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Why don't you show me a little bit of spine? [w/Drako]
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Why don't you show me a little bit of spine? [w/Drako]
Recuerdo del primer mensaje :
El corazón le late con frenesí en su pecho, se da media vuelta nuevamente en su cama. Quería dormirse, estar desvelada pensando en él no era de dios. Se levantó de la cama, harta de luchar contra el impulso de encarar lo que sucedía. Entrelazó sus dedos a su espalda, paseando por su habitación cual león enjaulado que se exhibe al público. Incluso se muerde el dedo, no comiéndose la uña como alguien falto de higiene sino más bien con nerviosismo expresado en su máxima potencia. ¿Por qué estaba así? ¿Qué clase de hechizo o maleficio vudú le hizo ese hombre a la pequeña Fickzó? Día y noche imaginando cosas, junto a él. No se lo sacaba de la mente por mucho tiempo y de un modo u otro todo lo que hacía terminaba relacionado con él. Lavaba los platos y la tonta se imaginaba al chico sentado en su mesa con una sonrisa arrogante. Hace dos días casi arrolla a una mujer mayor con su camioneta por estar inhalando la colonia del chico en moto a su lado, la misma colonia que Drake usaba. Enfermizo, eso era todo aquello.
Tamborileó los dedos contra la superficie de la cómoda, observando el vacío. Un punto final era lo que le iba a poner a esa racha de pensamientos que tenía. Estúpido hombre que solo vino a causar problemas y nada más. Salió de la habitación, y se tuvo que regresar al darse cuenta que salía en pijamas de verano, esas que solo constan de la camiseta y la ropa interior de abajo. Tomó sus cosas y se metió a la ducha, seguro eso le iba a hacer mejor. Si, era eso. Quizás la ducha más larga que se ha dado en su vida, se mimó de todos los modos. Llenó la tina con sales de baño aromatizadas y se sirvió vino y uvas. Escuchando de fondo a Vivaldi fue capaz de dejar a un lado aquella idea psicótica de estar atada emocionalmente a un hombre que odiaba. O solo se estaba confundiendo “Es difícil definir entre el odio y el amor” pensó, sacudiendo la cabeza “¿Amor? Pfff, patrañas. El amor es algo psicológico, no existe. Son solo ideas de la sociedad de imbéciles. Puede que si, químicamente algo me atrae a él. Pero, no lo otro. No seas tonta Neens.”
Y así fue como su paraíso personal pasó a ser un infierno. Suspiró saliendo del baño envuelta en una toalla, y se vistió. Nunca usaba vestidos, eran raras las veces que lo hacía pero ese día se antojó de usar uno. Era color esmeralda. Encajaba tan perfecto en su esbelta silueta como un anillo hecho a la medida del dedo. Acentuaba las curvas necesarias y le daban el toque de mujer coqueta y a su vez, de niña buena. Un arma mortal a la hora de verse. La seda acaricia su piel cual amante, ella solo sonríe. Salir de fiesta sería algo bueno. Más que bueno, sería algo fenomenal. Dejó su cabello desordenado que acentuaba su look de fiera indomable. Lo cierto es que ver a aquella chica en esos momentos era una mar de cosas de las que te percatabas y enamorabas. Capaz es muy común creer que es imposible lucir dos cosas opuestas al mismo tiempo, pero aquel cuerpo angelical era la encarnación misma del diablo con una gracia que ni dios podría igualar. Ojos delineados con creyón negro emanan esa arrogancia y poder de la aristocracia, el desdén al resto de los humanos que son menos que ella. Pero esa sonrisa tan dulce y compasiva te atraía a ella cual imán al metal. El hipnótico mover de sus caderas despiertan la lujuria en quien le mire con fijeza y su porte recto la envidia de las mujeres que sepan del tema de la clase.
