer como ya se lo había planteado. Él solo era un juguete que a ella le gustaba mucho. No estaría allí de no ser por su amiga. Una pequeña voz resuena en su mente, basta de culpar a los demás. Era momento de admitir que ella quería estar allí con todas y cada una de sus fibras.

Helene le queda mirando de un modo en el que siempre le miraba su madre cuando le chistaba, incrédula porque de sus labios salen las palabras sin inmutarse y algo picada porque dudan de su habilidad. Pero era cierto, quizás. Por más que no le faltase el calor, ella era algo tradicional con los “platos” que había degustado, y no se conoce absolutamente todo lo relacionado con la materia a  la que se referían los dos cuerpos en aquella pequeña habitación. Y por pequeña, solo doy un toque de calidez, no describo su aspecto físico pues era enorme el living que pisaban. Helene era de las que podían no quebrar un plato pero si incendiaban una ciudad si te descuidabas, lo dejaba en claro cuando hablaba: ella era peligrosa de roer y si querías hacerlo, bien estás invitado a adentrarte en la tempestad. Show me susurró, a modo de petición. Dejó las tonteras de lado, relució los años de educación en la aristocracia que su abuela la sometió, aquella petición era como la de una reina; no destilaba el tono sangrón que a muchos molestaba, pero dejaba explícito que aquello se cumpliría si o si. Sin derecho a negarse ni nada por el estilo, estaba dispuesta a dejarse sorprender por las cosas que él podría hacerle. Quiero que me hagas lo que crees que me sorprenderá, en tu mejor habitación. Hazlo, sorpréndeme. estaba a su merced, cual pavo en día de gracias. Ese arrebato de valor se quedó allí implantado ¿Asustarle a ella? Esas cosas no sucedían, miedo era algo que ella no sentía cuando le colocaban la mirada de que es alguien incapaz de hacer algo. La misma mirada que Drake acabó de colocar al terminar la frase. No podía darse el lujo de andar accediendo a todo cuando le retaban, debía de controlarse, pero por un demonio; era insensata y se quedaría así un largo rato. Plantada frente a él le mira cruzando sobre sus pechos sus férreos brazos, iba enserio y esperaba que sus palabras se tomasen seriamente. Que sencillo era hacerla caer, solo con retarla conseguían lo que fuese de la menuda mujer de cabellos castaños. Su pecho sube y baja en cada respiración. O al menos inténtalo. agrega, mirándole de arriba abajo con un deje de superioridad remarcado. Dejando claro sus dudas sobre su poder de sorprenderla. Al diablo con todo, no era una niña de doce a la que se le pide un beso en los labios y se avergüenza de aquello; ella quería ser sometida a los mundanos placeres que ofrece el hombre, quería sentirle hacerla suya y qué el fuese de ella. Se ríe en su cara por lo poco seria de su amenaza, el modo en que él le haría pagar estaba claro cual sería. Fui hecha por el fuego, no me quemo, no le temo. De hecho lo adoro. farfulla antes que le tome por la muñeca y deje contra el ventanal. Esa maldita sonrisa de ella, de quien goza de ser maltratada y ver la bestia emerger de las profundidades del morocho, se asoma sobre sus labios. Se acerca a él. Que estás loco por mí, no te culpo. Si yo fuera tú ya me habría posesionado de mi cuerpo en cada rincón de esta casa. ronronea cual gatito, aprisionando sus labios en un beso, dejando atrás la etapa de la niña asustada. Él no lo sabe, pero ese sensor de niña mal, fue encendido inmediatamente luego de haberle dicho que se asustaría; y se quedaría encendido hasta que se acabase la velada. Como gatúbela, libre, voraz, felina, sin escrúpulos ni moral, si hacía algo estaba bien fuese lo que fuese. Pocas veces dejaba ver esa faceta, pero amó mostrarla al morocho. Amó librarse de cadenas inseguras aferrándola al temor y la incertidumbre del qué será; abriendo paso al que importa. El tiempo se evaporó, el lugar a su alrededor parecía irreal, casi ni se sentía lejos de sus labios totalmente. Era contagiada por el frenesí intenso que él estaba sometido, ella se dejaba llevar solo por el mismo corriente en el flujo de energía creado por la tensión entre ambos cuerpos. Era un sueño, tenerlo así cerca de ella ni en su mejor fantasía poseía tal perfección. Sus dedos aprovechaban de acariciar todos cuanto podía.

Estaba pérdida, naufragando en ese mar tormentoso. Él era la fruta prohibida que tentaba a los amantes a devorarla, era el chico que con sus caricias podía ocasionar el cortocircuito mental de la chiquilla. Nada sería igual de ahora en más, eso lo podía dar por sentado. Era por el modo en que se acariciaban y besaban, el modo por el que se miraban. Dos conocidos no se miraban de ese modo, dos personas consumidas por el acto carnal no se acariciaban de ese modo, estaba incorrecto pero se sentía tan bien, tan cálido. Ese encuentro marcaba un antes y un después en la vida de la castaña, quizás debería solo estar ebria para que así no le importase tanto aquello. Pero el poco alcohol que circulaba por sus venas no era suficiente para llevarla al estado requerido por ella. Puede que estando ebria ella no reparase en nada, su moral estaría friendo espárragos elegantemente en un lugar alejado del mundo en el que ahora estaba, viendo aquello solo como un acto carnal que no se repetiría, le desearía solo para una noche sabiendo que a pesar de ser promiscua solo añoraba su cuerpo descomunal como quien desea a alguien que ve por la calle. Se habría ahorrado aquel pensamiento que antes tuvo, se habría divertido el doble y su consciencia ni pendiente de recordarle que sucedía. Pero no estaba ebria, estaba sobria y consciente de lo que pasaba. Alerta y perceptiva, tan susceptible a todo lo que sucedía con él para con ella. Siendo esclavizada ahora por el elixir de sus labios y la textura de su lengua. Casi como si lo marcase con cada beso, era de ella y solo de ella. No, no lo iba  a dejar estar con más nadie así se le fuese la vida en ello. Desenfrenado, efímero es el sentimiento de querer huir, cuanto más le besa, más le interesa poco el  irse. Deben detenerse, sus cuerpos solo quieren oxígeno, y en ese breve momento cuando el pega su frente a la suya, ella sonríe ligeramente sin darse cuenta de ese detalle. Pero si es capaz de borrarla, observándole fijamente a los ojos. Quiso decirle algo, lo que fuese, pero era incapaz de gesticular palabra alguna. Era incapaz de hacer algo con él cerca. Solo sabía que se sentía genial.

Quería llegar más allá de lo posible y permitido, explorar con sus labios cada centímetro de su piel blanquecina. Él la extasiaba con cada gesto, cada que se acercaba a ella, se estremecía cual hoja de papel explayada al aire y siendo agitada, los vellos de su nuca se erizan. Es mágico. Y lo deja en claro cuando realiza ese tour por su pecho con besos cortos y largos, mordidas suaves y fuertes, sentirle despacio entre sus piernas. La piel desnuda con retazos de la tela que segundos antes ha destrozado. Su mano juega alrededor de su amigo, baja el bóxer del chico con el cuidado posible, siguiendo ahora con mayor facilidad su labor de estimulación. Es casi torturante el momento en que aminora la velocidad de las caricias a su alrededor, arqueando su espalda depositando un beso en la región superior a su zona sensible. Pocas palabras alcanzar a encajar perfectamente con lo que ella siente cuando el gruñe por su acto anterior, le enciende. Sonríe al sentir su mano impactar contra uno de sus glúteos, mordiéndose el labio inferior.  Se ciñe a él correspondiendo el beso con el mismo desespero, ímpetu.

De un momento al otro ella queda situada bajo al chico, dedujo que ese instante que él era quien llevaría las riendas del encuentro, que sería el quien jugaría de master player y ella de secundaria. Entre abrió los labios para respirar mejor, deleitada por sus besos. Quédose de pie, frente a él gritando por sus ojos el deseo irrefrenable, incontrolable. Sus manos reposan sobre sus hombros, grabándose lo que estaba frente a ella. Sus labios vuelven a donde pertenecen, junto a los de él porque eran el uno para el otro, él era la pieza que le faltaba para estar completa por más cursi que aquello sonase. Caminan aunque ella no sabe a dónde le lleva, repentinamente siente la fría pared a su espalda; la gira, ella se recuesta contra la pared con un suave jadeo, Su mano le acaricia la nuca y el peso de sus párpados le cierra los ojos velozmente. Le deja explorar, que vacile, que haga lo que quiera pues estaba entregada en cuerpo y alma a él. Vuelve a quedar frente a él, enredando sus dedos en su cabello, tironeando de su cabeza para atrás con fuerza, besándola corto, jugueteando con su tanga. Alza su pierna derecha con lentitud, acariciando con su pie el brazo del muchacho arrodillado frente a ella, reposa su muslo sobre el hombro del hombre que le miraba con la intensidad que él le miraba, el modo en el que sus manos acariciaban la extensión de su piel era tan adictiva. Mordía su labio inferior, ahora dejando sobre su pecho su pie. Le empuja hacia atrás, esbozando una sonrisa, le recuesta al piso sujetando su cuello con su mano; besando a continuación sus labios y cuellos, sus manos lejos de buscar acariciarle a él, busca las manos del hombre, propinándole caricias previo a guiarles por sus muslos hasta su pecho. Hay un choque eléctrico que le producen sus manos, una especie de conexión indescriptible. Es como si él le conociera todo lo que le gustase a ella y lo que odiase, como si con él fuese posible estar siempre a su lado. Estaba segura de que en cualquier caso, en ese momento ella podría decirle que le quería, si sus labios tan solo no estuviesen apoderados de los suyos; si tan solo no fuese tan cobarde o sensata quizás, para poder llevar el pensamiento de cordura a su cabeza. Comentar algo de aquella importancia en un arranque de mera euforia podía ser cavar su tumba, cosa que ella no haría mientras estuviese del todo consciente.
Helene K. Fickzó
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Why don't you show me a little bit of spine? [w/Drako] Empty Re: Why don't you show me a little bit of spine? [w/Drako]

Mensaje por Drake J. Novogratz Miér Sep 25, 2013 5:07 pm

De un momento a otro en los orbes azul celeste del moreno un brillo un poco inusual hizo acto de presencia, el había estado observando a la pequeña chica frente a el con una sonrisa ladina en sus finos labios, mujeres con carácter, mujeres con personalidad, si ella supiera que en realidad aquel era su mayor placer, poseer a una mujer con todo el carácter del mundo, un carácter fuerte y volverlas en unas pequeñas gatitas sumisas ante sus exigencias en la cama, la traviesa lengua del moreno hizo acto de presencia al salir de su escondite solo para relamer sus labios ante la sola idea de lo que aquella conversación estaba llevando, su vida sentimental, personal, sexual…rio suavemente ante su cuestionamiento ante su vida amorosa, ante las mujeres que el frecuentaba, y la falicidad con la que se podría enamorar, en su mundo la palabra “amor” estaba vetada, siempre pensó en que no le hacia falta, que el amor eran solo una sarta de patrañas con las que los melosos escritores de poesía, los de novelas románticas y baladas para enamorados se ganaban la vida, una forma de darle mas dinero a las industrias de chocolate en san valentin como si en todo el año ya no ganaran una millonada, estaba en aquel momento frente a quizas la mujer mas dura que había visto, y si había tenido que enfrentar a alguna hasta que uno de los dos terminara siendo coronado como vencedor, hasta que uno de los dos terminara tomando el control sobre el otro y el…nunca había perdido, pero en aquel momento sentía que sus cartas no eran lo bastante efectivas, como si algo dentro de el le dijera que si seguía con aquello todo cambiaria y no sabia si para bien o para mal, simplemente cambiaria…en aquel momento estaba dividido en dos mitades, las cuales luchaban por controlar el cuerpo del moreno, una gritaba que la echara de su casa, que nunca la volviera a ver que era muy peligrosa para su estilo de vida, la otra le pedia a gritos que la agarrara en brazos y la pegara a la pared, la besara, la hiciera suya y que no la dejara ir, aquella mitad tenia la necesidad de dormir alado de la castaña, la quería para mas que una noche, la quería para siempre…pero que le estaba pasando dios! Trago grueso y subio la barbilla en una forma un poco autoritaria como si quisiera poner un alto a lo que estaba pasando pero no pudo simplemente sus labios se abrieron contra su voluntad permitiendo que una contesta un poco subida de tono se escapara de entre ellos, cada segundo que pasaba se undia mas, y sabia que si helene terminaba en su cama empiernada con el, no había marcha atras-.Ja! no helene tu no sabes nada, yo disfruto de las mujeres con carácter es mucho mas divertido domarlas, hacerlas tuyas, ganar aquella batalla de poder que ambos tomamos cuando es hora de la verdad, no me interesa una mujer que se entregue fácil y que no haga nada mientras que yo este sobre ella besándola, mordiéndola, haciéndola mi mujer…marcando cada parte de su cuerpo con mi nombre, con mi huella, no me interesa que gima si lo hace solo para complacerme, no me interesa que llegue a un orgasmo si no contribuye en ello –se había encaminado hacia donde estaba la chica hasta quedar frente a ella con una cercanía que podía ser peligrosa para ambos la miraba frente a el, tan cerca que podía ver su alma a través de aquellos ojos color avellana que lo estaban volviendo totalmente loco, se acerco un poco mas hasta que su rostro se posiciono a un costado de la su cabeza para luego susurrarle al oído - mientras  me gustan las mujeres que me tocan, que me besan, que toman la iniciativa, que se porten mal para luego amarrarlas y darles su merecido por malas chicas…para luego regalarles orgasmos que las harian perder la cabeza y escucharlas suplicar porque las haga mias…porque posea sus cuerpos…y helene yo se que tu terminaras haciéndolo – Las manos del moreno viajaron por los hombros de la castaña mientras sus orbes azules estaban clavados en su cuello, oh si como deseaba tomarlo entre sus labios, mordela cual vampiro que buscar un poco de sangre para seguir vivo, joven, hermoso en el cuello de una hermosa jovenzuela que rendida ante sus pies entregaría todo lo que el le pidiera, pero no aquello vendría después y de eso el estaba mas que seguro, por su mente pasaban ideas vagas, su cuerpo estaba tenso, su mente estaba ocupada maquinando sobre que iba a hacer con su vida, ya estaba arreglada, el tenia tres profesiones, dos trabajos, una vida perfecta para cualquiera, toda su vida estuvo escapando de aquel sentimiento llamado amor, de sentir aquellos cambios químicos dentro de su cuerpo que le harían sentir mejor cada día, el extrañar a una persona, de quererla al punto de decirle que quisiera pasar el resto de su vida con ella, había estado muy ocupado en si mismo, pensando en su futuro, pensando en que tenia que enorgullecer a sus padres, que las mujeres pasaron por su vida como vientos fugaces dejándole un buen sabor de boca, un placer inmenso en su cuerpo pero al final un cuerpo solitario, fresco, cansado de luchar para que aquel ventarrón no lo llevara de paso, mujeres mayores que el, casi nunca menores o por lo menos no tanto como lo era helene eran las que habían pasado por su cama, one night stand y luego si te eh visto no me acuerdo, pero entonces que tenia ella, que tenia esta joven y hermosa chica que hacia que todos aquellos sentimientos de repente hicieran acto de presencia y entorpeciera su vida, que hacia para que entrara en sus pensamientos tan seguido, que tenia que lo volvia loco al punto de que deseaba verla todos los días aunque fuera solo para molestarla, porque de repente en las noches solitarias de lluvia se atrapaba pensando en ella, queriendo que estuviera recostado a su lado dándole calor en vez de estar con cualquier otra, quería estar con ella, debía de haber perdido totalmente el sentido, debía de visitar un psiquiatra si seguramente aquello le ayudaría, en toda su vida el amor nunca fue necesario, nunca lo necesito, en cierto modo le tenia miedo a aquel sentimiento, a sentirse en una relación atrapado entre cadenas imaginarias que lo amarrarían a una mujer por una temporada o quizás por el resto de su vida, Drake no era asi, el simplemente necesitaba del sexo o por lo menos eso pensaba, si no podía negar que muchas veces al verse al espejo antes de partir al trabajo, en un día mas normal común y corriente, totalmente lleno de hastió y rutina  se sentía en cierto modo…solo…si su hermano vivía con el pero no tenían la mejor relación, solo como si necesitara que en aquel momento fueran otras manos quienes hicieran el nudo de su corbata, unas manos delgadas, femeninas, una mujer sin cara al principio a la que poco a poco le fue dibujando un rostro, rostro el cual simplemente se ah negado a verlo, intentando escapar de aquellos pensamientos, intentando que nada cambiara, volvió a ver a la chica al escuchar su vos de nuevo, dejo que sus manos viajaran por los brazos de la castaña hasta llegar a sus manos las cuales tomo entre las suyas y enredo sus dedos se encogió de hombros asintiendo con la cabeza, ella tenia razón, su vida era muy buena como para agregarle una atadura a la misma, como si no tuviera suficiente con sus trabajos como para también tener que darle cuentas a una mujer.-   Si si, tienes toda la razón, mi vida es perfecta como esta, jamas eh necesitado a una mujer en ella para que lo sea…mi vida es como yo quiero que sea…una mujer en la ecuación no tiene cabida…pero por alguna razón mis instintos cada día que pasan me piden que busque una, una con la cual pueda despertar mas de una noche, una con la que me lleve bien, una mujer que me acompañe, puras patrañas…nadie es indispensable en este mundo, y tener una mujer no me hara mas ni menos hombre. – finalizo aquella respuesta con un sutil mordisco en el lóbulo de la oreja de la castaña, necesitaba tocarla, besarla, saborear el dulce y amargo placer que le daba el sentir el sabor de su cuerpo entre sus labios, por mas pequeña que fuera la porción de piel que saboreara en aquel momento.