Dos personas en un mismo cuerpo, nunca sabías cuando estabas lidiando con la buena o mala versión de ella. Solo que ese enigma estaba latente invitándote a precipitarte, a saltar al mar abierto sin saber si el dios poseidon se pondría a tu favor y sobrevivirías a los caprichos de este. Caminó hasta su hermosa camioneta negra, fijando el rumbo a la discoteca. Seguramente encontraba a una de sus sabrosas ahí, esas mujeres eran tan arroceras como nadie. Bueno, con modestia aparte ellas eran el alma de la fiesta y de eso no había duda. Todo iba viento en popa, su mente despejaba estaba puesta en un objetivo y solo uno: Llegar a la discoteca y divertirse. Y eso hizo, el parquero le dedicó una mirada admiradora a la joven al bajar del auto, tragando saliva con nerviosismo, pero ella ni le ve. No, está demasiado ocupada intentando estar ocupada. Pasa directo a la zona V.I.P del local, recostando su cuerpo en uno de los sillones. Como lo había previsto, una de sus conocidas estaba allí, no recordaba su nombre pero la voz de la pelirroja se elevó sobre el sonido de la música diciéndole que estaba guapa.
Los minutos pasan, tik tok hace el reloj y mientras más comparte con la chica más se da cuenta de cuanto quiere irse a su casa. Suspira con pereza, aburrida observando a la chica. Finalmente le dice que se quiere ir que está aburrida, pero la chica enseguida salta con que hay una fiesta por la casa de su novio y que si le daba un aventón y se les unía. Helene siendo Helene, le habría mandado bien ida a la mierda; sin embargo cuando el tercer trago comenzó hacerle volver a pensar en Drake, accedió a llevar a la pequeña a aquella fiesta del demonio y unirse. Condujo siguiendo las indicaciones; apretando las manos al volante con tal fuerza que sus nudillos se decoloraron. De todos los lugares que puede tener la casa del novio de la chica, el de esta pendeja vivía en el mismo lugar que Drake. Le dolió la cabeza, mandando a bajar a la chica porque ella se arrepintió de ir. Le tuvo que gritar que se largara para que la dejara en paz. Como se amargaba ella con los tragos y su terquedad.
Si bien algo la trajo hasta allí, fue por algo. Debía de ser por algo ¿No? Se bajó del auto, armada de valor. Ni se atrevió a tocar, sabía muy bien como entrar y en donde estaba la llave de emergencia. Penetró en el penthouse, sintiendo por primera vez la cobardía arder en sus venas, dio media vuelta para irse de allí antes de ser vista o por él o por una de sus chicas. Además ¿Qué tenía que hacer ella ahí? ¡Nada! “¡Huye!” se grita, pero no se puede ni mover. Cede, cierra la puerta a su espalda y camina a la enorme ventana con esa vista tan perfecta. Quizás si tenía suerte, él había sido invitado a la fiesta de su vecino y no estaba en casa. Contuvo el aire, cuando escuchó que no es estaba sola, girándose para ver de quien se trataba. Se puso nerviosa,.
Mierda.
Tamborileó los dedos contra la superficie de la cómoda, observando el vacío. Un punto final era lo que le iba a poner a esa racha de pensamientos que tenía. Estúpido hombre que solo vino a causar problemas y nada más. Salió de la habitación, y se tuvo que regresar al darse cuenta que salía en pijamas de verano, esas que solo constan de la camiseta y la ropa interior de abajo. Tomó sus cosas y se metió a la ducha, seguro eso le iba a hacer mejor. Si, era eso. Quizás la ducha más larga que se ha dado en su vida, se mimó de todos los modos. Llenó la tina con sales de baño aromatizadas y se sirvió vino y uvas. Escuchando de fondo a Vivaldi fue capaz de dejar a un lado aquella idea psicótica de estar atada emocionalmente a un hombre que odiaba. O solo se estaba confundiendo “Es difícil definir entre el odio y el amor” pensó, sacudiendo la cabeza “¿Amor? Pfff, patrañas. El amor es algo psicológico, no existe. Son solo ideas de la sociedad de imbéciles. Puede que si, químicamente algo me atrae a él. Pero, no lo otro. No seas tonta Neens.”
Y así fue como su paraíso personal pasó a ser un infierno. Suspiró saliendo del baño envuelta en una toalla, y se vistió. Nunca usaba vestidos, eran raras las veces que lo hacía pero ese día se antojó de usar uno. Era color esmeralda. Encajaba tan perfecto en su esbelta silueta como un anillo hecho a la medida del dedo. Acentuaba las curvas necesarias y le daban el toque de mujer coqueta y a su vez, de niña buena. Un arma mortal a la hora de verse. La seda acaricia su piel cual amante, ella solo sonríe. Salir de fiesta sería algo bueno. Más que bueno, sería algo fenomenal. Dejó su cabello desordenado que acentuaba su look de fiera indomable. Lo cierto es que ver a aquella chica en esos momentos era una mar de cosas de las que te percatabas y enamorabas. Capaz es muy común creer que es imposible lucir dos cosas opuestas al mismo tiempo, pero aquel cuerpo angelical era la encarnación misma del diablo con una gracia que ni dios podría igualar. Ojos delineados con creyón negro emanan esa arrogancia y poder de la aristocracia, el desdén al resto de los humanos que son menos que ella. Pero esa sonrisa tan dulce y compasiva te atraía a ella cual imán al metal. El hipnótico mover de sus caderas despiertan la lujuria en quien le mire con fijeza y su porte recto la envidia de las mujeres que sepan del tema de la clase.
Dos personas en un mismo cuerpo, nunca sabías cuando estabas lidiando con la buena o mala versión de ella. Solo que ese enigma estaba latente invitándote a precipitarte, a saltar al mar abierto sin saber si el dios poseidon se pondría a tu favor y sobrevivirías a los caprichos de este. Caminó hasta su hermosa camioneta negra, fijando el rumbo a la discoteca. Seguramente encontraba a una de sus sabrosas ahí, esas mujeres eran tan arroceras como nadie. Bueno, con modestia aparte ellas eran el alma de la fiesta y de eso no había duda. Todo iba viento en popa, su mente despejaba estaba puesta en un objetivo y solo uno: Llegar a la discoteca y divertirse. Y eso hizo, el parquero le dedicó una mirada admiradora a la joven al bajar del auto, tragando saliva con nerviosismo, pero ella ni le ve. No, está demasiado ocupada intentando estar ocupada. Pasa directo a la zona V.I.P del local, recostando su cuerpo en uno de los sillones. Como lo había previsto, una de sus conocidas estaba allí, no recordaba su nombre pero la voz de la pelirroja se elevó sobre el sonido de la música diciéndole que estaba guapa.
Los minutos pasan, tik tok hace el reloj y mientras más comparte con la chica más se da cuenta de cuanto quiere irse a su casa. Suspira con pereza, aburrida observando a la chica. Finalmente le dice que se quiere ir que está aburrida, pero la chica enseguida salta con que hay una fiesta por la casa de su novio y que si le daba un aventón y se les unía. Helene siendo Helene, le habría mandado bien ida a la mierda; sin embargo cuando el tercer trago comenzó hacerle volver a pensar en Drake, accedió a llevar a la pequeña a aquella fiesta del demonio y unirse. Condujo siguiendo las indicaciones; apretando las manos al volante con tal fuerza que sus nudillos se decoloraron. De todos los lugares que puede tener la casa del novio de la chica, el de esta pendeja vivía en el mismo lugar que Drake. Le dolió la cabeza, mandando a bajar a la chica porque ella se arrepintió de ir. Le tuvo que gritar que se largara para que la dejara en paz. Como se amargaba ella con los tragos y su terquedad.
Si bien algo la trajo hasta allí, fue por algo. Debía de ser por algo ¿No? Se bajó del auto, armada de valor. Ni se atrevió a tocar, sabía muy bien como entrar y en donde estaba la llave de emergencia. Penetró en el penthouse, sintiendo por primera vez la cobardía arder en sus venas, dio media vuelta para irse de allí antes de ser vista o por él o por una de sus chicas. Además ¿Qué tenía que hacer ella ahí? ¡Nada! “¡Huye!” se grita, pero no se puede ni mover. Cede, cierra la puerta a su espalda y camina a la enorme ventana con esa vista tan perfecta. Quizás si tenía suerte, él había sido invitado a la fiesta de su vecino y no estaba en casa. Contuvo el aire, cuando escuchó que no es estaba sola, girándose para ver de quien se trataba. Se puso nerviosa,.
Mierda.