Al escuchar aquella petición en los labios del moreno se volvió a dibujar una sonrisa, pero esta vez no era como las anteriores, esta sonrisa era totalmente lujuriosa, si en algún otro momento se hubiera controlado un poco solo para no mostrarse tan evidente aunque aquello fuera en aquel momento imposible, ahora no lo haría, la miraba sonriente, como si por su cabeza estuvieran pasando miles de cosas que un asesino serial, un demente podría pensar, una mirada penetrante como si la quisiera traspasar, como si estuviera leyendo cada uno de sus pensamientos en aquel momento, aquella chica había pedido que le mostrara y el solo pensaba en la sorpresa que se iba a llevar cuando las luces rojas de aquella habitación se iluminaran dejando ante ella un cuarto de leather negro con una extensa colección de juguetes que el estaría feliz y encantado de usar en ella, movio las cejas un poco y asintió mientras se mordia el labio inferior con sensualidad, de lo que haría lo haría…le mostraría todo, aunque el estaba consiente, de que ella no era practicante, el no la había visto antes en eso, seguramente le tendría que enseñar mientras le daba un buen escarmiento por los jarrones rotos, por su rebeldía, por sus escapadas, por todo…- I will, at the time i will show you everything, and you’ll like it…I’m pretty sure honey… - Una segunda petición se había salido de los labios de la castaña, ella no estaba consiente de en lo que se estaba metiendo, se estaba haciendo la fuerte, la valiente sin saber a donde iba a ir a caer, simplemente estaba intentando darle una batalla en aquel juego de estira y encoge que no sabia a donde la estaba llevando, una batalla que al final de la noche ganaría de eso el castaño estaba seguro, el le dejaría ganar cuando entraran en aquel acto, al final solo su orgasmo seria el que importa en la habitación, o por lo menos para el lo seria asi-. Tu no sabes lo que estas pidiendo, no sabes a donde te vas a meter helene, pero yo te mostrare, no ahora no no, mas tarde tu veras todo con tus propios ojos, y entonces cuando pises ese cuarto sabras si vas a escapar antes de que no encuentres salida del laberinto de placer en el que te estas metiendo, tendras que elegir no entrar a el, o entrar y buscar la salida conmigo. - Una sonora risa, sensual, ronca, masculina se escapo de sus labios, ella en serio estaba decidida a hacerlo, aquel reto que el moreno le había lanzado solo había servido de detonador ante lo que el creía que iba a ser el punto climax de la noche, ya estaba decidido, el la llevaría, y entonces ella elegiría que iba a hacer, huir por la derecha o entrar y dejarse llevar, sonrio viéndola ante las imágenes que se estaban formando nuevamente en su mente, oh si que lo iba a disfrutar, si ella elegía entrar a aquel callejón con el, de su mano, asintió mientras seguía sonriendo sin quitarle la vista de encima, desde que la vio por primera vez la quería asi, tal cual como la tenia en aquel momento y seguramente no la dejaría ir con facilidad después de lo que le había dicho, después de que acepto el reto solo para hacerse la fuerte ante el, ¿se arrepentiría de habia hecho? Eso solo lo sabrían cuando entraran en aquella habitación todo lo que venia pasando desde que ella entro en aquella habitación como una intrusa, como una colada que no fue invitada a la fiesta fue una montaña rusa de peleas entre ambos, ella luchaba para ser la ganadora de cada contienda, el hacia lo mismo, los comentarios ácidos no se tardaron en hacer acto de presencia al igual que los comentarios subidos de tono por parte de los dos, ella estaba dando muy bien aquella lucha, y a el simplemente lo divertía, le encantaba que ella fuera asi y al mismo tiempo lo odiaba, dos sentimientos muy fuertes que los despertaba la misma persona como podía ser aquello posible, como todo lo que el mas amaba y despreciaba en el mundo podía estar inmerso en un cuerpo tan pequeño y tan, tan perfecto…rio con gracia al escuchar lo siguiente, en definitiva con ella nunca se aburriría de refutar todos y cada uno de sus comentarios, o simplemente convertirlos en algo a su favor.- Te crees muy fuerte, te crees que te las sabes todas no helene? Querida tu no sabes donde te has metido, no sabes con que tipo de fuego estas jugando, te apuesto a que en tu vida sexual no has pasado de la posición del perrito, ¿eres fuego? Lo eres porque me estas quemando desde la distancia, pero eso no significa que te vallas a quemar o no cuando te encuentres en terreno que no conoces...pero que estoy seguro, que te encantara, lo veo en tus ojos, en tu sonrisa en cada uno de tus gestos. – Termino sus palabras al ver como ella sonreía cuando el moreno la pego con rudeza contra aquel gigantesco ventanal que tenían frente a el, era justo el tipo de mujeres a las que no buscaba para estas cosas, para estas luchas porque sabia que disfrutaría mucho de ellas, si bien le gustaban con carácter, con personalidad la castaña era algo nuevo, algo que le encantaba, tenia una chispa que lo volvía loco, el mismo se había metido en la boca del lobo, y por lo que sentía en su cuerpo dejaría que aquel lobo se lo comiera cuando quisiera.- Lo estoy, y sabes que? estoy decidido a volverte loca a ti, a que seas adicta a mi, si nadie dijo que no lo haría, pero es que tu acaso no conoces el foreplay?. – Los tenia a su merced, los había atrapado, sus labios ahora eran suyos, los había poseído cual niño egoísta que no quiere compartir sus galletas con los demás de la clase, ahora eran suyos, para el era asi, no quería compartirlos con nadie mas, lo volvería loco verla besar a otro hombre a pesar de estar consciente de lo que aquello estaba significando, el querer tomar posesión de ella como si fuera suya por la noche, por la vida los llevarían a otro punto en el cual seguramente no quisieran llegar, pero a el sinceramente ya no le importaba nada mas, aquel juego de estira y encoge había llegado a su fin en cuanto el había tomado posesión de aquellos deliciosos labios, a partir de hay y hasta que ella tuviera que elegir, seguir o tirar la toalla no habrían mas peleas ella seria suya ya aquello estaba decidido por la forma en la que ella le correspondía el beso, por la forma en la que lo tocaba y como su corazón había empezado a acelerarse sabia bien que no pondría ningún tipo de objeción, mas bien le ayudaría a aquella tarea, las manos del moreno tomaron vida propia y por un momento bajaron por el cuerpo de la castaña hasta posicionarse sobre sus caderas y luego sus glúteos los cuales acaricio antes de dejar una sonora nalgada sobre ellos mientras seguía jugando con sus labios, y su lengua buscaba la de ella para empezar un juego frenético entre ambas, una lucha, una danza la quería completa, no solo sus labios, quería explotar cada parte de su cuerpo y entre ellas estaba su cavidad buscar en su totalidad.

De ahora en mas cerebro puedes irte a descansar ya no eres necesario aquí, como si hubiera terminado su turno de tabajo el cerebro de Drake se había apagado y con el su consciencia, su ética, ella era mucho menor que el, ella era una chicuela que lo estaba volviendo un adolescente de nuevo, le hacia sentir como si tuviera 19 años y estuviera besando a su primer amor, a su primera vez, era tan erróneo, tan pecaminoso por dios le encantaba como ella podía cambiar su edad de tal forma que el mismo aun no se lo creía, de ahora en mas no repararía en esas cosas, ni en la edad, ni en lo que estaba bien o mal, solo quería estar con ella, quería marcarla, por dios quería hacerla suya, en aquel momento sus labios eran de su propiedad, ahora eran suyos, ahora y siempre lo serian, no la dejaría ir tan fácil si aquella noche terminaba como lo tenia pensado, como debía de ser, ella sobre o debajo de el entregándose en cuerpo y alma a aquel placer que el moreno le estaba ofreciendo en bandeja de plata, fuera de aquella paredes la vida seguía, todo era normal, una noche mas, aburrida para algunos, placentera para otros, y ellos, bueno ellos estaban en un nivel mas alto aun, un placer maldito, un placer prohibido era el que estaban teniendo en aquel momento, aquel placer se había apropiado de cada fibra del cuerpo de ambos, haciéndolos esclavos de su deliciosa sensación, el no quería escapar, no quería dejar de besarla, de saborear cada parte de su cuerpo, y estaba casi seguro que ella tampoco deseaba parar en aquel momento, en su mundo solo estaban ambos, todo lo demás era un espacio en blanco, un lienzo limpio y listo para ser utilizado, para dejar que ellos marcaran con sus cuerpos la pintura mas hermosa y sensual jamas pintada, ahora ella era su mundo, y todos sus sentidos estaban alertas para hacerle sentir lo que estaba pasando por sus venas en aquel momento. Y aquella necesidad hacia acto de presencia, la necesidad de obtener oxigeno para seguir vivos había sido el punto de friccion entre ambos labios que se encontraban plácidamente disfrutando del otro, en aquel momento cuando sus frentes hicieron contacto los orbes celestes del moreno se clavaron sobre el rostro ahora sonrosado de la chica frente a el, al notar aquella sonrisa sonrio de igual forma antes de subir una mano y con el dedo pulgar pasarlo por sus labios mientras los miraba como diciéndole “son mios, y no los quiero compartir con nadie mas” su mirada viajo por todo su rostro mientras sus pulmones se llenaban de aire de una forma casi violenta, ya su respiración estaba empezando a fallar, si aquello iba por muy buen camino.

Tranquilo, si asi era como se encontraba el moreno situado debajo del cuerpo de la castaña, tranquilo recibiendo sus besos con total naturalidad y gusto, permitiéndole tomar el control por un momento, aquello le agradaba, le gustaba que tomara el control, que jugara con su cuerpo, que lo marcara como el planeaba marcar el suyo, a pesar de estar pasivo debajo de ella sus manos querían tocarla, querían acariciar su hermosa y tersa piel en toda la extencion de su cuerpo, llevo las manos a su espalda y entonces las paso en palma, como si de un abanico de mano se tratara, acariciándola con suavidad, sin quitarle el protagonismo que estaba teniendo en aquel momento, sonrió suavemente mientras veía cada movimiento de sus labios sobre su piel, sintiéndola erizarse con cada mordisco fuerte o suave que la castaña le propinaba al cuerpo del moreno, una sonrisa ladina, lujuriosa expentante, con ganas de mas. Relamio sus labios al ver como ella se deshacía de aquella ultima prenda que le quedaba dejándolo totalmente expuesto, desnudo ante ella, sonrio ladinamente y gruño con suavidad al sentir la fina y suave mano de la castaña ejercer aquella estimulación ahora sobre la piel sensible y desnuda del moreno, su cuerpo se tenso mas al sentir las oleadas de placer que en aquel momento ejercerían dentro de su cuerpo, su piel erizada, sus mejillas sonrojadas, sus labios hinchados y sus ojos mas oscuros que antes, estaba acostumbrado a aguantar, a no venirse cual chicuelo de 19 años inexperto ante las caricias de una mano femenina, por lo que tuvo las fuerzas suficientes para ejercer su derecho de ser ahora el quien llevara las riendas del juego.

Ahora se estaba dejando ver que aquel juego que habían mantenido con sus palabras se llevaría directo a la cama, estira y encoge, ambos luchando por ser el master player de la situación, domíname que yo te dominare luego, si aquello era lo que se dejaba ver mientras ella le besaba y el busco tener de nuevo el control que encontró, al tomar posición sobre ella, no no la quería hacer suya en aquel momento, quería seguir jugando, seguir bailando aquel tango frenético que estaba apenas empezando, sus labios presionando los de ella, besándola mientras caminaban hacia la pared, estaba en el cielo, y al mismo tiempo en el mismo infierno, de los poros de su piel habían empezado a brotar pequeñas gotas de sudor que en poco tiempo le harian tener una piel mas brillante, bañada por aquel liquido que su cuerpo enviaba para refrescarlo debido al intenso calor que estaba sintiendo mientras jugaba con sus labios y su lengua hasta tenerla prisionera contra la pared y su cuerpo. Los besos del moreno habían empezado por su cuello, una zona que ya había explorado anteriormente por lo que no reparo mucho en ella, quería seguir, quería saborearla por completo, bajo los besos por toda su espalda, dirigiéndolos en el sentido de su columna vertical y dejándole mordiscos en los costados de su cuerpo, su piel era deliciosa, era dulce y a la vez amarga, tal cual su dueña, tal cual lo era ella, un bocado completo de algún dulce de limón, totalmente deliciosa, totalmente adictiva, no era como las demás, ella era tan diferente, el sabor de su piel, su forma de ser simplemente le daban a entender lo que ya el había pensado anteriormente, aquella mujer seria su perdición y su mayor placer a partir de esa noche, ahora la tenia frente a el, de pie mientras el moreno se encontraba arrodillado a sus pies, sonrio suavemente al sentir sus dedos enredándose en sus rizos morenos, pero el estaba muy ocupado como para alzar la mirada y ver su expresión mientras le dejaba besos y mordiscos a lo largo de su vientre y sus dedos jugueteaban con la elástica de aquella tanga de encaje que ella había decidido utilizar esa noche, poco después su instinto se hizo presente de nuevo, sus dedos se sujetaron mejor de su tanga y entonces sus brazos se tensaron al jalar de aquellos elásticos rompiendo la tanga en dos, cada parte en una de sus manos, el sonido de aquella tela rasgarse le erizo la piel y entonces al fin pudo ver aquel monte de venus que seria suyo cuando la velada fuera avanzando mas, por los momentos debía de esperar.

Llevo la mirada a su brazo al sentir como ella había subido su pie a lo largo de su cuerpo, sonrio ladinamente y entonces sus manos subieron a la vez por aquella pierna que ella movia sobre el, acariciándole desde la pantorrilla hasta el muslo que luego se ubicaría sobre el hombro del moreno, se relamio los labios suavemente en aquel momento empezó a dejar besos sobre la cara interna de su muslo, acompañándolos con mordidas hasta llegar a su entrepierna, hasta encontrarse con su parte mas intima, sin pensarlo dos veces sus besos llegaron a ella, dejándole ligeras y suaves, provocadoras lamidas a lo largo de aquella zona, disfrutando ahora de aquel amargo sabor que desprendía aquella zona, totalmente diferente al resto de su piel, igual de delicioso, potencialmente mas adictivo. Un gruñido de desaprobación salio de sus labios al ver como lo alejaba de ella con su pie, la miro con intensidad y deseo cuando lo recostó en el piso, en aquel frio piso de mármol que yacía debajo de el, arqueo un poco la espalda al sentir la temperatura fría que este poseía esperando a que su piel poco a poco se acostumbrara a el, no tardo mucho antes de que tuviera que recostarse del todo cuando ella se sento sobre el tomándolo del cuello, sonrio ladinamente, divertido por aquella acción le correspondio el beso de forma abrazadora, con deseo, con desespero, con necesidad, gruñendo nuevamente cuando sus labios fueron dejados para darle paso a su cuello, estiro un poco el cuello permitiéndole guiar sus manos desde sus muslos hasta llegar a su pecho, sonrio ladinamente y entonces la empujo un poco haciendo que ahora ella quedara de espaldas a aquel frio suelo que momentos antes había estado debajo del moreno, sonrio suavemente antes de tomar el bracier que aun ocupaba su lugar y tirar de el rompiéndolo de igual forma que lo hizo con la tanga, ahora estaban en iguales condiciones, y el estaba extasiado solo con ver el cuerpo desnudo de helene en su totalidad.

Con una mirada casi curiosa, casi devota, totalmente llena de deseo observo su torso desnudo frente a el, sonrio ladinamente y llevo una de sus manos a su cuello ahora el, acerco sus labios sin besarla, solo rozando los de ella como en una especie de castigo por dejar a un lado los suyos para hacerse cargo de su cuello, se acomodo nuevamente viéndola por completo, movio su mano de su cuello hasta su pecho, pasándola con lentitud como si la vida se le fuera en ello, conociendo cada centímetro de su piel, su mano en palma, viajo entre el valle de sus senos, por aquella pequeña porción de piel que en aquel momento los dividia, tomo uno ahuecando la mano sobre este, viendo como encajaba perfectamente en ella, como piezas de un rompecabezas, totalmente perfecto, siguió bajando por su cuerpo, llevando la mano hacia su abdomen y luego su entrepierna, donde tardo un poco mas permitiendo que dos de sus dedos traviesos jugaran con su centro, suave y superficialmente, bajo la cabeza metiéndola entre sus piernas y empezó a lamerla y a morderla superficialmente, saboreando la humedad que desprendía aquella zona, embriagándose cual despechado que busca el consuelo en una botella de ron, besos, lamidas y mordidas que parecían no tener fin llegaron a un corto descanso cuando sus labios subieron por todo el torso de la chica, buscando saborear mas, dejando marcas a su paso hasta llegar a sus senos nuevamente, rio con suavidad y entonces tomo uno entre sus labios, jugueteando con el, con su pezón, dejándole pequeñas mordidas con suavidad, no quería lastimarla, no era el punto, subcionaba y de vez en cuando le daba diversas lamidas en aquel trozo de piel que se estaba volviendo tan sensible como un jarrón de porcelana del mas caro, si lo hacia con mucha fuerza la lastimaría y bien sabia que en aquella zona no era una buena idea infligir mayor dolor del justo y necesario para activar y explotar todos los sentidos de la mujer.

Mientras sus labios seguían jugando totalmente entretenidos algo vino a su mente, quizas ya era hora, quizas ella debía de saber a donde se iba a meter antes de que todo siguiera su curso y fuera imposible si no es que ya lo era que pensara bien lo que iba a pasar, la tomo de las manos nuevamente haciendo que ella se levantara, antes de que el la tomara en brazos, como si se tratara de su luna de miel, o la primera vez de la chica, se apodero de sus labios en el momento que la tuvo entre sus brazos, cuando la tuvo cerca de el, no no iban camino a su cama, no aun, camino con paso seguro a través de aquella gigantesca habitación donde habían quedado los retazos de sus ropas, donde habían dejado un desastre totalmente placentero, subio las escaleras y camino por un largo pasillo hasta quedar de frentes a una puerta de color negro que parecía estar pintada asi por mera decoración, el la bajo y la posición frente a la puerta, le dejo besos y mordidas por sus hombros y cuello hasta llegar a su oreja donde pudo susurrar – Ahora veremos de que estas hecha Preciosa – El tono de su voz había cambiado, ahora era mas ronco, la voz de un hombre totalmente extaciado por lo que estaban haciendo, su mano se posición en el picaporte de la puerta y entonces lo giro mostrándole lo que había en su interior.