Última edición por Helene K. Fickzó el Vie Sep 13, 2013 8:14 pm, editado 1 vez
Re: Why don't you show me a little bit of spine? [w/Drako]
Se cruzo de brazos sobre su pecho escuchándole hablar, era claro que ella no daría su brazo a torcer y ya a el le estaba molestando mas de la cuenta aquella conversación, ambos se defendían a capa y espada, no permitirían que el otro hiciera estragos con su conciencia, con sus principios, entorno los ojos mientras hacia cara de “bla bla bla” ante cada uno de sus comentarios, sin responderlos, no quería volver a entrar al juego del gato y el raton, asi que habían cosas que era mejor dejarlas por la paz, La siguió con la mirada en cuanto empezó a caminar por aquel lugar viéndola dirigirse hacia unas estanterías donde el tenia fotos que significaban mucho para el, negó con la cabeza al escucharle – Me vez cara de animal o de poco hombre? Nunca seria capaz de ponerte un dedo encima, no de esa forma… - El silencio reino en aquella habitación por unos momentos, el moreno fijo su vista en la castaña, y enarco una ceja al ver la foto que había agarrado, camino con calma hasta donde ella se encontraba, sin emitir sonido alguno, estaba estaba sumida en sus pensamientos mientras veía aquella foto, aun recordaba cuando la había robado de entre las tantas fotos que su hermano imprimió para un trabajo, y lo mucho que le costo encontrar el marco perfecto para que cuadrara con ella, con la belleza de la foto…se coloco detrás de ella y llevo las manos a su cintura, si estaba muy bipolar pero ¿que podía hacer? Ella hacia que el se comportara como un completo demente…como lo estaba haciendo en aquel momento-. Hermosa foto no crees? - Le cuestiono con deseos de saber que pensaba de que aquella foto se encontrara en su repisa, entre algunas fotos donde el protagonista era simplemente la familia…algo que era sumamente importante para el.- Pff ya basta helene, ya, me canse de pelear, de seguir corriendo como si fueramos el gato y el raton, aquí muere el tema.... – Se alejo nuevamente de su cuerpo escuchando sus palabras, en serio no planeaba dejar aquello por la paz? Abrio la boca y alzo la mano apuntándola con el dedo a punto de decirle algunas cosas hasta que escucho sus disculpas y entonces se relajo de nuevo-. Nunca podremos estar mas de acuerdo en algo helene…. – Respondio aceptando aquella tregua, que ambos alzaran sus banderas blancas y se hiciera la paz- Ya esta bien…solo quiero que entiendas que si estas aca, si no te eh agarrado del brazo para sacarte a patadas es porque es contigo con quien quiero estar en este momento…y nadie mas tiene porque hacer acto de presencia, sea física o solo mentalmente...- Coloco suavemente una de sus manos en la mejilla de la castaña acariciándole con suavidad su tersa piel con su dedo pulgar.- Yes… we do…Algo que no termino de entender y que me esta volviendo loco… -Respondio positivamente ante su comentario, en cuanto ella bajo la mirada el hizo que la volviera a subir como “mirame” y entonces le dejo un beso calido en su frente dando por terminada aquella batalla campal que estaba ocurriendo entre ambos.
Un adicto, en eso te estas convirtiendo Drake, cual debilucho que no concibe su vida sin una botella de alcohol en la mano, o un porro de marihuana en la otra…quizas con una inyectadora con heronia dentro de ella…justo con ellos te puedes comparar, esta mujer ha llenado tus sentidos, y no muy bien dejas sus labios, su cuerpo, cuando ya la quieres volver a estrechar entre tus brazos, cuando ya quieres volver a poseer sus labios, le hablaba su conciencia, quien le gritaba que aquello estaba mal, quien lo quería impulsar a cortar aquella noche, aquel encuentro y seguir con su vida lo mas normal que pudiera…pero su razón estaba segura que eso no era posible, no ahora…helene se había metido en su sistema, lo había infectado…y ahora no quería…no tendría la fuerza para dejarla ir… .- Dime…¿ocurre algo? - una suave risita salio de sus labios mientras le seguía dejando besos sobre la piel de su cuello, raspándola un poco con la barba de días que no había afeitado hasta aquellos momentos-. Cosquillas? Ah no me digas… - Vuelve a hacer la misma operación con los besos buscando hacerla reir un poco antes de seguir con sus menesteres…por mas que el sabia que en aquellos momentos el debía de permanecer serio, inquebrantable, no podía serlo mucho tiempo, no porque se trataba de ella.- Un premio…uno que nadie ha tenido la oportunidad de escoger – Respondio con simpleza antes de morderle el hombro con hambre de ella, de su piel...
De nuevo el color rojo de la lujuria que latia entre ambos había vuelto a hacer acto de presencia, ya tendrían tiempo para volver a aquel color rosa en el que se había tornado aquel encuentro, no podía ser de otra forma, los actos que se iban a ejercer a continuación correspondido aquella forma de besarse de la misma forma, devorando sus labios y jugando con su lengua, activando el detonador necesario para que entonces el pudiera empezar . Sonrio divertido ante aquella escena, el sonido de cada azote cayendo sobre la delicada piel de la castaña hacia que la suya se erizara, y en cuanto ella olvidaba de contar el solo podía reir con suavidad ya que sabia porque lo estaba haciendo- Con que portándote mal no? - Azote tras azote iban cayendo uno detrás del otro sobre los glúteos de la castaña, cada vez que paraba un momento para acariciar aquella zona afectada por su juguete castigador notaba que el enrojecimiento iba en creciente, mas de lo que podía haber esperado realmente, el ritmo de la mano del morocho iba cada vez con mas rapidez, casi sin pausa entre uno y otro hasta que paraba por unos momentos, observando como el pecho de la castaña subia y bajaba con rapidez, como las gotas de sudor caian por su piel, como sus mejillas acompañaban el color rojizo que ahora poseían sus glúteos, sintiendo como su sangre hervía cual olla de agua puesta sobre una fogata monumental, casi podía sentir las burbujas en ella, como sus musculos se tensaban, como su cara se acaloraba con el solo hecho de verla asi, sumida ante el…entregada completamente a sus deseos mas prohibidos…a los que nunca seria capas de decir en publico, quizas ni siquiera de aceptar ante ella misma.
Los últimos azotes cayeron sobre aquella ya enrojecida piel, que poseía un color que solo era comparable con el rojo que poseían las paredes de aquella habitación, era fuerte, no dejaba espacio para confundirlo con otra cosa, dejo aquel artefacto con el que antes había estado castigando a la castaña, por ponerle un nombre a la cosa sobre la mesa donde momentos antes ella había estado recostada, camino por aquel lugar antes de volver a donde estaba ella y hacer que lo mirara mientras le sonreía ladinamente – eh de decir que no pensé que lo aguantaras tan bien, y que te has ganado tu premio – le deja un beso corto en los labios – elige…deseas terminar la velada aquí…o en mi habitación? – al terminar aquella frase se dio cuenta de lo que había hecho, nunca había dejado que nadie escogiera aquella opción, su habitación era sagrada para el y si estaba en su casa el cuarto de juegos era el todo, solo hay podía terminar una noche de sexo desenfrenado, pero no, para aquel momento el de alguna extraña forma deseaba terminar la velada recostado sobre ella, arropados por las mismas sabanas con las que el se habría tapado antes de ser irrumpido por la intrusión de ella en su morada .
Un adicto, en eso te estas convirtiendo Drake, cual debilucho que no concibe su vida sin una botella de alcohol en la mano, o un porro de marihuana en la otra…quizas con una inyectadora con heronia dentro de ella…justo con ellos te puedes comparar, esta mujer ha llenado tus sentidos, y no muy bien dejas sus labios, su cuerpo, cuando ya la quieres volver a estrechar entre tus brazos, cuando ya quieres volver a poseer sus labios, le hablaba su conciencia, quien le gritaba que aquello estaba mal, quien lo quería impulsar a cortar aquella noche, aquel encuentro y seguir con su vida lo mas normal que pudiera…pero su razón estaba segura que eso no era posible, no ahora…helene se había metido en su sistema, lo había infectado…y ahora no quería…no tendría la fuerza para dejarla ir… .- Dime…¿ocurre algo? - una suave risita salio de sus labios mientras le seguía dejando besos sobre la piel de su cuello, raspándola un poco con la barba de días que no había afeitado hasta aquellos momentos-. Cosquillas? Ah no me digas… - Vuelve a hacer la misma operación con los besos buscando hacerla reir un poco antes de seguir con sus menesteres…por mas que el sabia que en aquellos momentos el debía de permanecer serio, inquebrantable, no podía serlo mucho tiempo, no porque se trataba de ella.- Un premio…uno que nadie ha tenido la oportunidad de escoger – Respondio con simpleza antes de morderle el hombro con hambre de ella, de su piel...