Encendió la luz y ante ellos apareció una habitación de color rojo pasión, con muebles oscuros color negro, y una cama King size ubicada al final de la habitación, como si aquella fuera la meta a la que deberían de llegar, en sus paredes unos estantes contenían entonces todos los juguetes del moreno, diversos consoladores y juguetes normales, los cuales podrias encontrar en la habitación de cualquier mujer, de otro lado una colección bastante amplia de Fustas, floogers, entre otras cosas adornaban la pared con una enorme mesa en el medio sobre la cual descansaban unas poleas de cuero que se encontraban perfectamente aseguradas en el techo, a un costado de la habitación había una barra la cual estaba abastecida con todos los licores que pudiera necesitar, entre algunas otras cosas, era una barra mas masculina que la que se encontraba en la sala, esta era totalmente negra con detalles cromados y una superficie aun mas grande sobre la cual sentarse o acostarse no seria un gran problema, la cama del final tenia sabanas de color rojo y negro, hechas con la mas fina seda que se pudiera encontrar en el mercado, perfectamente bien hecha, como si nadie hubiera dormido hay en días, pues el no dejaba nada fuera de lugar cuando entraba a aquel espacio. – Helene es tu turno de hablar, de elegir si entras o te das la vueltas y escapas…que dices Cariño, quieres jugar? – Susurro a su oído antes de volver a morder el lóbulo de su oreja, no sabia si después de aquello se arrepentiría por haberla hecho correr de el, pero algo dentro de su cuerpo le gritaba que no, que ella se quedaría y entonces terminarían aquella noche sobre la cama que estaba dispuesta en aquella habitación, o mas probablemente sobre la suya en su habitación.
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Why don't you show me a little bit of spine? [w/Drako] Empty Re: Why don't you show me a little bit of spine? [w/Drako]

Mensaje por Helene K. Fickzó Vie Sep 27, 2013 11:48 pm

Negó con suavidad, entornando los ojos sintiendo como sus palabras dejaron de ser claras y se tornaron ambiguas. Él aparentemente solo entendía lo que quería, o ella solo le hablaba las cosas quizás con la esperanza de ser muy clara al respecto todo. Quizás solo te has buscado mujeres con carácter mediano e inteligencia nula. Estarías comprometido si la mitad de lo que dices que son, fuese real. Debes admitirlo. apunta, cuando el comienza a hablar. Parece que se te olvida que eres hombre, por más que te empeñes en decir todas esas cosas; en el momento sabes que pasan a segundo plano. Sentir la carne rozando tu zona, si puede que te excite el intentar domar a una falsa fiera, pero tú cuerpo reacciona de otro modo. Quitó su trago de las manos y le dio un sorbo cual vencedora, dedicándose a mirar por la ventana ahora, perdiendo sus ojos en las luces nocturnas. Era sencillo soltar el veneno por los labios cuando se sentía como aquellas mujeres de las que tanto hablaba, estaba cediendo poco a poco, cada segundo que avanzaba la noche era un segundo más cerca de él. El problema era cuando Helene hacía eso por motivos distintos. Cuantas veces no se disfrazó de alguien distinto, usando una peluca rubia y fingiendo ser estúpida con nombre “Rita” “Susana” “Kamil” y así, consiguiendo jugar los juegos más sádicos con los hombres. En Montecarlo hace tres años teñida de rubia,  llamándose Greta. Un novato le miró desde la barra y quedó hechizado por el personaje que encarnaba, le mintió diciendo que en realidad era una prostituta y su cliente estaba en el casino. Reía por las absurdas bromas del hombre y terminó coqueteando cual mujer sin neuronas. El hombre estaba más que convencido de tenerla comiendo de su mano, pero cuando los tragos le vencieron ella le dejó dormido en su habitación llevándose el reloj, y el dinero en efectivo. Solo se atrevió a hacer aquella jugada arriesgada a sabiendas que su vuelo salía a cierta hora de la madrugada y no volvería al lugar nunca más. Porque es claro que ella no mueve a la reina hasta saber que tiene la partida gana. Dama blanca, peón negro. Estaba experimentando el delicioso placer de estar moviendo todas las piezas por el tablero con meditación sino como si las empujase para protegerse. Drake podía ser lo que ella quisiera que fuese si tan solo tuviese el control sobre ella misma. Lo malo es que ella no quería que el solo fuese uno más, sino que fuese tal como era. Él era distinto a los juegos que ella quería realizar, pero era lo mismo que todos. Entenderás la diferencia, sabrás que es una mujer con carácter y una de tus chicas y lo más probable es que aprendas a odiarme. dejó bien claro, encogiéndose de hombros volviendo a girarse sobre sí para mirarle nuevamente. Ya no tenía que temer a lo que sucediese pues el plan ya estaba trazado en su mente y con cierto placer macabro, acaricio la mejilla del ojiazul depositando un beso en esta como la madre que ha enviado a su hijo a dormir la siesta y le asegura que no hay monstruos en el armario. Y él estaba frente a ella de ese modo tan jodidamente provocador, tan perfecto. Un adonis, se permite pensar ella. Aquiles viene a su mente, un héroe homérico e ícono relevante en el libro “la íliada” su madre era una ninfa del mar, una de las cincuenta nereidas y su padre un mortal, el hombre veloz y guerrero voraz. Su única debilidad era su talón, siendo asesinado por una flecha envenenada adentrándose entre los pliegues de músculos y piel de este acabando con su vida. Neens era una Aquieles; era inmune a todo su cuerpo resultaba solo una herramienta más para ejercer su día a día, nunca fue derrumbada en una batalla y poseía la gracia divina de los dioses. Pero, él le dio justo en el talón. Él era la flecha que la estaba matando poco a poco. Ella cambió, se notaba. Antes coqueteaba con todos, bromeaba sin pudor y besaba a todo el que se antojada. Ahora, ahora le costaba hilar un juego prolongadamente sin sentir el incómodo puñal diciéndole que estaba mal lo que hacía y que dejase las cosas de lado. Suenas muy seguro de eso, “mi-lyj” encerró entre comillas hechas por sus dedos, lo último. Término ruso para decirle cariño a un hombre, ella se lo soltó con cautela. Él tenía demasiada soberbia en sus palabras, ella podía pedirle más siempre que él la tocase, lo gritaría y suplicaría; más sin embargo al escuchar aquella entonación vio necesario el aclarar de nuevo que las cosas no siempre salen de acuerdo al plan, una manera indirecta de pedirle que se callase de una buena vez por todas o ella terminaría golpeándole en la ingle e irse escupiendo fuego por sus rojos labios. Las manos del chico acariciaban sus hombros cuando ella hablaba. Reconozco esa mirada en tus ojos… susurra a s oído, tomando su mano entre la suya, enlazando sus dedos con la delicadeza tan característica en ella. Respiraba lento como si sus pulmones intentasen descifrar si era oxígeno lo que le entraban o el dióxido de carbono de Drake Reconozco las caricias, y el modo en el que nos abstraemos en nuestras cavilaciones continúa a su oído, sonriendo lentamente. Lista para disparar; es una lástima que en vez de haber dicho lo que sentía, dijo algo que esperaba cumplir más que a nada en el mundo. Solo somos dos conocidos que se van a divertir, un juego. se separa y le ve a los ojos, esperando la confirmación a aquello. Lo esperó con todas las fibras de su ser; pues de allí se aferraba a la esperanza de seguir en su vida sin perturbación alguna y al ambos estar de acuerdo ella no se sentiría mal luego. Atenta a sus palabras, asiente sonriendo por el mordisco al lóbulo. ”Algún día te toparás con ella y sabrás porque nunca quisiste más a las demás,  o porque la extrañas cuando se ausenta. Tomarás su mano y lo sabrás, sabrás que encajan perfectamente y que era la pieza que te faltaba  del rompecabezas. Serás feliz, le mirarás y pensarás que tu vida estaría vacía sin ella. Enserio espero que lo hagas algún día, estaré feliz de ver como la dicha toca a tu puerta” piensa, muriendo por responderle, desinteresada en lo suyo. Le importaban más lo sentimientos de él que los de ella, esperaba seriamente que él consiguiera a la vuelta de la esquina a aquella que le moviese el piso por completo. Alguien que robase sus pensamientos y le quitase el aire al sonreír. Eso es contradictorio ¿lo sabías? Dices que piensas en buscarte una, pero luego llamas a aquel deseo patraña y dices lo poco diferente que es alguien en la vida de otra persona. ladeando el rostro, sonríe entendiendo todo ahora. Solo que a medias. Encontraste a la indicada pero no te atreves a aceptarlo. una pizca intuición solo reaccionó en ese momento, pero la torpeza de su padre estaba aflorando. Helene era tan lenta para las cosas con los chicos que bien podrían estar escritas en un cartel claramente y ella entendería todo lo contrario.

Ya poco a poco el ambiente dejó de ser el nido de hostilidad que solía ser, poco a poco ellos dos dejaron de estar actuando como gilipollas y ahora tenían bien claro que querían el uno del otro. Aparentemente el juego infernal que se desataba en el hogar del chico era uno que dejaría grandes marcas en ambas partes. Él debería saber los efectos que causaba en ella. No era de dios que el hombre con su cara bien lavada fuese capaz de llevar a tales extremos a la criatura. Maldito él, debería de golpearle con algo que le doliese tanto para que supiese cómo se siente ella cuando él juguetea del modo tan magistral. Y la condenada sonrisa que justo en ese instante le dedica la deja inofensiva e incapaz de hilar pensamientos coherentes. Siente un zumbido en su mente seguido de un largo pito como si se hubiese quedado sorda. Lo hizo, tal vez, no le sorprendería estar muerta o con el cerebro sufriendo un derrame. Sostiene su mirada, siendo expuesta a lo que no fue capaz de ocultar, por un par de segundos nada más porque luego volvió a ocultarlos. Era una de esas cajas fuertes impenetrables, cual cebolla que debías ir quitando capa por capa para poder  dar con el centro como tal y esto ella lo celaba con fiereza. Nadie, ni siquiera sus padres lo veían. Puede que Nins le pudiese dar una observada pero ambas se distraían demasiado estando juntas que podría pasar desapercibido. If you would be the devil, I could be the sinner   Responde pausadamente como quien es seducido por una bella canción de cuna, una voz aterciopelada la conquista y envuelve en sus brazos, es la voz del chico que le estremece hasta la más fina membrana de su menudo cuerpo. ¿No hablé con claridad? En pocas palabras te he dicho que seré tuya por esta noche, que puedes hacerme cuanto creas que me sorprenderá, ¿De verdad crees que estoy mintiendo? Una Fickzó no se retracta de lo que hace, yo no lo hago. Ahórrate tu tonito de advertencia mezclado con diversión sobre que a la hora de la verdad voy a huir. Drake Novogratz que te quede claro, no voy a huir. apunta con firmeza, sintiendo las palabras como una ofensa. No soy una niña, quizás a ti te lo parezca y no te culpo; pero tengo la habilidad de usar mi cerebro muy bien, gracias. Claro que sé que estoy en terreno pantanoso. No me creo fuerte o que las sé todo. Lo soy y si lo hago ¿Quién eres tú para asegurar tal calamidad? Nadie, no sabes nada de mí Novogratz, haznos un favor y no te quieras hacer el que me conoce mejor que nadie porque no te compro eso.  con la mano hace el ademán de juntar sus cuatro dedos con el pulgar para que se calle, negando con suavidad y aunque  aquellas palabras se cargaban de hostilidad ella seguía en modalidad juguetona. Optó por mejor callarle besándole de un modo fiero. Pero él dice algo más, Konstantinova se relame los labios, soltando el aire con falso aburrimiento. ¿Te vas a callar o no? Me comienzo a aburrir de esta charla reposó su dedo sobre sus labios ¿Qué no puedes actuar con la misma normalidad que con las demás, y dejar de empeñarte en hacerme caer en la misma locura que tú? suplica, técnicamente. No es necesario que él la haga ser adicta a él porque antes de tenerlo así, ella ya estaba total y completamente loca por él. Pero no tenía las agallas de mencionarlo, no ahora no era el momento indicado ¿Pero cuándo si lo sería? Ella solo se permitía seguir la fantasía de estar cumpliendo un capricho y lo olvidaría al otro día, estaba decidida a jugar un todo o nada en este pequeño festín. Sus besos ya sobrepasaban la línea de la inocencia, ahora se teñían del rojo carmín de la pasión consumiendo ambos cuerpos. Pensaba, pensaba en las cosas que él le dijo antes. Había admitido que estaba loco por ella, o lo había citado como si la obra estuviese en escena. Pues así era ella, no dejaba de pensar en las cosas aun cuando el momento le dejaba irse. La piel se le eriza cuando las yemas de los dedos de él acarician su piel, y propinan una sonora palmada sobre sus glúteos. Sonríe divertida sobre sus labios, emitiendo un tenue rugido de gusto sobre estos. La suave textura su lengua se desliza sobre la punta de la suya, se adentra cual niño tímido a una fiesta, y se conocen entre sí arrasando con toda tranquilidad, dejando el rastro del sabor yerba buena en su rosada lengua.

El pulgar de Drake delinean sus rosados labios, pero ella están sumida en el mar de sensaciones en el que su cuerpo estaba siendo sometido. Era de un modo extraño. Su corazón latía con la fuerza de diez hombres, podría escaparse de su pecho en cualquier momento por la excitación producida por el calor del morocho, y el manojo que eran sus emociones no colaboraban “Déjate llevar, suéltate, acarícialo porque es tuyo, muerde sus labios, muerde su cuerpo. Entrégate, ya luego te encargarás de sacar el paraguas si llueve. Goza de su tacto, de su calor. Lo quieres, sabes que si” piensa, lentamente obedeciendo cada una de sus órdenes, porque lo acariciaba, mordía y besaba con el ímpetu divino. ¿Qué harías si no tuvieras miedo? soltó en voz alta, sin darse cuenta de aquello. Ni siquiera estaba consciente si lo digo en su cabeza o no, solo estaba desesperada por poseerlo .Entre abiertos sus labios, se escapa un suspiro de placer por los besos recorriendo su espalda. Siendo testigo la luna de aquellas caricias amorosas y juguetonas. La tela rompiéndose suenan, ella hace una pequeña mueca de dolor por su conjunto pero no se queja en lo absoluto. Él jugaba con su cuerpo, disfrutaba el obsequio que ella le estaba otorgando, probaba sus muslos, y su cuerpo se tensó ligeramente antes de estremecerse con los besos en su zona baja. Echó hacía atrás su cabeza, embriagada por su elixir divino. Puede que muchas veces ella se haya repetido que estaba lejos de una fantasía creada por sus sueños más profundos. Ella añoraba cosas distintas a las niñas de su edad, nunca quiso un novio, nunca necesitó uno, siempre tuvo amantes. Pero aquella noche no hubo otra cosa que ella quisiera más que a él. Las palabras se le atoran en la garganta, piden salir a gritos eufóricos. Los silencia cuando toma el control de nuevo, roza sutilmente su carne desnuda en su zona baja con la de él, recibiendo la primera caricia que dispara sus sentidos en direcciones opuestas. Girando sobre sí él consigue dejarle abajo arrancando el brasier de su sitio. Regresaría a casa sin ropa íntima, maravilloso.

Se olvida de todo aquello cuando sus dedos entran en la zona femenina de la chica, siente el placer naciente en su vientre. Sus labios reaccionan mordiéndose automáticamente con el acto del chico, estaba segura de que todo sucedería allí. Estaba lista para haberse entregado totalmente a él en aquel lugar, no había un sitio más romántico (hablando desde el punto de vista artístico) que aquel salón, con el piano de cola a los costados, ambos sobre el suelo frío y un enorme ventanal que les bañaba con la luz natural de la luna, y las luces de las ciudades. Deslizó sus brazos por debajo de los de él, abrazándole tiernamente dejando un par de besos en su clavícula. Eran los deseos lo que actuaban, era su infinita sed por ser la dueña del cuerpo de él lo que comenzó a emerger desde el vacío que se creó en su estómago. Pero él se incorporó lentamente cortando delicadamente el hilo de pensamientos que poseía la chica, la tomó de la mano antes de cargarla en brazos como lo hacen los chicos a las esposas, ella abrazó su cuello con los brazos mirándole fijo cuando él se distraía.

 Se sorprendió, honestamente, cuando el perillo de la puerta dejó de bloquear que había al otro lado. Le miró frunciendo el ceño ¿A quién había metido allí? Le quiso preguntar, el impulso no le demoró mucho en reaccionar pues antes de notarlo, con todo recriminador le soltó. ¿Qué haces con está habitación? un jalón de cabello, a modo de sermón le hace, luego negando suavemente antes sus caricias. Respira hondo, pensando con dificultad. ¿Qué haría? Él le ofrecía la opción de huir, lo iba a hacer. Estuvo a punto de tomar sus cosas y negar lentamente e irse; estuvo a poco de escapar de sus brazos y ahorrarse todo lo que a continuación se aproximase. Pero, luego ¿qué? ¿Qué se supone que haría al salir de aquel departamento? Volvería, ella siempre volvía a sus brazos cual boomerang; sin importar qué o por qué. Cerró los ojos cuando le le muerde el lóbulo y se sume en un largo silencio totalmente tenso, no podía decidirse tan rápido como le habría encantado hacerlo, no podía dejar de discutirse, irse o quedarse. Estar junto a él esa noche, o darle la espalda y despedirse. Apretó su mano, con fuerza exhalando el aire que estaba conteniendo...¿Me vas a dejar ir? Yo tenía ganas de usar uno de esos columpios sexuales, dudo que no poseas uno. bromea, sonriendo para ocultar su momento de vacilación de antes. De verdad se quería quedar y lo decidió, da un paso al frente y ahora fue ella quien lo nalgueó, entrando a la habitación de juegos. Directo a la barra en busca de algún licor fuerte para apaciguar la voz que gritaba "vete" y el silbato creando estruendo.  
Ya no había vuelta atrás.
Ya era esclava de sus deseos.
Lo quería, y lo tendría.  
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Why don't you show me a little bit of spine? [w/Drako] Empty Re: Why don't you show me a little bit of spine? [w/Drako]