De nuevo el color rojo de la lujuria que latia entre ambos había vuelto a hacer acto de presencia, ya tendrían tiempo para volver a aquel color rosa en el que se había tornado aquel encuentro, no podía ser de otra forma, los actos que se iban a ejercer a continuación correspondido aquella forma de besarse de la misma forma, devorando sus labios y jugando con su lengua, activando el detonador necesario para que entonces el pudiera empezar . Sonrio divertido ante aquella escena, el sonido de cada azote cayendo sobre la delicada piel de la castaña hacia que la suya se erizara, y en cuanto ella olvidaba de contar el solo podía reir con suavidad ya que sabia porque lo estaba haciendo- Con que portándote mal no? - Azote tras azote iban cayendo uno detrás del otro sobre los glúteos de la castaña, cada vez que paraba un momento para acariciar aquella zona afectada por su juguete castigador notaba que el enrojecimiento iba en creciente, mas de lo que podía haber esperado realmente, el ritmo de la mano del morocho iba cada vez con mas rapidez, casi sin pausa entre uno y otro hasta que paraba por unos momentos, observando como el pecho de la castaña subia y bajaba con rapidez, como las gotas de sudor caian por su piel, como sus mejillas acompañaban el color rojizo que ahora poseían sus glúteos, sintiendo como su sangre hervía cual olla de agua puesta sobre una fogata monumental, casi podía sentir las burbujas en ella, como sus musculos se tensaban, como su cara se acaloraba con el solo hecho de verla asi, sumida ante el…entregada completamente a sus deseos mas prohibidos…a los que nunca seria capas de decir en publico, quizas ni siquiera de aceptar ante ella misma.
Los últimos azotes cayeron sobre aquella ya enrojecida piel, que poseía un color que solo era comparable con el rojo que poseían las paredes de aquella habitación, era fuerte, no dejaba espacio para confundirlo con otra cosa, dejo aquel artefacto con el que antes había estado castigando a la castaña, por ponerle un nombre a la cosa sobre la mesa donde momentos antes ella había estado recostada, camino por aquel lugar antes de volver a donde estaba ella y hacer que lo mirara mientras le sonreía ladinamente – eh de decir que no pensé que lo aguantaras tan bien, y que te has ganado tu premio – le deja un beso corto en los labios – elige…deseas terminar la velada aquí…o en mi habitación? – al terminar aquella frase se dio cuenta de lo que había hecho, nunca había dejado que nadie escogiera aquella opción, su habitación era sagrada para el y si estaba en su casa el cuarto de juegos era el todo, solo hay podía terminar una noche de sexo desenfrenado, pero no, para aquel momento el de alguna extraña forma deseaba terminar la velada recostado sobre ella, arropados por las mismas sabanas con las que el se habría tapado antes de ser irrumpido por la intrusión de ella en su morada .
Drake J. Novogratz- Mensajes : 71
Fecha de inscripción : 06/07/2013
Re: Why don't you show me a little bit of spine? [w/Drako]
Aunque ella le estaba escupiendo veneno en la cara, su mente intentaba con todo su poder el calmarle. No hay pelea que la castaña no goce, no hay debate que se niegue. Aqulla no era la excepción, o no lo hubiese sido de no haberse colado aquel pequeño y endemoniado tema de una posible novia por su parte. Y aquel bofetón, seguramente al estar tirada sobre su cama ella reaccionaría y cubriría con la almohada, pensando en la menuda estupidez cometida. Los celos, los celos la volvieron loca. Eso había sido todo el asunto. Punto. Se encoge de hombros de manera desinteresada. Le mira con toda la seriedad del mundo, abriendo la boca como quien va a decir algo de suma importancia. La verdad si tienes un poco cara de animal, una bestia de hecho. Es probable que cuando la luna está llena y en todo su majestuoso esplendor, termines convertido en un mino tauro. O peor, en un 'Drake' no puede evitar esbozar una sonrisa maléfica al final, imitando el sonido fantasmal de los cuentos de terror. Y ya se olvidó del tema que antes había acosado su noche y los más oscuros sentimientos enterrados al fondo de su gélido corazón. Ensimismadas en cada detalle de aquella foto, se dejó llevar por el placer casi perverso de recrear la escena en su memoria, cambiando solo un par de hechos. Le hubiese gustado no haberle mirado de manera despectiva cuando se presentó, no haberse ocultado detrás del cuerpo tan serio de su hermano. De no haberle mirado a los ojos con desafío en sus ojos antes de invitarle a jugar baloncesto, haciendo trampa para ganar...Ella no habría terminado tan loca como lo estaba ahora. Las manos del azabache rodearon la diminuta cintura de la chica, acelerando su corazón desbocadamente, respiró, recordándose como hacerlo. ¿Por qué la conservas? Digo, no es el tipo de repisa en la que colocas una foto de una niña que ni conoces. Ojala y pudiese amarrarse la lengua, y no haberle dicho entre esas palabras que esperaba por respuesta. O amarrarse la lengua para no haber salido con su actitud de niña malcriada.
A lo que él se aleja, así sin más. Maravilloso don que posee la mujer Fickzó. Un premio a la más arruina momentos. Había gente que era lengua suelta, lengua larga, y luego estaban las Fickzó. Apoyó su mano de la pared, dedicándole una mirada suspicaz al hombre. Así que, ¿Es conmigo con quien quieres estar, eh? Ya que, Neens nunca aprendería la lección de quedarse callada. ¿Y nadie más? arqueó las cejas divertida, cual pequeña a la que se le ha contado el amorío de dos amigos suyos y comienza a cantar que están sentados bajo un árbol. Tú...tú me quieres. un aplauso de euforia resuena entre las paredes, entrelaza sus manos dejando solo alzado sus dedos índice y pulgar para señalizarlo sin borrar aquella sonrisa que denotaba la felicidad del momento, junto a la divertida ocasión de meterse con él un rato más. Ohh esto es bueno, ¿Desde hace cuánto? ¿Me has soñado? interroga, colocándose detrás de él con los codos sobre su hombro en reposo, su barbilla apoyada en el hombro derecho y sus ojos clavados en su semblante. Drake James Novogratz tiene un crush con una pequeña, la quiere y la desea. canturrea con ritmo celestial, sobre su oído previo al baile que consistía en estar girando sobre sus talones por el salón, como las bailarinas. La mano de James sobre su tersa mejilla la detiene, saboreando el dulce momento.
Reía por el roce de la barbilla de Drake contra su cuello, cobarde que no pudo decirle que le quería. Pero si lo hacía en ese entonces, iba a quedar como si sólo lo dijese porque quería rellenar el espacio y no porque lo sentía. Su pecho bajaba y subía con cada inhalación y exhalación, equilibrio perfecto entre lo que ella esperaba lucir, y como su cuerpo reaccionaba. Ahora tienes toda mi atención, Mr. Novogratz utiliza el acento ruso que a él le había gustado tanto. El mordisco no sería la única marca que se llevaría a su casa esa noche, los azotes seguían siendo parte del entretenimiento nocturno. Todo aquello visto desde afuera concedía una visión diferente a lo que realmente era por dentro, las llamaradas emergían desde la zona baja de ambos y al no estar juntos, podía sentirse como ambos corazones latían en sincronía. Al final sintió una energía incomparable, indescriptible, indefinible. Pensaba que al último azote ella estaría demasiado agotada para mantenerse de pie, en esos momentos la adrenalina le sorprende enviado millones de corrientes por su cuerpo, activando todos los estímulos. Ese tono de sorpresa. ríe divertida, ¿Helene Fickzó sin poder hacer algo? Para nada, esas cosas no sucedían para ser vistas por cualquiera. Corresponde el beso con entusiasmo, oh dulce néctar de sus labios agridulces, plagados con la belleza del fruto prohibido e inalcanzable, tentadora idea de jugar entre las sábanas entregados a la noche de pecado mortal, como cuando Eva se aventuró a morder la manzana y condenar todo su linaje a una vida de sufrimiento; él le llevaba al paraíso con el dulzor de los carnosos labios. Suculento modo de caminar descalza sobre el fuego, el iris violeta de sus ojos se pigmenta con un color cálido y abrazador, como su pupila se dilata y su corazón se desata. El premio es una total sorpresa, parpadea. ¿A su habitación? eso sería estar demasiado cerca a él, conociendo los riesgos que aquello implicaba, lo mejor era estar lo más lejos de un lecho amoroso.
¡Un mueble, como si fuese solo una porno! que brillante que era la mujer, mientras más vulgar se sintiese, más serían sus ganas de irse. En definitiva ni de coña se iría a su habitación, sobre su cádaver putrefacto enterrado en una fosa con tres metros de profundidad ¡Sería un ultraje si eligiera irse a su habitación! Tu habitación Mierda y gusanos podridos, Helene Fickzó pensaba en una cosa y terminó eligiendo otra. No podía retractarse, ya lo había hecho una vez esa noche y dos era muy feo golpe a su tan apreciado orgullo.