Mensaje por Drake J. Novogratz Sáb Sep 28, 2013 10:25 pm

Entorno los ojos cuando ella volvió a replicar sus palabras, realmente no quería seguir discutiendo si el tenia o no los pantalones como para tener una mujer con o sin personalidad era muy problema de el si las mujeres que frecuentaban eran fáciles o difíciles de controlar, se encogio de hombros quitándole toda la importancia antes de reir suavemente y pasarse los dedos de la mano derecha por la barbilla como si estuviera pensando, mientras que con su otro brazo descansaba doblado sobre el derecho, rie con suavidad nuevamente y entonces asiente antes de señalarla como “ya se que te pasa a ti”.- Helene, al parecer aquí lejos de ser yo el mas interesado por la clase de mujer con la que salgo pareces se tu la que se encuentra mas que perturbada pensando en que me meto con pura rubia hueca. – Arruga la nariz con suavidad y niega con la cabeza viéndole-. ]b]Mira podre ser hombre, marciano, lo que sea, pero solo yo elijo donde meto mi pene, algo debe de tener esa mujer para que yo me sienta atraído, para que me sienta anonadado con su cuerpo, forma de ser y que la quiera follar, cuando no es asi nisiquiera el preludio pasamos, seria solo coito en un baño publico, un acto plena y puramente carnal, un acto que nisiquiera el mismo hades podría recrear con tal falta se sentimiento y de deseo mayor por parte de los practicantes...[/b] – En el momento que ella le arrebato el vaso de entre las manos se relamio los labios y la miro de arriba abajo en cuanto le dio la espalda, sin el menor recato en no parecer un pervertido de cuarta, aquella mujer hacia que sus infiernos interiores ardieran como una caldera a su máxima potencia, ella era el carbón que su caldera necesitaba para mantener el tren funcionando y hacerlo llegar a su destino, ella le hacia sentir como el mismísimo señor de los infiernos, sentía como el calor abrazaba su cuerpo, lo envolvía en llamas que quemaban su piel en cuanto las manos femeninas de la castaña se posaban sobre su piel, desnuda, o con algún retazo de tela que los dividiera, por ella el seria capas de llegar hasta lo mas bajo siempre y cuando ella lo acompañara, no sabia que tenia aquella chicuela, insolente, mal geniada, odiosa, egocéntrica, que simplemente lo volvia loco, lo mantenía sumergido en un constante agetreo intimo, una constante lucha entre sus sensaciones, lo que movia su cuerpo entero y su cerebro, su ética que le gritaba que con ella no podía llegar a mas, pero el mas terco que el burro de sherk simplemente le llevaría la contraria, simplemente por cumplir sus deseos, en un intento desesperado por ahogar todas esas sensaciones que ella provocaba en el, con el pensamiento de que una vez fuera suya aquellos demonios, o bien dicho “demonia” que ahora se había alojado en sus pensamientos, en sus sueños, tuviera una carta de desalojo, alejarla de si, alejarla de todo el simplemente para poderse mantener cuerdo y poder seguir con su vida, solo para poder respirar sin sentír que algo en aquella ecuación química del oxigeno le falta, su propio “helemento”, ella en su mas puro estado, su olor…Aquel aroma que simplemente desprendia todos sus deseos mas perversos, todas sus ancias de beber de su cuerpo, aquel néctar que sabia que seria lo único que lo mantendría cuerdo, aquello que seria lo único que lo libraría de su locura, o quizas…simplemente la engrandecería -. A odiarte? Tranquila tranquila Diablita, yo odiarte? Simplemente es algo imposible, a mi me encantan los retos y hablar contigo siempre es uno diferente, cada día lo es…Konstantinova tu en mi provocas toda clase de sentimientos hostiles, carnales…sentimientos muy profundos y totalmente prohibidos pero ninguno se acerca siquiera al odio… - Termino de decir, cada una de sus palabras poseía ese tono, rudo, grueso, aterciopelado como si estuviera gruñéndole lentamente, con suavidad, como si quisiera que sus palabras tocaran cada nervio de su cuerpo, acariciaran su piel, que entendiera lo que estaba en ese momento pasando para el, para ambos, no le molestaba en lo absoluto jugar cada vez mas con sus palabras, tirarle puntas de vez en cuando, ella si bien era diez años menor que el para aquel momento sus edades se habían diluido en el tiempo como si fueran un par de acuarelas que fueron dejadas dentro de un vaso de agua, sus diferencias, sus barreras cada segundo que pasaba se diluían mas, pasaban mas desapercibidas, simplemente era algo natural, asi había pasado desde que ella se colo cual polizona en un crucero cinco estrellas en su humilde morada, desde aquel momento, la guerra campal había empezado, y como toda guerra ambos contrincantes tienen la misión de derrumbar cada uno de esos bloques que se habían dispuesto para mantener una barrera entre ambos, para aquel momento a drake no le quedaba nada, y sinceramente no le importaba, si iba a morir hay seria totalmente lleno de placer, y claramente no moriría solo, helene iría con el, de eso estaba totalmente seguro.- Lo estoy, no sueno, yo nunca hablo sin tener algo seguro, y sabes que me da esa seguridad? Todo lo que puedo leer en tus ojos – Respondio a su comentario, amargo, como si le escupiera las palabras para que el entendiera que era hora de cerrar su hermosa boca, pero no, el simplemente no lo haria, le encantaba llevarle la contraria, le fascinaba hacerla rabia, amaba ver como sus mejillas se tornaban coloradas cuando no recibia lo que quería de el, cuando el no bajaba la cabeza y decía “si señora” simplemente ese no era y nunca seria drake novogratz, el no era asi no estaba en su código genético, quizas eso simplemente le daba un toque aun mas interesante a esa relación tan conflictivamente sensual que ambos mantenían, quizas eso seria el punto de unión para ambos, quizas aquello era lo que atraía al uno del otro…ninguno bajaría la cabeza y aquello era simplemente divertido-. Ah si? La reconoces? Y que quiere decir? - Respondio en el mismo susurro que ella, en un mismo tono mientras se permitia estrechar sus manos entre las suyas, mientras disfrutaba del olor de sus cabellos, del calor de su piel contra la suya, simplemente era una delicia, una delicia que jamas se igualaría ni en sus mas grandes sueños…simplemente no lo haría- Nosotros dos helene somos como el agua y aceite, el yin y el yan…tan diferentes tan perfectos, tan imperfectos, simplemente somos una bomba a punto de estallar…quieres saber de mis caricias? Caricias profundas yo estoy dispuesto a enseñartelas todas…nunca serán siquiera similares a cualquier otras que te hayan regalado – Mientras hablaba aun con sus manos entre las suyas las paso por toda la extensión de su torso, haciendo que ella se tocara al mismo tiempo que el lo hacia con suavidad, toques sensuales y llenos de lujuria mientras sus labios depositaban besos sobre la piel de su cuello-. Sigue repitiéndote eso, quizas asi llegaremos cuerdos al final de este encuentro de titanes.- En el momento que ella volvió a verlo a los ojos el intento quitar la mirada, en realidad el tambien se repetia eso una y otra vez, pero en realidad era porque el sabia que no, que aquello no era solo un juego para el, helene era algo mas, algo que el simplemente no quería aceptar, aquella mujer seria la causante de todas sus angustias, seria el punto de quiebre donde toda su vida se vendría abajo, donde todo lo que creyó correcto seria incorrecto y lo incorrecto correcto, simplemente ella seria tan malo como bueno para su salud mental-. En serio helene? Vamos a seguir hablando sobre las mujeres que me gustan y las que no? Vamos si seras ladilla vale! Tanto te importa si hay o no otra mujer en mi vida? O mas bien alguna mujer?. – Sus palabras, llenas de ironia y algo de cansancio por seguir con el mismo tema por tanto tiempo se encoge de hombros y gira los ojos caminando alejándose de ella para que no se diera cuenta de que si, acababa de dar en el clavo.- Ahora te crees la doctora corazón o que? y si la hay que? a ti eso que te importa! Si te importara significaría que yo te gusto mas de lo que debería no kosnti?. – La miro cuestionante con ambas manos en sus caderas viéndola con los ojos entre cerrados y una sonrisa ladina bastante retadora.

El silencio había reinado el lugar mientras sus labios se habían encontrado, mientras sus cuerpos se abrazaban el uno al otro y las manos iban y venían explorando sus pieles, besos en los puntos erógenos de cada uno, simplemente había empezado la verdadera guerra entre ambos, por un momento cuando se separaron el se la quedo viendo directamente a los ojos, pudo notar como tenia un gran pleito interno, emociones, sensaciones encontradas, rabia, temor, confusión…pasión…deseo…emociones tan diferentes una de la otra…pero había algo mas, algo que lo sorprendió al verlo hay aquel brillo lo conocía, y eso era porque cada vez que veía su reflejo en el espejo, aquella chispa era aquel sentimiento que tanto había querido ocultar, ella tambien lo sentía, estaba hay, pero carajo no podía ser, nada podía ser mas prohibido y a la vez tan delicioso, tan…no habría palabras para describir aquello, cuando ella quito su mirada el hizo como si nada y siguió con lo suyo -. And if you do that, i wouldn't resist punish you…make you beg for me- Susurro contra su nuca con toda la intención de hacer que su piel se erizara, que una marea de escalofríos fueran desplegados por toda la extensión de su cuerpo-. Yo solo cumplo como siempre en avisar, no podría hacer lo que viene sin tener tu total aprobación konsti, lo lamento pero un violador no soy, quizas quieras ser mia, pero a lo mejor no sabes como lo hare. – Respondio encogiéndose de hombros y quitándole total y completa importancia al asunto -. No te veo como una niña, si lo hiciera no te tuviera aca si no te hubiera llevado directo a tu casa a dormir con tu osito teddy pero no, aquí estas y aquí te quiero, porque te quiero para mi, quiero que seas mia… - Rio con suavidad al ver sus gestos y luego le guiño el ojo y le sonrio con suavidad y total coqueteo de la misma forma que lo había hecho en toda la noche-. Mmmm quizas, porque no mejor te aseguras de que lo haga y me callas? – Rio suavemente antes de morderse el labio inferior mientras la miraba- No helene, no puedo…hacerlo significaría entrar en esta locura contigo, y el solo verte, olerte, hablar contigo me vuelve loco, necesitaría un psiquiatra si te mantengo a mi lado por mas tiempo – Respondio a su pregunta mientras una de sus manos había caído sobre la mejilla de la castaña acariciándola con suavidad, sintiendo como solo ese pequeño e inocente roce hacia que un millón de sensaciones se dispararan en su cuerpo, sintiendo como se quemaba y al mismo tiempo electrizaba, si eso era lo que ella provocaba en el.

Los labios de ambos estaban luchando frenéticamente por poseer a los del contrario, buscaban ser los ganadores en aquel juego frenético que ahora se había vuelto mas que pasional, mas que lujuria, ahora era necesidad, aquel dulce sabor que poseían los labios de la castaña lo estaban enloqueciendo, el deseaba que aquel beso no se cortara, quería seguir saboreando aquel dulce néctar que eran sus labios, jugar con su lengua como si la vida se le fuera en ello, y realmente lo podía tomar como hobby, la castaña besaba muy bien, excelente debía de decir, sabia bien como y para donde moverla y el la seguía cual corderito, estaba derretido entre sus labios, arrodillado a su merced, en aquel momento ella podía pedirle que se tirara por la ventana y el la abriría y se tiraría solo para complacer sus deseos, solo para mantenerla feliz, complacida, por Zeus estaba perdiendo la cabeza, no no, ya la había perdido totalmente, por ella.

Drake se había concentrado en tocarla, en besarla, en ceñirla a su cuerpo mientras pudiera, sentirla cerca y hacer que ella se sintiera totalmente confiada en el, en que el no la iba a dejar en aquel momento, en que podía ponerle su vida en las manos y entonces el la cuidaría como si fuera la suya propia, deseaba que ambos cuerpos llegaran a un punto donde no supieran de quien era cual, donde empezaba uno y terminaba el otro, estaba sometido a sus deseos, deseos de los que ahora era esclavo, sumiso de sus emociones, contrincante de sus sentimientos, una guerra que no terminaría tan fácil y que sabia que terminaría matándolo, la besaba, tocaba, mordia cuanto mas mejor hasta que unas palabras se metieron en sus sentidos haciendo que el se desconcentrara por un momento “¿miedo?” pensó, como sabia ella que el tenia miedo? y entonces mientras besaba su cuello pensó en si responder o no, lo mejor era que no, simplemente aquel comentario se escaparia entre el aire pesado y húmedo del lugar, entre aquel ambiente tan calido y lujurioso, lleno de sentimientos pasionales del uno por el otro, si al momento de terminar aun esas palabras seguían grabadas en su memoria entonces sabría que responder. De hay en mas los retazos de la lencería fina que la castaña llevaría puestas aquella noche solo eran pedazos inservibles dignos de un recuerdo especial de aquella noche tan suculentamente pasional que estaban llevando a cabo dos cuerpos que se deseaban por mas que sus mentes les recordaran que estaban comiendo del fruto prohibido, que aquello era un pecado y que podrían ser expulsados del paraíso, pero claramente como buenos locos que eran no se irían sin antes darle una gran mordida a aquel placer oculto que ambos se prometían a gritos cuando se miraban en la calle al pasar, por mas pequeño y eufórico que fuera el encuentro aquello siempre estaba hay, presente, un roce de sus intimidades, un escalofrio que se sintió mas como una corriente eléctrica reocrrio todo su cuerpo, un beso y entonces su piel se había vuelto a erizar, una caricia y sentía como aquellas dulces y femeninas manos podían dejar marca cual sello para marcar al ganado de un finca...

Por un momento toda la pasión, el salvajismo que habían tenido cuando empezaron aquella guerra había pasado a un segundo lugar, ahora estaban simplemente abrazados, el sobre ella en la típica posición del misionero mientras la besaba con suavidad, mientras jugaba con su lengua como si tuviera todo el tiempo del mundo para saborear aquel delicioso sabor que poseían los labios de la castaña, simplemente lo deseaba, estaban tan comodo en sus brazos, besando aquellos hermosos y femeninos labios que lo estaban volviendo loco, sintiendo como la respiración de ella se aceleraba cada vez mas debajo de el, y al mismo tiempo temblaba cuando sus initmidades rozaban con suavidad ante algún movimiento no premeditado, simplemente era una experiencia religiosa que no pensó que se daría con ella, no en ese momento, sintió como ella lo abrazo con cariño, demostrándole que los pensamientos que el moreno tenia, que sus sentimientos eran los mismos, al sentir aquel beso en su clavicula cerro los ojos y antes de levantarse le dejo uno en la frente, un beso mas que pasional cariñoso, queriéndole decir que asi terminarían pero que ese no era el momento, el estaba decidido a hacerla suya, a hacerla de todas las formas posibles y entre esas estaba aquella opción, suave, un vaivén de caderas simple, hacerle el amor con todas sus letras, pero seguramente ese seria el final de aquella noche.

No sabia en que momento ella había vuelto a tomar aquel toque de hostilidad tan característico en su personalidad pero entonces sintió como le jalaba el pelo, acción que le hizo cerrar los ojos y hacer una mueca de dolor con su cara, volvió a verla sin entender porque lo había hecho, acaso estaba celosa de que el tuviera ese cuarto hay y que lo mas seguro aunque no se lo dijera era que ella no era la primera que entraba por aquel humbral hacia la habitación que con mas recelo guardaba dentro de su hogar, si asi era tarde o temprano lo averiguaría.- yo te dije que me gustaba jugar no?, que a mi casa no entraba cualquier mujer, y es porque con las mujeres que yo juego aquí, son especiales para mi, no una mas del monto para esas hay hoteles baratos - Aquella opción le había dejado un sabor amargo en los labios, ella había querido huir toda la noche y ahora el le estaba dando total libertad de darse la vuelta e irse de hay, pero claramente no podía hacer otra cosa seguramente después de eso lo veria como un depravado sexual y entonces termiar como habían empezado no era una opción, quizas le diera miedo y aquello no era lo que el deseaba, por un momento se arrepintió de sus palabras, de querer llevarla hasta que escucho que le hablaba...- oh jaja, bueno pues, digamos que puedo ser muy imaginativo cuando me lo propongo querida. – Las manos del moreno fueron a dar directamente a sus glúteos al sentí aquella nalgada pero luego sonrio al ver como ella entraba, el hizo lo mismo cerrando la puerta detrás de el con seguro no quería que nada ni nadie los interrumpiera, se la quedo viendo con hambre de su cuerpo mientras caminaba a donde estaba ella, tomo la botella de ron que había tomado de aquel aparador donde guardaba los licores después de que le había dado un buen sorbo y le sonrio ladinamente, la tomo de la mano y entonces le indico subir a la gran mesa que había en el medio de aquella habitación, ahora el quería jugar y lo haría…en cuanto se posiciono bien el moreno sin pensarlo dos veces dejo caer sobre ella aquel liquido frio sobre su cuerpo, bañándola por completo, sabia que aquel era su licor favorito, nada mejor con que empezar la noche de juegos que dándole a su piel un sabor adicional, un sabor que lo embriagaría literalmente, que terminaría de nublar sus sentidos totalmente…dejo la botella a un lado al terminar para luego empezar a lamer con suavidad aquel liquido sobre su piel, dándole especial cuidado a sus zonas erógenas, no solo las conocidas, como sus pechos, o su vulva, mas haya de eso, su cuello, la parte de atrás de su rodillas, la quería toda, la quería para el, y se lo dejaría mas que claro aquella noche.
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Mensaje por Helene K. Fickzó Dom Sep 29, 2013 11:24 pm

Lo siguió con la mirada lentamente, captando inmediatamente que su objetivo de averiguar la existencia de alguna mujer estaba siendo gravemente descubierto. Entornó los ojos, antes de sacudir la cabeza negando con suavidad para luego añadir con voz ronca No estoy celosa si es lo que quieres apuntar le bajó el dedo con el que la estaba señalizando divertido.- Solo quiero estar segura que no va a aparecer alguien por esa puerta a zarandearme por estar platicando con su hombre. se encoge de hombros, con una sonrisa de restarle importancia con ese gesto tan cínico de quien niega que ha sido el asesino a pesar de que las pruebas apunten lo contrario. Era más que obvio todo aquello, estaba escrito con marcadores permanente. Una de las ventajas de ser Helene, era la habilidad de mentir que tenía, su convicción al defenderse. No por nada quemaba la ciudad con su hermana y luego se defendía de sus padres consiguiendo que quedasen libres de cualquier acusación. Podía sostener un vestido rosa, y decirte que era verde y era un short y tú te lo tragarías solo por el poder adjunto en sus palabras, la seguridad con la que era capaz de responder en momentos como ese. Drake lo sabía, conocía de su habilidad. Y por eso ella usó su mejor faceta de esta, para conseguir que dejasen el tema ya sea por aburrimiento o porque le creyó. Que tengas sexo sin atracción o amor no quiere decir que siempre sea malo. Hay veces que es bien divertido. Pero me das un punto “falta de deseo por los participantes” “Elijo a quien follar” Eres tan pésimo queriendo defenderte alzó la mano en señal de “stop” no iba a oír más de aquella bazofia a la cual se enfrentaba.

Bebió un sorbo de la bebida, entonces recién cayó en la cuenta que le había dicho especial. “Katherina, sal de este cuerpo ” se regañó, cerrando los ojos con fuerza. Los abrió de nuevo negando con suavidad. Ya fue, no podía decir algo cuando la cosa se enfrío. Se giró sobre sí para verle y que él no sospechase de las muecas que ella llevaba al cabo diciéndose tonta, pues una mujer de su calibre no puede rendirse, no puede retroceder. Siempre luce con temple de acero. Volvió a dibujar la endemoniada sonrisa de la fiera salvaje que incapaz de domarse, asintiendo con suavidad, relamiendo sus labios Yo cumplí con advertirte, ya opasna , Dreyk suelta en el perfecto ruso, tan impecable como su tutora del palacio le enseñó. Como su padre la acostumbró. Permaneció tan inmutable que por dios, ella juró que siendo Drake la habría golpeado por pendeja. ¡Esa mujer parecía no poseer emociones cuando se lo proponía! Y las palabras le llegaron hasta el fondo “Sentimientos profundos” ¿Qué clase de sentimientos profundos, despertó en él? Quiso preguntarle, pero quebrantaría su fachada severa de a quien le han comentado del clima. En mis ojos solo puedes leer que tengo miopía de tanto leer. contraataca lejos de querer ser chistosa, sinceramente quería que el hombre se callase. La estaba volviendo loca. La sacaba de sus cabales y hacía con ella lo que se le antojase. Que eres un imbécil se río, nerviosa buscando quebrantar todo momento de extrema ternura que la terminase por enloquecer. Clavó sus ojos en ambas manos, cortando su respiración abruptamente. идиот le comenta, dejando escapar el aire lentamente mientras él le promete todo aquello. Su mano se libera y le da una bofetada, y ella se quedó más sorprendida que él del porque lo hizo, el cerebro se le pagó por unos minutos, y tuvo que reaccionar deprisa. Serás igualado… responde solo eso. No dio para más ¿Qué se supone que iba a responder?

Estaba siendo comandada por emociones, eso sucedía. Parecía un sueño lejano lo que sucedía. Uno de esos en los que él estaba a su merced y ella se lo pasa de maravilla, porque cual mago que ha encantado a la pequeña ella danzaba a su alrededor. Todos sus gestos la ceñían al suelo de su lado, no lo quería dejar ir nunca. Pasaban de ser caricias lujuriosas a besos tiernos y cariñosos, como si el fin de aquel acto fuera el de fusionar dos almas más perfectas creando a solo uno. Como el mito que contaba que los humanos nacieron originalmente con dos pares de piernas y brazos, y dos cabezas; pero por castigo de los dioses estos fueron separados y ahora vagamos en busca de nuestra parte faltante. Ella sentía como si Drake era la vida que le faltaba para estar completa del todo. No dudó en obedecerle cuando le pidió que se acomodase en la lisa superficie. El líquido se escurre por su menudo cuerpo, como inicio de la velada.
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Mensaje por Drake J. Novogratz Vie Oct 04, 2013 7:29 pm

Una risa ronca y bastante ironica salio de entre los labios del moreno y asintió con la cabeza - ¿Celosa? Bueno bueno lo acabas de decir tu, no yo…lo estas helene? Estas celosa de alguna otra mujer que pudiera haber metido en mi cama? -  En cuanto le agarro el dedo el tomo su mano y la jalo estrechándola a su pecho antes de encogerse de hombros viéndola a los ojos con una mirada penetrante y profunda.- Oh no no, la única mujer que entraría por esa puerta sin ser invitada, sin tocar, eres tu...solo tu…asi de especial eres – Sonrio cínicamente en el momento que ella se dio humos de haber ganado aquella contienda y entonces negó con la cabeza, todo para el estaba claro, aquella forma de hablarle, su actitud en aquel momento era la de una mujer que quiere saber todo sobre aquel hombre que tanto le gusta y que no esta dispuesta a dar su brazo a torcer, buscando respuestas sobre con quien esta, con quien duerme, hay alguien mas, simplemente en aquel momento helene no estaba siendo nada discreta sobre lo que pensaba o quería, y aquello le causaba bastante gracia a Drake.- Helene, Helene, Helene, oh querida helene fíjate que en este momento no me quiero defender, simplemente te digo la realidad, no estamos en la tercera guerra mundial, y si lo estuviéramos, ya yo hubiera ganado por mucho – Al completar la frase simplemente solto una sonora carcajada totalmente irónica y llena de gracia que le causaba aquella discusión con la castaña.

Se la quedo viendo como sonreía con aquel característico toque de frivolidad, el rostro de una diablilla que piensa en hacer cosas malas y entonces aquello la llena de goce, rio suavemente y enarco una ceja al escucharla hablar de nuevo en ruso, muchos decían que el francés, el italiano, aquellos idiomas simplemente eran los que podían hacer tu piel se erizara si te susurraban algunas palabras al oído, pero para aquel momento el ruso se había convertido en el primero en su lista, no sabia si era por la entonación, por el acento o era simplemente la persona que lo hablaba quien hacia su piel erizarse y corazón ir mas rápido que un Ferrari en plena carrera nascar -  Vuelves a hablar en ruso y de aquí no sales hasta año nuevo chino -  Una risa acida salio de entre sus labios, las palabras ya no eran graciosas, sus puntadas no eran precisamente las que había esperado, pensó que le iba a decir cualquier otro tipo de puntada para callarlo pero entonces simplemente había dicho algo Que el simplemente prefirió no responder y entonces aquel intulto salio de sus labios y el noto como entonces todo volvia a ser lo mismo -. Un imbécil, en serio? Tan poco material te queda que me tienes que insultar?. – De un momento a otro estaba acariciando su cuerpo, sintiéndola suya, tocándola a la vez que ella lo hacia siguiendo cada uno de sus movimientos, siendo guiada por las manos traviesas del moreno para luego tener el rostro volteado, el moreno ahora estaba observando el gran piano que adornaba la sala, su mejilla estaba mas roja de lo que había llegado con el simple calor que la castaña le profesaba a su cuerpo, con la marca de su mano en el, trago grueso un momento antes de volver su vista a ella, el semblante del moreno había cambiado, ya no era jugueton, ahora simplemente la veía enojado, odiaba que lo golpearan en el rostro, y mucho mas sin razón alguna, movio la cabeza de lado a lado y negó con la cabeza mientras se pasaba la mano por la zona que había sido golpeada momentos antes-. Quien te has creído que eres para abofetearme sin ninguna razón?! – Abrio sus ojos y enarco ambas cejas en señal de enojo, no estaba nada feliz por lo que había hecho, no tenia ningún derecho a hacerlo, y si no fuera mujer seguramente en aquel momento ya le habría partido la cara por pasada, por mano suelta, aquel no era el juego, y aquel acto había cortado cualquier deje de picardía que se había alojado en sus palabras, en sus gestos, en su mirada, la tomo de las muñecas y la atrajo hacia si viéndola con enojo, ella había tocado uno de sus puntos de quiebre, había hecho una de las cosas que a el mas le molestaba que hicieran – con quien crees tu que estas tratando? Con uno de sus niños pendejos que van por la vida babeando a tu paso? No helene estas muy equivocada si tu crees que me vas a venir a abofetear y yo voy a bajar la cabeza, si tu estas acostumbrada a que los hombres lo hagan que mal estas…y que mal están ellos – escupió en un tono bajo, grueso, con frustración, con rabia solto sus manos y camino hacia la barra alejándose de ella, para entonces servirse otro trago mientras esperaba que aquel sentimiento de rabia que estaba alojado en su cuerpo saliera por la puerta y no regresara.

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La velada había sido como si se hubieran subido en una montaña rusa, con subidas y bajadas de animo, cambios de humor, de la rabia al placer, de la pelea a los besos, de la lujuria a la ternura, todo en una sola noche, el moreno nunca había tenido una velada igual, no había pasado toda la noche peleando y a la vez besando a su compañera, y bien tenia que admitir que aquello lo llenaba de goce, le divertía mas que simplemente ir al grano, follar un poco y después calabaza calabaza cada quien para su casa, asi era, asi lo disfrutaban ambos, luego de unos momentos llenos de caricias, cariño, besos románticos, un momento donde el moreno se sintió mas que tentado a hacerla su mujer en ese momento, con suavidad, con cariño, románticamente cual escena de película para chicas, bueno asi, pero no, ahora se encontraban en el cuarto de juegos del moreno, y apenas es que empezaba aquella velada que duraría toda la noche, el no permitiría que terminara antes de ello, El contenido de aquella botella estaba callendo poco a poco y sin prisa sobre el cuerpo desnudo de la castaña mientras el sonreía complacido por como ella se estaba entregando, cuando vio que era suficiente dejo la botella a un lado y se hinco sobre ella lamiendo cada parte de su cuerpo, cada centímetro de piel que había sido bañado por aquel licor amargo que había dejado caer sobre ella, su lengua iba y venia por todo su cuerpo, desde su cuello hasta la punta de sus pies, el moreno disfrutaba de lamerla, de sentir su sabor embriagar todos sus sentidos, apoderarse de sus papilas gustativas, mientras intentaba no pensar en lo que podía pasar en cuanto aquel juego terminara, en cuanto el orgasmo arrasara sus cuerpos y los obligara a dormir, a descansar, Helene era impredecible para alguna cosas y en aquel momento el no sabia que podía hacer, si se iba a quedar o si iba a huir por la derecha como lo había intentado hacer desde que había entrado por la puerta a su morada, de nuevo estaba entre sus piernas, lamiendo su zona mas intima, el botón que podía despertar un inmenso placer para ella, gustoso la saboreaba en toda la extensión de aquella zona, dentro, fuera, superficial y profundamente, llego un momento en el que el moreno alzo la cabeza y miro con fijeza a su acompañante, una sonrisa se formo en su rostro y se acerco a ella para tomarla de la nuca y atraerla hacia el dándole un beso profundo y pasional que terminaría en un mordisco sobre su labio inferior.

El moreno se alejo de la castaña y entonces empezó a caminar por la habitación viendo los artilugios que se encontraban colgados en las paredes, pasando suavemente sus dedos por estos pensando cual de todos ellos seria el elegido escogió unos pañuelos de seda, una pequeña fusta y un pequeño vibrador que servia a control remoto, recordaba cada una de sus palabras, y hasta el golpe que le había dado antes de que todo aquello ocurriera y entonces supo que le tocaba vengarse un poco, con una sonrisa maliciosa se acerco a la castaña y se posiciono detrás de ella, dejo la fusta y el pequeño vibrador a un lado antes de sonreírle mientras la observaba frente a el, paso sus manos que aun sostenían los pañuelos de seda negra dejando que esta tela acaricie la tersa piel de su rostro – Desde que llegaste te has portado muy mal helene, creo que es hora que, te castigue un poco – bajo la cabeza para darle un beso en los labios mientras la amarraba de manos detrás de su cabeza dejándola bien amarrada a la mesa, acto seguido tomo la fusta entre sus manos y paso la punta de esta a lo largo de su cuerpo, acariciando con la punta de cuero que esta tenia sus pezones, el espacio que quedaba entre sus pechos mientras estos estaban separados porque ella se encontraba acostada, bajando a lo largo de su torso hasta llegar a su centro y luego por sus piernas, mientras la veía con fascinación, con deseo, volvió a subir, clavo su mirada en ella mientras le sonreía antes de dejar caer sobre su torso un pequeño azote no fuerte por ser el primero que dejaba sobre su piel – si no lo aguantas dímelo, no te hagas la fuerte no quiero hacerte daño…- Le ordeno antes de darle un beso en los labios y tomar el vibrador – ?A partir de ahora no podras llegar al orgasmo bajo tu libre albedrío, si yo no te lo ordeno tu no llegas, ahora vas a tenerlo que aguantar hasta que yo diga…entendido helene –rio suavemente mientras introducía aquel pequeño aparato en su interior con cuidado hasta dejarlo totalmente dentro de ella apagado aun.
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Mensaje por Helene K. Fickzó Vie Oct 04, 2013 10:56 pm

No es que ella antes fuese una mujer muy cuerda y sensata, pero el haberse dejado llevar por sus impulsos del modo en que lo hizo fue sencillamente imperdonable. Es que ella ya no actuaba como ella a esas alturas, sino como una psicótica y manipuladora perra, que no se limitaba a lucir abstraída sino que dejaba en descubierto todo cuando pensaba o sentía ¿Qué sucedió con la pequeña que bien descarada podía jugar póker con los mejores analistas y no descubrirían nada? Se esfumó apenas vio al hombre de sus pesadillas de pie en las escaleras, observándole jugar con su mascota. No, pero bien que lo dejas implícito. le suelta, sin dejar de defender su orgullo, sin dejar de luchar contra la tormenta que le estaba por atacar en ese momento con cada una de sus palabras. Frunció el ceño, riéndose como si aquello fuese absurdo. Por los doce olimpos, el trago te afecto ya. ¡Las cosas que dices! entornó los ojos Pfff, celosa yo. Bien bello, lo que me faltaba. murmura bajo, más para sí y su pepe grillo. Él vuelve a hacer eso, de estrecharla a él y volar su cabeza, pues ella con esa corta distancia en la que estaban le costaba disimular y a esa diminuta separación entre ambos era más que obvio que dejaría de nuevo de ser ella la fría y arrogante, para ser ella la dulce y enamorada princesa. Desconcentrada quedó cuando él le recalcó que era especial al punto de dejarla entrar sin avisar y sin invitación. Carraspeó un poco buscando su voz Por supuesto que lo soy, se te olvida con quien hablas. a Neens deberían darle un premio a la mejor estropea momentos, con todas las menciones honoríficas se lo llevaría. Quizás si buscases una palabra para definir a alguien que es capaz de matar momentos, en el diccionario te sale “Helene: acción llevada al cabo por una persona que no es capaz de quedarse callada en momentos tiernos, y suelta respuestas sarcásticas” bajo una foto de ella con su mejor sonrisa de triunfadora. Arqueó sus cejas con incredulidad, con los ojos fijos en los del morocho. La ganarías solo si jugases en un vídeo juego, contra pubertos de doce años. En el campo de batallas estás perdido. farfulla cerca de sus labios, rozándolos con los suyos con cada palabra que requería una leve fruncida para su pronunciación correcta.

Soltó una risa divertida ante aquella advertencia, decirle aquello era la psicología inversa a la que ella nunca se negaba V samom dele? una sutil declaración de lo cómodo que le resultaría no apartarse de su lado; no acostumbraba a lanzar indirectas pero en esa ocasión eran necesarias. YA ne budu izvinyat'sya replica de modo inconsciente, negando con la cabeza No pienso añadir más, no era como insulto que te dije de aquel modo. Pero cada ya fue. como Poncio Pilatos, se lavó las manos de todo lo que sucediera y se planteó de nuevo como la pequeña y endemoniada Fickzó que no ha hecho nada. Nuevamente se pregunta qué mierda hizo. ¿Por qué lo abofeteó? Felicidades Neens, eres una loca de quinta. ¿Qué haría ahora? Era un manojo de ser. Un torrente de emociones palpitan en su pecho pero sobre todo siente como la sangre hierbe lentamente en sus venas. Otra mujer, ¿qué pasaba si en su vida había otra mujer? ¿Ese que se creía, que le besaba, le miraba, y la ponía de aquel modo; tenía el descaro de decirle a ella que era probable que tuviese a otra? Sencillamente imperdonable, ella no era plato de segunda mesa. Y tampoco alguien a quien le gustase la idea de él poseyendo los labios de otra mujer. ¡Él era suyo, maldición! Y fue por eso que lo abofeteó, no por sentirse herida, sino porque no iba a aceptar que negase que ella y solo ella podría ser capaz de ser la única. Porque odió con todo su ser que alguien estuviese sobre ella. ¡No! Pero bien idiota que había sido dejarse llevar de aquel modo ¿Acaso su cerebro de mofaba de ella? La pobre podría confesarle lo que él quisiera en ese punto. “Te quiero” le gritaba cada fibra de su cuerpo expuesta al calor de él. Incluso aquella mirada enfurecida calentaba el frío corazón de la rusa. Claro que tengo una razón. se precipita a hablar, volviendo a encogerse por hablar. Pero da igual, quizás si me pasé no se puede decir que articuló, lo dijo pero tan inaudible e ininteligible que no fue sorpresa saber que sus palabras no fueron entendidas con claridad. Es ceñida a su cuerpo, y la sola agresividad del acto borra todo atisbo de culpa en ella. ¿Quién te crees tú? interroga, con ceño fruncido y mirada asesina. Soltó sus manos y ella le empuja para apartarlo de ella. Gilipollas toma su bolso y le da la espalda, azotando la puerta del baño con brusquedad. Pasó sus manos por la cara echando hacia atrás su cabello, entonces ella quiso llorar. Quiso caer de bruces al suelo y revolcarse, chillar por asco y odio, por estar dolida en el ego y en el alma. Se armó de valor, saliendo del baño porque si se quedaba comenzaría con el llanto. Pasó un largo rato antes que ella se dignara a ver al chico bebiendo una copa. No fue capaz de contener esa sola lágrima que se deslizó por su mejilla, la cual con velocidad secó al darle la espalda. No, ella no lloraba como las niñas asustadas. ¿Cuándo fue la última vez que lloró de verdad? ¿Quizás a los dos años cuando uno de sus hermanos estaba tan enfermo que parecía que moriría? De eso ya hace veinte años atrás. No lloró cuando se lastimó el brazo en una fractura, no lloró cuando tuvo mucha presión en sus hombros. Dura, como los inviernos en casa. Orgullosa, cual criatura mitológica cuyo mejor defecto o virtud era ser duros de llorar por dolor.