A lo que él se aleja, así sin más. Maravilloso don que posee la mujer Fickzó. Un premio a la más arruina momentos. Había gente que era lengua suelta, lengua larga, y luego estaban las Fickzó. Apoyó su mano de la pared, dedicándole una mirada suspicaz al hombre. Así que, ¿Es conmigo con quien quieres estar, eh? Ya que, Neens nunca aprendería la lección de quedarse callada. ¿Y nadie más? arqueó las cejas divertida, cual pequeña a la que se le ha contado el amorío de dos amigos suyos y comienza a cantar que están sentados bajo un árbol. Tú...tú me quieres. un aplauso de euforia resuena entre las paredes, entrelaza sus manos dejando solo alzado sus dedos índice y pulgar para señalizarlo sin borrar aquella sonrisa que denotaba la felicidad del momento, junto a la divertida ocasión de meterse con él un rato más. Ohh esto es bueno, ¿Desde hace cuánto? ¿Me has soñado? interroga, colocándose detrás de él con los codos sobre su hombro en reposo, su barbilla apoyada en el hombro derecho y sus ojos clavados en su semblante. Drake James Novogratz tiene un crush con una pequeña, la quiere y la desea. canturrea con ritmo celestial, sobre su oído previo al baile que consistía en estar girando sobre sus talones por el salón, como las bailarinas. La mano de James sobre su tersa mejilla la detiene, saboreando el dulce momento.
Reía por el roce de la barbilla de Drake contra su cuello, cobarde que no pudo decirle que le quería. Pero si lo hacía en ese entonces, iba a quedar como si sólo lo dijese porque quería rellenar el espacio y no porque lo sentía. Su pecho bajaba y subía con cada inhalación y exhalación, equilibrio perfecto entre lo que ella esperaba lucir, y como su cuerpo reaccionaba. Ahora tienes toda mi atención, Mr. Novogratz utiliza el acento ruso que a él le había gustado tanto. El mordisco no sería la única marca que se llevaría a su casa esa noche, los azotes seguían siendo parte del entretenimiento nocturno. Todo aquello visto desde afuera concedía una visión diferente a lo que realmente era por dentro, las llamaradas emergían desde la zona baja de ambos y al no estar juntos, podía sentirse como ambos corazones latían en sincronía. Al final sintió una energía incomparable, indescriptible, indefinible. Pensaba que al último azote ella estaría demasiado agotada para mantenerse de pie, en esos momentos la adrenalina le sorprende enviado millones de corrientes por su cuerpo, activando todos los estímulos. Ese tono de sorpresa. ríe divertida, ¿Helene Fickzó sin poder hacer algo? Para nada, esas cosas no sucedían para ser vistas por cualquiera. Corresponde el beso con entusiasmo, oh dulce néctar de sus labios agridulces, plagados con la belleza del fruto prohibido e inalcanzable, tentadora idea de jugar entre las sábanas entregados a la noche de pecado mortal, como cuando Eva se aventuró a morder la manzana y condenar todo su linaje a una vida de sufrimiento; él le llevaba al paraíso con el dulzor de los carnosos labios. Suculento modo de caminar descalza sobre el fuego, el iris violeta de sus ojos se pigmenta con un color cálido y abrazador, como su pupila se dilata y su corazón se desata. El premio es una total sorpresa, parpadea. ¿A su habitación? eso sería estar demasiado cerca a él, conociendo los riesgos que aquello implicaba, lo mejor era estar lo más lejos de un lecho amoroso.
¡Un mueble, como si fuese solo una porno! que brillante que era la mujer, mientras más vulgar se sintiese, más serían sus ganas de irse. En definitiva ni de coña se iría a su habitación, sobre su cádaver putrefacto enterrado en una fosa con tres metros de profundidad ¡Sería un ultraje si eligiera irse a su habitación! Tu habitación Mierda y gusanos podridos, Helene Fickzó pensaba en una cosa y terminó eligiendo otra. No podía retractarse, ya lo había hecho una vez esa noche y dos era muy feo golpe a su tan apreciado orgullo.
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