Pasó por alto todo conforme la noche pasaba, se consumía en el deseo. Era un modo mágico en el que todo sucedía, pues él la hacía cuestionarse todo, le hacía creer y pensar cosas que ella generalmente no hacía. Buen ejemplo era el modo en el que se comportó impulsiva. Por más que en otros ámbitos ella fuese así, bien sabía que él estaba siendo la serpiente en su vida. O la manzana que sacaría de si el pecado, que la alejaría de edén para siempre. Oh dulce lujuria que ahora la envolvía en sus brazos como a una vieja amiga. Su piel se pone de gallina con el frío del licor sobre sus cálidos poros. Y más aún cuando la lengua de él le recorre el cuerpo con aquella deliciosa paciencia y fijación. Si el cielo o el infierno existían, era muy cercano a eso. Podía rogar porque la hiciera suya en ese entonces, suplicar y sumirse a él. Lentamente eso era lo que hacía al dejar escapar jadeos suaves de sus labios rosados. Su lengua le roza la intimidad disparando de sus labios un gemido como si fuese una fiera. Pero seductor, medía lo que hacía. Correspondió el beso impregnado con su sabor, totalmente entregada a su merced. Él ejercía un poder sobre ella de modo que sus sentidos se nublaban y dejaban de estar dormidos, sintiendo todo a flor de piel. Le mira decidir con que va a jugar, y ella de mente abierta se prepara para todo. Pasa su dedo por debajo de su barbilla, sonriendo con malicia. Merezco unas buenas nalgadas. emplea un tono erótico sensual, tomando una de sus manos para que juguetee con uno de sus senos, propinándole un beso al cuello ronroneando a su oído. Ofreció sus manos para ser atada, dedicándole las miradas del pecado a él a causa de sus manos atadas, le acaricia el pecho con el pulgar de su pie deseando que nunca dejase de besar sus labios, deslizándose hasta abajo. Junto al dolor vino el placer, no era como uno antes experimentado, sino uno especial. Como si el eco que dejase el golpe crease una oleada de satisfacción. Vuelve a besarlo cuando él lo hace, entonces solo dice dos palabras en medio del gemido al sentir el dildo penetrando en su interior. Soy tuya.
Helene K. Fickzó
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Mensaje por Drake J. Novogratz Sáb Oct 05, 2013 12:15 am

Al escucharle volver a hablar en su idioma natal no pudo evitar reir, el conocía bien su gusto por llevarle la contraria a todo lo que el le decía, se mordio el labio inferior mientras le escuchaba hablar, negó con la cabeza ante la terquedad de la chica, si el decía blanco ella decía negro, si el decía voy ella decía vengo, simplemente aquello era una de las cosas que mas le gustaban de ella, le divertia, le fascinaba, ella le fascinaba- Hay que ver como eres terca y como te encanta llevar la contraria no?  - Pasa su mano a lo largo de su brazo con suavidad sintiendo su piel suave y tersa entre sus dedos hasta llegar a su mano, mano cual tomo entre la suya y entrelazo sus dedos en señal de agrado por ella-. Shhh, ven aca – Mando a callar ya que necesitaba dejar de oírla hablar de aquella manera si no perdería totalmente el sentido, mas de lo que ya lo había hecho al permitir que ella entrara a su hogar y luego impedir que se fuera, la tenia cerca de el, le encantaba hacerlo, le encantaba sentir su aroma, su calor…y sobre todo le fascinaba el sabor de sus labios, labios que no tardo en poseer de nuevo haciendo que ambos se fundieran en un beso profundo y suave casi romántico- Como sea konsti, me parece divertido si supieras, el insulto, sea o no de aquel modo que me lo quisieras profesar, me causa gracia como pierdes el control cuando parece que estas a punto de perder la contienda. – Comento con una sonrisa de quien acaba de ganar un millón de dólares en sus labios, la pequeña y endemoniada fickzo estaba a punto de perder, y aquellas solo eran patadas de ahogados, simplemente quería salir vencedora, no estaba acostumbrada a lo contrario, ni Drake lo estaba tampoco, eran tan iguales y a la vez tan diferentes que asustaba. Sintio como la sangre en su cuerpo empezó a hervir en su interior, como si le hubieran prendido una fogata en el corazón y ahora la sangre que bombeaba a sus venas era como agua hirviendo, casi se podía decir que hechaba humo por las orejas, su cara estaba roja, sus ojos azules estaban oscuros de la rabia, porque lo había hecho, cual era el punto de matar el juego, el momento, no lo sabia no lo pensó el tampoco, Drake no era de los que se dejaran llevar por la rabia, el no era de los hombres que estuvieran acostumbrados a gritarle al sexo opuesto, a las mujeres que tanto adoraba, el era mas de tratarlas bien, de jugar con ellas pero helene había cruzado la ralla, ella había hecho lo que muy pocas habían realizado, lo había abofeteado y eso a el no le agradaba, a las pocas que lo habían hecho el había desechado cual juguete averiado que ya no sirve para nada, Helene era diferente a esos “juguetes rotos” por ello se había enojado tanto, no quería darle pie a que pudiera repetir aquella acción en alguna otra ocacion, pero tampoco quería hacerla sentir mal, si pudiera pensar en aquel momento seguro que su reacción hubiera sido totalmente diferente, pero el escozor que estaba ejerciendo fuerza en su mejilla simplemente no se lo permitia, había nublado su juicio-. Ah! No me digas la tienes?! Pues dimela helene! Dime porque tenias que hacerlo?? Te pasaste... – Le cuestiono a la castaña mientras su semblante permanecía igual, frio, como una piedra-. Sii si fíjate que si te pasaste! Asi que ahora me dices porque carajos lo hiciste, merezco una explicación! – No supo en que momento logro entender sus palabras, ni en cual había tomado la decisión de tomarla de las muñecas y decirle varias cosas mas, noto como su semblante había cambiado, no entendia que le pasaba, no podía pensar, pero veía en ella un sentimiento algo extraño, como si estuviera dolida por la forma en como el tomo su acción-. Me creo un hombre que no hizo nada que implicara una abofetada de tu parte, acaso te irrespete?? Dimelo y yo te pido perdón de rodillas pero no considero que sea asi…- Le respondio en un tono de vos calmado pero fuerte, sin dejar de darle a entender que se encontraba enojado, aquello no había cambiado por lo menos no en el momento, le insulto de nuevo y luego se fue, el ojiazul la siguió con la mirada hasta ver que se encerraba en el baño, las manos del chico fueron a dar a su rostro el cual froto un poco sintiendo como sus ojos estaban ardiendo, pensando que en cierto modo se había pasado con ella, suspiro y se bebio dos vasos completos de whisky, se apoyo en la barra sobre sus codos con los ojos cerrados respirando y entonces intentando calmarse escucho la puerta abrirse y unos pasos caminar hacia el, era ella, había salido del baño volvió la vista a la chica justo a tiempo para ver como una lagrima rebelde había escapado de su encierro, suspiro dándole el ultimo trago a su bebida antes de dejar el vaso en la barra, sin decir nada camino hacia la chica y la tomo entre brazos antes de darle un beso profundo, diferente a todos los que le había dado a lo largo de la noche, diferente a todos los que pudiera dar en lo que les restaba de noche, era un beso cargado de sentimiento, sentimientos encontrados que iban desde rabia hasta cariño, dejando la lujuria y la pasión totalmente por fuera, en aquel momento solo quería hacerle sentir que lo sentía, que no quería lastimarla pero que lo había hecho enojar y su juicio se nublo, en el momento que sus labios se separaron el moreno le dejo otro beso corto en sus labios antes de dejar sus palabras-. Lo siento, me deje llevar por la rabia – Susurro contra sus labios antes de darle otro beso en la frente y abrazarla mas contra si mismo mientras le acariciaba la espalda, no entendia sus emociones, no sabia cuando estaba bien o cuando mal, ella lo llevaba desde el enojo al arrepentimiento con una mirada, no entendia que le pasaba, si era bueno o malo…solo sabia que le gustaba, que la quería a su lado aunque le hiciera cuestionar su propia salud mental.

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Embriagado y sumido ante su sabor, Deleitándose con todos sus sentidos de aquella mujer que en aquel momento estaba siendo su amante, que se estaba sumiendo ante el, entregándose totalmente a su merced como si aquello fuera lo que necesitaba para terminar de encajar su vida con la del moreno, Drake sabia que ella se volveria una adicción para el, no solo en el ámbito sexual si no en todo lo demás, sus besos, las peleas que se generaban solo con verse el uno al otro, aquello era lo mas simple pero lo mas atractivo de aquella relación tan conflictiva, ambos tenían conflictos internos que no les permitían dar su brazo a torcer, pero el estaba claro en que ella era lo que le faltaba para ser pleno en su vida, y aquel sentimiento no lo había tenido antes de conocerla, nunca una mujer le había hecho considerar aquella posibilidad, nunca antes una mujer había podido tener tanto porder sobre el, ella era peligrosa, pero el era un amante del peligro, buscaba el placer de ella, en aquel momento aquello era lo que le importaba, que ella se sintiera la mujer mas deseada del mundo, que solo quisiera seguir, ser suya, al escuchar sus gemidos sonrio para si mientras seguía jugando con su intimidad. Una vez había elegido cuales iban a ser sus armas para aquella lucha se hinco sobre ella, sonrio al sentir como ella pasaba su dedo por debajo de su barbilla riendo con suavidad al escuchar sus palabras, si definitivamente las merecía, le agradaba que ella estuviera tan abierta a lo que estaba a punto de pasar, sobre todo por ser su primera vez en aquellos menesteres con el-. Que bien que lo tengas tan claro. – Dejo que ella guiara su mano hacia su seno, sonrio para si mientras jugaba como ella lo deseaba con el, lo masajeaba y jugaba con su dedo pulgar sobre su pezón mientras sentía los besos de la castaña en su cuello, se mordio el labio inferior tomando fuerzas para librarse de ella un momento y entonces poder atar sus manos con el dolor de su alma al dejar de jugar con aquella parte tan provocativa de su cuerpo, la tenia hay, amarrada frente a el, a su merced, podía hacer con ella lo que quisiera, y aquello lo llenaba de placer.- Mia y de nadie mas, no estoy dispuesto a dejar que otro hombre ponga sus manos sobre ti…no a partir de hoy... – Respondio aquellas palabras que ella le había dedicado antes de encender aquel aparato que momentos atrás había estado en reposo dentro de ella, apagado esperando el momento para empezar con su labor, le dio un pequeño giro a un anillo que se había puesto el cual controlaba aquel aparatito y este empezó a funcionar dentro de ella, el se acerco a su cuerpo con la fusta en la mano la cual paso a lo largo de su pierna dejando besos por donde iba pasando aquel pedazo de cuero que se encontraba en la punta de aquel objeto.

Beso sus muslos, a la vez que bajaba el cuero por ellos hasta llegar a sus glúteos, sonrio antes de alejarse de ella y darle un azote en aquella zona a cual apenas podía llegar debido a la posición en la que de encontraba, fue un azote mas fuerte que el anterior por lo que una de sus manos viajo hasta llegar a aquella zona ahora enrojecida y la acaricio con suavidad, con cariño, en cuanto su mano se alejo otro azote callo sobre aquella zona, repitiendo la misma acción un par de veces antes de volver a pasar aquel objeto por su torso dejándole varios azotes mas sobre este, le regalo una sonrisa en el momento que la vio con fijeza a los ojos mientras aquel cuero ahora viajaba con suavidad sobre sus pezones, ejerciendo un poco de presión pero solo la suficiente para que estos sintieran la textura que tenia aquella fusta, si bien tenerla asi, frente a el, era una tortura para sus sentidos estaba acostumbrado a aguantar, su miembro estaba totalmente erecto y se moria de las ganas de hacerla suya, pero no, se repetía a si mismo una y otra vez que no, que aquel acto debía de esperar un poco mas,  de nuevo dejo un beso en sus labios antes de mover aquel anillo de nuevo haciendo que el dildo que se alojaba en el interior de la chica se moviera con mas rapidez a la vez que sus labios empezaban a dejar besos sobre las marcas que había dejado la fusta sobre su torso hasta llegar a sus senos donde se detuvo para jugar con estos tanto con sus manos como con sus labios.
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Mensaje por Helene K. Fickzó Sáb Oct 05, 2013 8:52 pm

Aquella risa despierta en la castaña lo más hermosos sentimientos que se puede contener, era una historia lo que sucedía en ese momento. El solo sonido de su voz es como la caricia de la madre a un hijo, delicada y arrulladora. No se cansaría de escucharle ni ahora, ni nunca. Era mágico el como ella podía estar sometida de un modo no dominante o sumiso, sino como si cada fibra de él fuese necesaria para su cuerpo, como el oxígeno o las proteínas de la comida. Su complemento, su otra mitad. La pieza que faltaba en su rompe cabezas para ser del todo una mujer completa. Sonreía pero de un modo que no se puede describir, y lo hacía observándole a él. Negó con suavidad antes de alzar sus hombros con despreocupación. Los Fickzó tendemos a ser así de cabezadura, en especial mi padre y yo. Sin esa cualidad él no habría conseguido a mamá una sonrisa divertida se asomó en su rostro, bajando la mirada. Su madre era una mujer dura, casi tanto como ella. Cuando conoció a papá supo que quería casarse con ese hombre; pero ella era una chica con una profesión complicada tener a papá y a Dante en su vida significaba cavar su tumba con una cucharilla, era cuestión de tiempo para que eso pasara. Pero papá se quedó allí, esperó lo necesario con esperanza creciente; cuando ella regresó su padre no la soltó y no le dejó de insistir en que volviese...Ella finalmente lo hizo gustosa. La historia favorita de Neens en las noches de invierno, cuando se reunían cerca de la chimenea y él con voz ronca comenzaba a narrar el cómo una mujer hermosa de cabello castaño y ojos caramelo le arrebató el corazón con una simple sonrisa y robó su aliento con una mirada intensa. Alzando las manos de los dos, Helene clava sus ojos en estas con el corazón hecho un caos. Dio un paso al frente por su voluntad, colocándose lo más cerca que fue capaz de estar de él. Ni replicó por haberla hecho callar, no esa vez ella dejaría todo por la paz. Apretó los dedos entrelazados en los suyos con suavidad, correspondiendo al beso del mismo modo en el que le era dado. Curioso era que cada vez que él le besara, un escalofrío le recorría la columna vertebral y se quedase depositado en su nuca como un calor embriagante. No lo hago por perder. confiesa, alzando lentamente sus ojos a los de él. Porque en dado caso, no iba perdiendo. añade, para volver a esconderse en su coraza. Deposita su cabeza lentamente en su pecho cerrando sus ojos con goce. Lo quería.

Lo odiaba. Detestaba como la piel se le coloraba por el remolino de sangre agitada bajo ella, como sus ojos se oscurecían. Todo. El modo en el que le miraba, el modo en el que le había hablado. Como la había tomado de ese modo ¿Es qué ese imbécil no estaba pensando? Se le contagió el malhumor, pudo lanzarle al perro por la ventana por mera maldad, para darle un golpe que le doliese. Pero se quedó de pie, fulminando con la mirada al hombre. ¿Y tengo que decirla? ¡Serás imbécil! entornó los ojos sin poderselo creer. Él era increíble, un insufrible, y seguía presionando la herida como un niño que pica a un animal muerto. ¡Porque me enferma la idea que tengas a alguien y estés conmigo! le grita ya hastiada, no se excusaba y no daba el brazo a torcer, a pesar de estar a punto de romper en un llanto histérico, sonrío seca, porque ella era ese tipo de mujeres que en vez de llorar sonreía. Estaba a punto de estallar, de hecho soltó en parte del porque Y la sola idea si me ofende, golpea mis principios, me repugna hasta la más pequeña de mis células. Te merecías esa bofetada, por estar de coqueto cuando alguien podía estar en su cama pensando que la amas... a medida que hablaba se alejaba al baño, bajando el tono de su voz entre cada palabra llegando a ser solo un susurro ahogado detrás de las puertas. El sonido de la puerta cerrándose con fuerza le dio un alivio, Helene en ocasiones, bueno, siempre había sido una mujer mano suelta y pesada a puntos desconcertantes. Y aun así, cuando ella sabía que se había pasado y que fue su culpa, no podía dejar de pensar que estaba siendo solo una víctima en todo aquello. No por él, sino por la prisión que ejercía ese secreto que ella ahogaba, esa confesión que celaba con todo su ser y no dejaba salir. Era su secreto, de nadie más. Mira que dejar escapar una lágrima fue estúpido en todo sentido, ahora ella se lanzaría por la ventana para reprocharse por ser débil. "Hay que ver que eres bien pendeja, Neens. Cálmate, eres fuerte ¿Por qué estás llorando? No vale la pena, no merece tus lágrimas. ¡Sé fuerte, carajo, eres una Fickzó!" se dice, escuchando los pasos acercarse a ella, respira lentamente, relajándose. Lo menos que quería ahora era que él le viese soltar una lágrima. La abrazó, la envolvió en sus masculinos brazos con delicadeza y le plantó un beso. Ella pensó en dejarlo, si fuese otro ella lo habría empujado y golpeado de nuevo para que se muriese de la rabia de verdad. Pero, lejos de poder o querer hacer algo ella estaba lastimada y aquel beso era como la caricia que se recibe sobre un golpe. Rodeó su cuello con las manos lentamente; recibiendo la disculpa sin chistar. Entre todas las cosas que habían sucedido en la noche, esa fue la que más enterneció a la castaña. Los besos cortos, sus palabras. Ella le miraba con infinita dulzura en sus ojos; no mostró rencor, ni una herida sólo eso, ternura y amor que no se le comparaba con nada en el mundo. Abrázole por la cintura, escondiendo su rostro en su cuello. Sus pechos subían y bajaban al mismo tiempo en un silencio agradable. Uno de esos en los que no se necesita hablar para comunicar lo que se pensaba a sentía. En la atmósfera se palpaba el amor que ellos dos se profesaban.

Porque podían verse a los ojos incesantemente y ver su reflejo en los del otro, podían estar horas así de acaramelados sin siquiera inmutarse por aquello que comenzó a suceder en los alrededores del lugar. Porque no eran más que dos almas predestinadas que aceptaban a la otra junto a su cuerpo. Las caricias por su espalda se quedaban grabadas con fuerza. Le gustaba estar así. Entrelazó sus manos a su espalda y lo ciñó a ella, depositó besos en su cuello, suaves, amorosos. La ocasión era tan perfecta, porque todas sus dudas se disiparon en ese entonces. Ya no quiso irse más, no quiso apartarse de él ni de lo que él le otorgaba. De la colonia en su pecho, se mezclaba con la de ella delicadamente, tan perfecto. Era hasta inocente el cómo se abrazan y besan. El como ella caminaba junto a él hasta estar en aquella pequeña habitación tan sexual. Konstantinova no estaba lejos de preguntarse si era posible querer tanto a alguien.

El destino actúa de modos misteriosos, inexplicables. Ella supo en cuanto pasó por el umbral de la casa, que todos sus deseos se resumirían en una sola persona: Drake James Novogratz. Él era quien le había robado el sueño más de una noche, por él ella balbuceaba o se desconcentraba. Cuando él iba pasando cerca de ella, Nins la molestaba diciéndole que ahí venia él. Pero ella solo se hacía la desinteresada y le pasaba por al lado como si nada. No fue cuando estaba sola, que reaccionó por primera vez, saltando entre unos arbustos al verle que si cruzaba la esquina él le vería. Cayó fingiendo haberse tropezado y los adolescente del otro lado se reían pero le ayudaron a incorporarse para ir a por un café de allí. De igual modo le vio pasar frente al ventanal del café, hablando con su madre. Se atragantó con el helado, sin saber que pensar ante tal escena. Su madre los odiaba a todo, como ella lo hacía, pero con él parecía muy animada. Incluso al preguntarle bruscamente aquella noche quien era el que la acompañaba ella dijo "Un colega de la Universidad...¿Por qué Konstantinova?" Esa mujer era tremenda, descubrió a Jake cuando tonteaba alrededor de Katryna, y a ella cuando negó diciendo que solo era curiosidad...Digamos que desde ese entonces Miss Belikova le declaró la guerra a Drake si se acercaba más. Todo lo que había sucedido la había llevado a estar allí, atada a aquella silla mientras su lengua le recorría el cuerpo y encendía toda partícula debajo de esta piel húmeda por el ron. Aunque confieso que espero con ansías la hora del castigo con el látigo. un guiño de ojo seguido de la perversa y endemoniada sonrisa que solo ella podía hacer.

Ronroneo, cual gatúbela al hablar, relamiéndose los labios a gusto con lo que acababa de oír. Oblígame a que lo haga, oblígame a ser solo tuya giró el torso levemente para mostrarle su muslo izquierdo, invitándole a que la obligase, sonriendo ampliamente al volver a su posición inicial. Ella no había hecho aquello nunca, pero eso no implicaba que sería mala en aquel momento. En que se divertiría insinuando cosas y dejándose azotar. Porque junto al dolor venía el placer, junto a los nudos que la ataban a la mesa una oleada de placer perverso la llenaba poco a poco, gota por gota. Difícil de saciar. El juguete comienza a vibrar en su primera velocidad, las paredes vaginales de la castaña reciben el choque y sus estímulos comienzan a enloquecer poco a poco. La primera oleada de placer se yergue desde su interior hasta su pecho que bombea sangre con descontrol. Los poros de su piel comenzaron a sentir como su quemaban calorías con el calor generado creando pequeñas e imperceptibles precipitaciones. Besa sus muslos, y azota sus glúteos. Muerde sus labios al sentir el corrientazo escalar con velocidad y generar esos matices tan peculiares; dolor y placer. Sostuvo con más fuerza el amarre en sus manos, arqueando la espalda al aumentarle la velocidad al dildo. Hazlo que entre y salga. le pide, con referencia al juguete que ahora le ejercía tal tortura. La boca de Drake juega con uno de sus senos, sus pezones producto del placer están percibiendo todo con una intensidad incomparable. Jadea, llena del vigor de la juventud y del deseo siendo satisfecho con tal dedicación. Forcejeó de modo inconsciente sus manos, solo quería echársele encima a Drake, jugar con él como las damas no deberían jugar, como no se cubrían las morales establecidas por la sociedad. Tener realmente el suculento placer de ejercer caricias en él que le erizaran el vello como a ella ahora, poder recorrer todo su cuerpo y devorarlo entre besos suaves. Todo suyo. Su cuerpo cálido roza el de ella, la ferocidad que antes había surgido en ella volvió a emerger y el acto felino relucía en sus ojos. Odió haber accedido a ser atada solo porque en ese instante ella esperaba poder acariciarlo con todo sus dedos, necesitaba sentirlo. La estaba enloqueciendo poco a poco cada segundo que él pasaba cerca de ella sin poseerla, y él lo sabía. Ella lo veía en sus ojos y en aquella sonrisa. Comprendió entonces, que aquella dulce tortura seguiría por un rato largo, al que ella no estaba segura poder resistir. No estaba segura de querer resistir mucho, porque una vez derrumbada la pared que ella tenía evitando que él pasara, ya no podía frenarse por demasiado tiempo.
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Mensaje por Drake J. Novogratz Mar Oct 08, 2013 7:59 pm

Abrio la boca cuando lo insulto y entonces se dio la vuelta mientras se pasaba las manos por la cara negando con la cabeza, ella había sido a la que le dio el ataque de mujer dolida e irrespetada y le había plantado senda cachetada que aun le estaba ardiendo la mejilla y ahora el era el imbécil?! Si seria cara e tabla esta mujer…negó con la cabeza antes de voltearse y entonces verla con el semblante duro, con cara de enojo a la N potencia, gesticulando con las manos se puso una mano en la cabeza como “estas loca!!” antes de articular palabra. Y yo soy el imbécil?! Quien fue la que vino de no se donde a cachetearme sin razón alguna?! Por dios helene que te pasa por esa cabeza?! Respondio defendiéndose del insulto que ella le había dicho, una vez termino se hablar respiro ondo y se paso una mano por la cabeza, entre sus cabellos despeinándose un poco antes de mirarla de nuevo con el ceño fruncido que poco a poco se fue convirtiendo en una cara de mera sorpresa, en serio estaba escuchando aquello? No era parte de su imaginación?. ¿Qué que?! helene por dios! Yo nunca eh hecho ese tipo de cosas, no me hace falta decirle a una mujer que la amo para que este conmigo! Aparte hablas como si estuvieras celosa de que eso pudiera ser asi Se la quedo viendo callado, analizando sus gestos, su lenguaje corporal, al verla sonreir negó con la cabeza, aquello no estaba nada bien, ella no era una mujer normal, era todo lo contrario a lo que cualquier persona, hombre, mujer, cosa viviente en el mundo esperaría encontrar en alguien asi, ella era una caja de sorpresa, y claro que si creía conocerla sabia que aquella sonrisa no seria el preludio de nada bueno, entrecerró los ojos un poco y movio la cabeza de lado a lado mientras esperaba el próximo ataque. Por dios helene! A mi no me vengas con esos cuentos que yo no naci ayer, tu crees que yo no se que has estado con hombres que apenas conoces y que te importa muy poco si están o no de novios con alguien? Que quizas estén de viajes y del otro lado del mundo tengan una familia de 7 hijos y una esposa con quien regresar?? No no no! Tu no eres de esas mujeres…tu vives el momento y ya…aquí hay algo mas, a ti te importa siii si lo hace pero no por las razones que me has dado, acaso te importa que yo tenga otras mujeres porque te importo yo? Acaso hay algo mas aquí que no me has dicho??   Respiro ondo al verla caminar lejos de el, al entrar al baño y escuchar aquel portazo cerro los ojos y negó con la cabeza pensando en lo que acababa de pasar, toda aquella situación parecía un sueño, como si de repente estuvieran dentro de una novela a la cual hubieran cambiado de escena tan drásticamente que el espectador quedaría en el limbo si no le dio la atención suficiente a la escena antecesora de aquella extraña y conflictiva nueva serie de cuadros animados, trago grueso mientras caminaba por aquella habitación cual león enjaulado sintiendo dentro todo un remolino de emociones, desde la ira hasta la culpa, pensaba que se había pasado, pero a la vez se daba animos no había sido el único, ella había iniciado aquella tempestad por cuenta propia…el no la había mandado a no medir sus actos, y el como todo animal que era no midio los suyos igualmente. Que mas podía hacer? Las acciones que ambos había realizado en aquel corto tiempo no podían hacerlas para atrás, no podían pensar en borrarlas, estaban hay y nada las iba a cambiar, la calma lleno el cuerpo del moreno y por primera vez en toda su vida su corazón fue el único que mando en sus actos, el único que le dijo que hacer y como hacerlo, besarla fue la mejor forma para el de darle a entender que lo sentía, que no la había querido lastimar, entre otras cosas que esperaba que ella no supiera leer entre líneas, pero que estaban mas claras que el agua en aquel beso, en cuanto ella lo abrazo del cuello el hizo lo mismo por su cintura, la pego a su cuerpo como si ella segundos después pudiera salir corriendo y dejarlo con los brazos vacios, con su cuerpo frio y arrepentido por los hechos que se habían llevado a cabo desde que ella había cruzado el humbral de su puerta. Las palabras sobraban en aquel momento, el moreno había clavado sus profundos orbes azules en los de la castaña leyendo entre líneas lo que en ellos se encontraba reflejado, una pequeña corriente eléctrica cruzo cada fibra de su cuerpo al entender lo que había en ellos, sonrio con suavidad mientras le acariciaba la mejilla con su pulgar por los momentos no iba a decir nada, no quería romper aquel silencio que decía mas que cualquier vana palabra. Permitio que ella se refugiara en su cuerpo, contra su cuello, donde quisiera le dejo un beso en la clavícula, en su hombro mientras le acariciaba la espalda y el brazo, quería sentirla, tocarla, conocer cada parte de su cuerpo, amar cada centímetro de su piel.

Aquello parecía irreal, como si de una historia de fantasía, seguramente una de esas novelas donde la escritora es una mujer totalmente bipolar una noche de subidas y bajadas, de donde habían ido del odio al amor cual montaña rusa que no deja de sorprender a sus usuarios con sus grandes subidas y bajadas repentinas, no habían descansado ni un momento de sus constantes peleas, a pesar de que a el no le importaba mucho, todas esas peleas, discusiones, habían acabado en algo muy bueno para el, se podían gritar, decir que se odiaban pero acabarían fundidos en un beso que a ambos les traería paz, y en su defecto sentimientos mas perversos, lujuriosos que igual acabarían en paz para ambos, fuera como fuera el disfrutaba cada una de aquellas peleas, lo llenaban de diversión. Todos y cada uno de aquellos acontecimientos los habían arrastrado por un mar de sensaciones que los llevarían directo y sin escalas a un lugar al que solo había tenido acceso en sus fantasías, esas que lo despertaban totalmente acalorado a mitad de la noche, con las mejillas rojas, la frente humeda y una sopa interior muy tensa como para ser comoda, una cama ya muy mojada como para poder dormir sobre ella, y ahora se estaban materializando todos y cada uno de ellos, o por lo menos de eso se aseguraría el, de que se cumplieran tal y como los había imaginado ¿lo disfrutaba? No habrían palabra para decir cuanto lo estaba disfrutando. Ah no me digas, fíjate que…yo tambien lo estoy…aunque me sepa controlar…pronto te tendre de pie…frente a mi…y creeme que estare totalmente feliz de complacerte en esos menesteres. Sus palabras fueron acompañadas por una ligera risa ronca que se escapo de sus labios.

Por dios a este paso estaba mas que claro que de aquel encuentro ninguno de los dos iba a salir bien parado, o cuerdo, no eso no podía ser posible, entre ambos se sentía aquella pasión por el otro, el deseo de poseer cada centímetro de su cuerpo, aquellas palabras hicieron que algo retumbara en el interior del moreno, como si una carga eléctrica hubiera atravesado toda su columna vertebral disparando todo tipo de pensamientos subidos de tono, acciones que lo llevarían a obligarla a ser solo suya, como debía de ser, ahora…y siempre . No sabes lo que estas diciendo, despiertas a una bestia…en serio quieres eso? Quieres que te obligue a ser solo mia? A estar a mi merced todos los días de tu vida? Una sonrisa ladina cruzo su rostro en cuanto ella se volteo dejándole ver aquella parte de su cuerpo que estaba cubierta por la madera que se encontraba sosteniéndola frente a ella rápidamente un movimiento de su mano hizo que sobre aquella zona callera un sonoro golpe con la fusta que sostenia en su mano derecha antes de que pudiera volver a su posición inicial. En el momento que encendió aquel juguete que había decidido usar con ella no le había quitado la mirada de encima, quería ver como cambiaba su exprecion facial, como ella se removia sobre aquella superficie plana donde estaba apoyada, aquel seria un pequeño preludio de lo que vendría después, y para el moreno aquel momento era una prueba, necesitaba saber cuanto podría aguantar, que cosas podría aguantar antes de poseerla completamente en cuerpo y alma…la mano izquierda del ojiazul viajo por sus piernas, desde los tobillos, pasando por su rodilla y luego bajando por su muslo mientras sonreía ladinamente complacido ante la respuesta inmediata de ella ante los movimientos de aquel pequeño aparatito, rio con suavidad ante su petición mientras dejaba que su mano bajara por su pierna hasta llegar a la cara interna de sus muslos, muy cerca de su centro de placer, mientras sus labios estaban muy ocupados con sus senos . Si sabes que aquí…lo que suceda lo decido yo…no tu verdad? Que tanto lo quieres helene?. Replico con un tono de voz ronco por la excitación que recorria su cuerpo en aquel momento, pero a la vez bastante autoritario sin sonar duro, el ponía las reglas mientras ella estuviera a su merced como lo estaba en aquel momento, y si deseaba algo debía de convencerlo no de mandarle a hacerlo, sus labios habían abandonado su tarea y ahora el estaba viéndola sonriente, llevando aquella mano traviesa que se había albergado en la cara interna de sus muslos hacia su centro, donde sus dedos buscaron tocar el botón oculto que sabia que dispararía todo tipo de sensaciones en su cuerpo, sus gruesos y masculinos dedos se dispusieron a jugar con el sin tocar el aparato que ahora se movia a una velocidad mas rápida, que ahora estaba en el nivel tres de los 5 que traía para cualquier tipo de deseo, sin moverlo, se encontraba inerte dentro del cuerpo de la castaña donde funcionaba sin que el tuviera nada que ver en aquel acto, sus labios volvieron a tomar posesión de los de la castaña por una fracción de segundo los cuales acabaron en una mordida en el eslabón inferior de sus labios, el cual jalo con determinación antes de abandonarla, de caminar lejos de ella separando sus manos, sus labios, su cuerpo del de la castaña que yacía recostada con las manos atadas frente a el una risa suave salio de sus labios mientras caminaba por el lugar de nuevo al notar como ella forcejeaba con las ataduras que el había realizado en sus manos. Ah ah ah, no helene…no hagas eso…no podrás deshacerlo...  Despues de unos momentos de rodear la habitación volvió a donde se encontraba la castaña, se posiciono detrás de ella y movio una polea que se encontraba empotrada en la pared, le dio vueltas hasta que una cuerda de cuero bajo del techo hasta una altura razonable para que ella pudiera subir las manos y no quedar en puntitas sobre el piso, una vez listo se acerco a ella y la desato de aquella mesa, sin soltar sus manos la hizo levantarse y la guio hasta el centro de la habitación donde la esperaba aquella cuerda que daría paso a una nueva tortura…le subio los brazos suavemente con sus manos que llevo desde su cintura, acariciándola hasta que sus brazos estuvieron a la altura necesaria, la amarro con el mismo cuidado que lo había hecho anteriormente ahora podía tener acceso a todo su cuerpo, por delante, por detrás, sus costados…toda ella…beso su cuello con hambre de ella mientras sus manos ahora se encontraban entre sus piernas metiendo y sacando ahora aquel juguete que aun se encontraba en su interior - Me dijiste que querías ser azotada no?...espero que estes lista para ello. – le susurro al oído casi en un gruñido mientras sus manos aun jugueteaban en el centro de la castaña.
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Mensaje por Helene K. Fickzó Dom Oct 13, 2013 12:16 am

Lucha por contenerse, pues el deseo de gritarle por mirarle de aquel modo. Era una Fickzó, no podía perder los estribos aunque en ese instante eso hacía, él causaba que ella se le volasen los tapones y le hiciera actuar de ese modo. Pues ella en su vida habría librado una batalla con gritos, siempre mostró clase y soberbia, siempre fue la chica que callaba con las miradas hostiles y gesto aburrido que las que abofeteaban a alguien. Ya te dije que si tenía una razón. articula tensando su mandíbula. Una mirada centellante le cruza desafiante por su semblante. Respira profundamente y cuenta hasta diez, pero no deja de desafiar con su mirada al hombre frente a ella.  Seguía tentándola a golpearlo, veía en sus ojos que pretendía herirla aunque no fuese consciente, pues cuando se discute no se busca ganar solo porque puedes sino aprovechar de rebajar al otro a niveles por debajo de los urbano.  Cruza los brazos al nivel de su pecho, ladeando el rostro levemente y arqueando sus cejas “Celos” dice él, no está lejos de la verdad pero es claro que Helene no dirá nada, ni siquiera se va a preocupar por siquiera responderle, está cansada de replicarle que no está celosa. Frunció el ceño, está vez sintiendo la cólera apoderarse de su menudo cuerpo ¿Disculpa? y lo dejó claramente expresado en su tono de voz. ¿Es que él creía que, porque ella era un alma libre no tenía ciertos códigos morales? Si, puede que en más de una ocasión le hayan mentido acerca de su soltería, pero aun así ella se tomaba el momento para averiguar si mentían o no. Incluso en todas sus aventuras solo había estado con dos hombres comprometidos a los cuales enamoró y luego desechó como pañuelos. No te equivoques conmigo, y no busques que te dé otra bofetada para emparejarte las mejillas. advierte, sin pizca de broma, pues comenzaba a sentir que él disfrutaba de hacerla rabiar pero no se daba cuenta que ella estaba ahora en todo el derecho a golpearlo e irse a la mierda. ¿Acaso hay algo que deseas oír con urgencia, que te la quieres dar de astuto? ¿Quieres que te diga que me importas y siento interés por ti? le mira de arriba para abajo, antes de sonreír como la chica que se burla del pequeño que le ha confesado que le ama, burlona, altanera, psicópata, ególatra, bullying…Mezcla de un sentir despectivo con el de la diversión ¿Es eso? ¿De verdad esperas una confesión de mi parte? Soy Helene Konstantinova Fickzó Belikova, hija de Verónika Belikova y Kassian Fickzó, criada entre la aristocracia, la burocracia, los altos rangos militares, la elegancia del reino y el clima cruel que endurece a cualquier mujer; poseo una moral distinta, me gusta jugar y solo soy capaz de amarme a mí del modo que esperas que lo haga contigo ¿No entiendes que solo estoy acá porque quiero algo divertido? No porque tenga motivos ocultos, no te celo porque me importes, ni nada por el estilo. Ahora, yo olvidaré que tienes a una novia o no; y tú me vas a dejar de joder con el tema de “intenciones profundas” Porque en cuanto todo esto acabe, tú me olvidarás y yo haré lo mismo contigo, podemos jugar un rato a la pareja feliz. Pero no fui hecha para complacer el rol de novia, y tú para él de novio; sabiendo esto no tendrás que llamar al otro día fingiendo que te importo o yo no esperaré tu llamada con ilusión. al usar las comillas las encerró con sus dedos y con cada palabra se acercaba a él y se detuvo cuando estuvo lo suficientemente cerca para no poder avanzar más, no mostraba nada. Su semblante inexpresivo, ni siquiera sus ojos mostraron señales de vida. Cegada por la herida causada en su orgullo, entró en su momento de insensibilidad en el cuál no era la misma Helene que siempre se veía, sino una fría y calculadora perra. Tan poco le importó la reacción del morocho que fue capaz de dejarle solo para luego volver.  Y no fue capaz de analizar sus palabras, porque no estaba dispuesta a morir sintiéndose mal. Pero muy en el fondo el sentimiento de culpa la invadía, por haberle hablado así. Estaba dispuesta a seguir siendo así de despiadada con él solo por el mero placer de hacerle callar y que dejase todo. Ni siquiera pensaba claramente pues sus ojos estaban ardiendo por el rojo deseo de matarle en ese instante por ofender su honor. El beso solo fue como un extintor al desastre natural que libraban los titanes en la boca de su estómago.

Por los doce dioses del olimpo, no le costaba nada decir que le gustaba. No era tan difícil ¿O sí? Estaban los dos allí, entre besos y discusiones. Entre caricias de amantes a enamorados, de lo bueno a lo malo, de las ganas de tenerse cada uno en su vida a no querer verse.  Dos cosas opuestas, dos personalidades que solo chocaban y el creador era incapaz de predecir con exactitud qué sucedería.  Él y ella…era dos caras de la misma moneda. Perfectos el uno para el otro, no se podía negar el modo en el que sus labios se abrían para hablar o para besarse y descubrirse. Era demasiado para solo una persona. Tentador ronronea cual gatito que está en el punto más excitante de su comodidad. Se encogió de hombros ”Todos los días de mi vida” puede ser un tiempo eterno o corto; mañana podría estar muerta o en los próximos 99 años. Ya veremos. bueno, eso contaba como una ofrenda de paz en la relación de ambos, porque estaba más que claro que aceptaba indirectamente el que él la hiciera suya. Nuevamente se contradecía con sus actos, porque ella solo estaba confundida. Quería estar con él, junto a él, ser de él y de nadie más. Pero tampoco estaba segura de poder hacer aquello, ella no era mujer de un solo hombre y aún podía haber alguien que le gustase lo suficiente como para que ella cediese y cagase todo lo que estaba siendo construido poco a poco entre los dos en ese instante. “Estoy jodida” pensó, sin poderlo creer.

El pequeño juguete de él se impacta contra sus glúteos una vez coloreando con un rojo tenue, casi rosa sus ovalados glúteos. Los músculos en su cara se contraían en una mueca de placer, entre abriendo los labios soltando el jadeo de lo que era algo que no controlaba. La espalda de la morocha estaba arqueada, con las piernas entre abiertas en un puente bajo; el consolador vibraba a un ritmo, activaba los estímulos en su paredes vaginales y su cerebro en medio de la actividad liberaba endorfina escurriéndose por su cuerpo con lentitud, como el esperma de una vela encendida que desciende a una velocidad lenta pero no en exceso, y al llegar a un cierto punto se endurece. Y las caricias que Drake le daba incrementaban el placer en un porcentaje bastante alto. Juguetea con sus dedos, y el aparato adquiere mayor velocidad. Su corazón se comienza a agitar y es necesario abrir su boca de vez en cuando para poder absorber el oxígeno necesario, dejando escapar uno que otro jadea con placer. Él habla, le dice divertido que no haga aquello que ella hacía, pero no era su culpa que el instinto hambriento de la pequeña se activara de ese modo. Caminó hasta aquella cuerda de cuero, ladeando el rostro al momento que le acaricia la cintura, respira un poco agitada, pero se olvida de todo un momento para apreciar el cómo reaccionaba su cuerpo estaba reaccionando. El vello de su nuca se erizaba y comenzaba a quemar energía, transpirando una leve gota de sudor entre sus pechos. Echó para atrás su cabeza exponiendo su cuello a la merced de su dueño. Sonríe ladina cuando juega con aquel pequeño aparato en su interior, y asiente dando a entender que lo estaba. Estaba más que lista.  
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Mensaje por Drake J. Novogratz Miér Oct 16, 2013 2:33 am

La batalla estaba en pleno apogeo, ambos estaban frente a frente, luchando con sus palabras, con sus miradas, simplemente parecía que ambos iban a explotar, la rabia se había acumulado en el cuerpo del moreno abriéndose paso entre el deseo y la lujuria que la castaña despertaba en el, dejándolo en un segundo plano, sostuvo la mirada contra la de la chica aunque le costaba verla a los ojos sin querer comérsela a besos, en cuanto le respondio entorno los ojos y una risa acida salio de sus labios -. Claro, que lo digas una y otra vez no hace que sea real, si la tenias helene dimela, dimela de frente si fuiste tan valiente para abofetearme celo para decirme que carajos te paso!. – Aquello parecía un duelo del viejo oeste, ambos estaban listos para desenfundar sus armas y disparar a diestra y siniestra comentarios hirientes buscando que alguna de esas balas simbólicas diera justo en aquel punto débil en el cual su contrincante sangraría hasta caer vencido en el campo de batalla, se sentía la tensión en el aire, solo faltaba la bola de paja rodando detrás de uno de ellos para terminar de recrear aquella clásica escena de duelos entre caballeros del viejo oeste, ambos luchando por su orgullo, al escuchar su pregunta giro los ojos y se encogió de hombros- Lo que escuchaste, aquí ninguno de los dos es un santo, tu no eres un angelito caído del cielo, pero como te gusta juzgarme por simples suposiciones tuyas – Se puso las manos en sus caderas mientras le escuchaba, al escuchar su advertencia no pudo evitar simplemente soltar una risa bastante ironica que dejo a su paso una sonrisa ladina un poco burlona, pero bastante coqueta -. No me digas, me vas a golpear ándale inténtalo…veamos que pasa si me golpeas…dos podemos jugar el mismo juego.... – En sus palabras había una total insinuación, si bien el hablaba de jugar no se le había pasado por la cabeza regresarle la bofetada, por mas enojado que pudiera estar no le pondría un dedo encima…no de esa forma, y aquí vamos de nuevo, ¿en serio? Ahora le estaba regresando la pelota, claro que original movimiento el de la castaña-. Oh valla pero que ingeniosa eres, no me respondes algo que es mas que obvio prefieres tirarme la pelota? Ja! Pensé que tenias mejores cartas bajo la manga – Al notar su sonrisa subio un poco la barbilla mientras en su rostro se dibujaba una sonrisa bastante parecida a la de la castaña, aquello estaba poniéndose bueno, enarco una ceja sin borrar aquella sonrisa cuando ella empezó a hablarle de su árbol genialogico ante lo cual el moreno simplemente se sirvió un poco de whiskey y la miro mientras tomaba un poco de este. – Ok ahora dime a mi porque me importa tu árbol genealógico? O que hayas crecido en un mundo burócrata y militar? Helene aquí eso no interesa, tus títulos y todo eso los puedes dejar de la puerta para afuera, crees que me interesan? Oh no no, aquí eres Helene Konstantinova Fickzo Belikova una chica normal que irrumpio dentro de mi departamento, me despertó y me golpeo, no, no espero una confesión no me interesa eso, es que tu crees que a mi me interesa si tu me quieres o no? Si me llamas o esperas a que yo lo haga? No tengo 18 años Helene, no creo en cuentos de hadas, en novelas románticas en la vida real, yo creo en el hoy…en el ahora…y en la sinceridad, en encarar tus problemas, a tus demonios, pero ya veo que tu muy poco sabes de eso... – En cuanto la vio partir un suspiro se escapo de sus labios a la vez que su lengua humedecía sus labios secos, y el whiskey refrescaba su garganta ardiente por tanto hablar, gritar, simplemente de todas las cosas que podían pasar esa noche, jamas se imagino que terminaría hablándole asi.

Si su mente no estuviera demasiado ocupada pensando en que le iba a hacer a la castaña en aquel momento, si no estuviera muy concentrado en vivir el momento, al punto que sus pensamientos eran totalmente nublados, cualquier cosa que no tuviera que ver con la chica que se encontraba amarrada frente a el, o algo dentro de aquellas cuatro paredes simplemente no le interesaba, si no fuera asi solo una pregunta cruzaría por su mente ¿Cómo diablos puede ser esto posible?, como podía ser que aquella noche pasara de ser una mas, una normal noche para descansar, sin nada planeado a una sesión intensiva de lucha en todos sus sentidos, en definitiva ya cualquier cosa podía pasar y el simplemente creería que es algo totalmente normal, rio suavemente al escucharla hablar de nuevo antes de dejarle un beso en el cuello seguido de un sensual mordisco que seguramente le dejaría una marca al día siguiente-. No tienes idea de cuanto – Enarco ambas cejas y frunció los labios en un sentido de “si en eso tienes mucha razón” – Bueno pues si es solo hoy, creeme que lo vamos a disfrutar al máximo, y si no…también . – Sus cejas se movieron con gracia mientras el moreno le sonreía antes de dejarle un nuevo beso sobre sus labios.

La mano del moreno fue directo sobre la marca enrojecida que había dejado aquel juguete que había impactado contra su piel dejándole una caricia de consuelo a aquella zona con cuidado, como si luego de aquello se le pudiera romper ante el mas minimo toque, buscando que el escozor que dejaba a su paso el golpe cesara paulatinamente. Las manos de drake iban y venían viajando sobre el menudo cuerpo de la castaña, estimulando cada zona erógena de su cuerpo, explorando cada rincón, durante todo aquel preludio el moreno no le había quitado la mirada de encima, no había dejado de sonreir levemente, encantado y extasiado debido a la imagen que tenia frente a el, los gestos, las palabras, los sonidos que emitía la castaña tenia a sus sentidos totalmente alerta, no le hacia falta en aquel momento que ella lo tocara aunque no podía negar que estaba bastante impaciente por volver a sentir sus suaves y pequeñas manos sobre su cuerpo, sus labios contra su piel, pero sabia esperar, sabia como auto controlar sus instintos, sus deseos aunque estos lo estuvieran matando poco a poco.

Estaba parado ahora detrás de ella, ahora ambos de pie…sus manos estaban posicionadas en la zona mas intima de la castaña, jugueteando con aquel aparado que había introducido en su interior moviéndolo rápidamente mientras besaba el cuello de la chica que momentos antes le había puesto a su merced, sus besos subieron a lo largo de su cuello hasta su oreja, dejo varios besos suaves en el filo de la misma – Si aguantas esto te voy a dar un premio cariño, si llega un momento en el que no puedes mas dímelo…y yo parare no quiero hacerte daño – le mordio el lóbulo de la oreja con suavidad antes de sacar aquel pequeño vibrador que se encontraba entre sus piernas y se separaba de su cuerpo con pesar, camino por aquella habitación para buscar una Spanking Paddle de cuero negro, seguro de que seria la mejor elección siendo que estaba frente a la primera vez de Helene en aquel terreno… camino de nuevo a donde estaba ella y posicionado a sus espaldas rozo aquel juguete sobre la piel de sus glúteos – Vas a contar todos y cada uno de los azotes, el que no cuentes o que yo no escuche no lo voy a tomar en cuenta… haremos… 20 por ahora…ok? – su voz era fuerte, pero sin gritarle, era autoritario, como un entrenador que esta en medio de una secion con su cliente y debe de enseñarle disciplina ante los ejercicios que se practicarían en el gimnasio, sonrio con suavidad volviendo a pegarse contra su cuerpo y dejarle un beso en la espalda, el cuello y luego sus labios, se paso una mano por el pelo alborotándolo un poco antes de alzar aquel instrumento que tenia entre sus manos y dejarlo con caer con fuerza sobre los glúteos de la castaña, una, dos, tres veces…asegurándose de buscar el alivio entre azote y azote con caricias que buscaran dispersar el dolor, que su cuerpo, su cerebro lo asociara con el placer, y no con una tortura.
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Mensaje por Helene K. Fickzó Vie Oct 18, 2013 8:03 pm

Con un sencillo gesto de desinterés, se cruzó de brazos sobre su pecho y encogiéndose de hombros la comisura de sus labios se curvaron hacia abajo. Porque si. Y si esperabas más, lamento decepcionarte pero es todo lo que responderé. volviendo a sus cabales, recostada a la pared más cercana le observaba con el rostro ladeado, y su pie apoyado en esta. Yo no dije que lo fuera. alzó sus cejas siendo impulsada por su pie lejos de la pared, caminó por la estancia revisando todo lo que se atravesara. Los porta retratos en una mesa, los diplomas, los trofeos. Pero si tengo códigos, ya sabes arrugó la nariz sosteniendo entre sus dedos una foto de él con su hermano cuando eran pequeños, dibujando una sonrisa ligera en su semblante. Escuchó lo que dijo, observándole sobre su hombro ¿Es enserio? ¿"Jugar el mismo juego"? Lo que te faltaba era querer golpearme volvió a observar el retrato, el mejor modo de enfriar esa cabeza suya era la de estar pensando en cosas distintas a la que sucedía en ese instante. Requirió un esfuerzo extraordinario de su parte el volver a ese estado, claro que quemaba la ira que sentía, claro que buscaba responderle del peor modo que se haya. Pero no, aún en su peor estado de cólera ella estaba siendo consciente que si seguía iba a terminar por abrir la bocota. Y no es que fuese algo sencillo de hacer. Depositó de nuevo su foto en la repisa, deteniéndose para sostener una donde estaba su hermano tomando una foto a una pequeña, y de fondo se veía sentada riendo, a Helene. Ese fue el segundo día de clases, hace un par de años cuando se conocieron por primera vez ella y los Novogratz, aunque solo alcanzó a hablarle a Blake con un saludo pues ella era la niñera de Samantha, la pequeña modelo del chico. Y de ese entonces, no le habló más que solo un par de "hola" amistoso; hasta que Drake se le dio por hacer la aparición del siglo creando una atmósfera tensa entre los dos. Lo curioso de la foto, era el enfoque directo a ella. Dejó la foto de nuevo en su sitio, pensando que seguro era de esas cosas que solo se tenían por motivos ajenos, la luz, el paisaje, descuido, no tener una foto con la cual rellenar el porta retrato. Pues actúas como uno le responde a su argumento. Si te importa tan poco, entonces ¿Por qué tanto énfasis en el asunto? Let it go. comenta, abriendo sus brazos agitando sus manos en señal de ahuyentar con estas algo. Y ahora intenta herirme, pues no lo sé Drako, soy "sólo una niña" sonreía como la pequeña traviesa que era, remedando al hombre que de manera algo más elegante había recalcado su corta edad a su lado. Pero descuida, te perdono lo que sea que intentas hacer, pero no va a funcionar conmigo. negó con los labios fruncidos al igual que su nariz negando con lentitud. Alzó sus manos a modo de paz, suspirando lentamente dejando en su sitio la foto que había tomado segundos antes. Vale Drake, lo siento. Vamos a dejar esto así. le miró con ojos suplicantes No tenía porque bofetearte, fue un impulso estúpido. asiente, tomando valor para seguir dejando de lado su orgullo No soy quien para darte lecciones de moral y códigos, eres libre de hacer con tu vida y con quienes están en ella lo que quieras. Se acerca a él nuevamente, mirándole a los ojos con el rostro ladeado de una pequeña que honestamente, se disculpaba, You and I…tenemos algo… se aventura a murmurar, bajando los ojos para huir de aquella prisión a la cual se encerraba en cada minuto que se permitía verle.

Solo dejando de lado su inflado orgullo, es que podía haber seguido sucediendo aquello. Por más que fuese amante de las peleas y ser ella quien triunfara, estaba al tanto que no quería seguir lanzando puñales o cualquier otra arma corto punzante solo para herirle porque en el fondo de ese frío corazón poseía los más ocultos sentimientos de amor por el chico. Y nadie que ama a otro es capaz de herirlo. Ni siquiera por ganar algo, egoísta era ella siempre, pero con él no se atrevía a serlo del todo. Solo con sus acciones era que quizás lo terminaba ofendiendo o hiriendo. Las ganas de salir pitando de su casa se diluían entre cada tanto al punto de escasear. ¿Se quedaría, beberían un café, tendrían un encuentro al amanecer? No lo terminaba de tener cuando ya deseaba más, mala señal. Ciertamente estaba más que claro el resultado de la noche, ninguno era niño ni inexperto. Sabían que esa noche, sería su primera noche juntos. A Neens el corazón le latía fuertemente en su pecho, como si él fuese su primer amante. Vaya que si había tenido muchos excelentes amantes pero nunca sintió algo más que atracción por ellos, el sexo era bueno, pero carente de algún sentido poético como en ese instante. Incluso el modo en el que sus miradas se cruzaban era intenso todo. ¿Drake? interroga, con unas sonrisa sintiendo el beso en su cuello erizando cada parte de su piel, casi es capaz de decirle que lo quería, pero pensó que ese no era el momento. Me haces cosquillas musita, aprovechando no ser vista para cerrar los ojos con una mueca de decepción en su rostro, borrándole de inmediatamente. Alzó sus cejas con extrema curiosidad ¿Un premio? ¿Qué clase de premio? sonrío ladina, asintiendo, suavemente.

La había comprado con aquellas palabras, era como si le hubiese dicho al niño pequeño que le llevarían a por juguetes y dulces si se dejaba revisar por el doctor que le tenía que hacer un chequeo. Adelante. autoriza, correspondiendo el beso de modo un poco más salvaje de lo habitual, volviendo a ser solo una expresión de la lujuria latente entre ambos en aquella habitación de juegos que la perversa mente de Drake había mandado a hacer. El primer azote le propinó una carga de adrenalina activando su cerebro que comenzó a trabajar el doble de rápido. Las pequeñas fibras a delta lleva a través de estás los impulsos nociceptivos, su cerebro corresponde al estímulo con los procesos químicos aunque alerta que sienten placer, no es solo esa parte de su sistema nervioso el que reacciona. Uno...dos…tres…cuatro cuenta entre cada azote con firmeza y claridad, aunque una que otra vez se hacía la que no contaba para sonreír con malicia y recibir uno extra, no es que el dolor le produzca placer, era la circunstancia en la que estaban. Y quien estaba siendo su verdugo castigador.
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Why don't you show me a little bit of spine? [w/Drako] Empty Re: Why don't you show me a little bit of spine? [w/Drako]

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